Activista maya de Yucatán viajará a Estocolmo para la ceremonia del Premio Nobel

Gretty Canché de 22 años asegura que estará cumpliendo su más grande sueño de asistir a la ceremonia que premia a las personas con proyectos que hacen contribuciones notables a la humanidad
lunes, 5 de septiembre de 2022 · 10:23

Una mujer maya también puede ir a Estocolmo y escuchar el nombre de la paz en la ceremonia del Premio Nobel; no es un sueño, es ya una realidad que Gretty Canché, joven maya de Santa Rita Hunukú, Yucatán, sabe posible, porque ella será testigo de la entrega del galardón en la ceremonia que se llevará a cabo en los próximos días en la sala de conciertos de la capital sueca. De esos logros y más está hecha la historia de Gretty.

El sueño

“Cualquier sueño es posible si parte desde uno y si incluso tiene su raíz en entender que el miedo es solo un aliado cuando uno se abre y comprende su mensaje; cumplir con los pasos previos al logro es señal de que el trayecto es el indicado”, afirmó la joven maya a POR ESTO!, aseguró que lo sabe desde niña y lo vive a diario. Ella es un ejemplo de lo que la lucidez que no olvida sus raíces puede lograr.

Con valor

“Desde niña la vida y mis padres me enseñaron el valor de no olvidar las raíces y de no tenerle miedo a nuevas ideas, así como el valor que cada sueño impone como meta por alejado que parezca de ser posible, y así es que he logrado muchos”, afirma la mujer de 22 años que un 22 de octubre del 2000 vio la primera luz en un hogar que ama y respeta, vive y convive desde la raíz maya en Hunukú, situada en el municipio de Temozón y con alrededor de 600 habitantes. En ese pueblo comenzaron a forjarse los sueños y las realidades que Gretty ha hecho posibles.

Y lo ha sido todo, dice, desde reina de belleza, hasta forjadora de grupos de activismo, además una emprendedora que ha roto barreras y que cree en su capacidad para al menos intentar cualquier meta que se imponga. “Soy embajadora de tierras mayas 2022, fui Miss and Mr Gold World International en representación de Yucatán, hoy soy activista comunitaria y miembro del proyecto Insignia Ko’one’ex meeyaj tin wooklalo’on (Trabajemos con nosotros) que fortalece dos tradiciones fuertes de mi pueblo y su historia: la partería y la apicultura”, dice con la mirada iluminada mientras lo cuenta.

Llega a Mérida

Y hace unos años llegó a Mérida, no hablaba bien el español y lo fue aprendiendo, hoy traduce en eventos, como en el de desarrollo comunitario, biodiversidad y derechos humanos para el que fue requerida para esa labor, que no realizó, porque por su luz la eligieron para ser moderadora de una de las mesas y está feliz, porque más allá de la emoción de ser invitada a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz y conocer otro país, ese viaje le concederá otro de sus más anhelados sueños: “Es un sueño que siempre he tenido, porque me da miedo, pero siempre he querido saber lo que se siente y además cuando tengo miedo, me da gusto enfrentarlo”, dice mientras sonríe, voy a volar, por primera vez cumpliré el sueño de viajar en avión y eso me hace muy dichosa”, finaliza mientras sonríe.

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CC