Detectan agroquímicos y desechos humanos en aves y peces de la costa de Yucatán

Un estudio de la UNAM reveló que se detectaron tres tipos de contaminantes en especies marinas y aves de Yucatán, derivado de un uso inadecuado de plaguicidas y la falta de tratamiento de aguas residuales
sábado, 3 de septiembre de 2022 · 09:45

Investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han encontrado tres tipos de contaminación en la costa de Yucatán: por plaguicidas (agroquímicos), por desechos orgánicos y por microplásticos, en los peces y las aves depredadoras, en especial de Celestún y Sisal, reveló la especialista de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación-Sisal de la Facultad de Ciencias, Cecilia Robles Mendoza.

“Esto es debido a un uso inadecuado tanto de los plaguicidas como de los residuos sólidos urbanos en Yucatán”, explica la científica de la Facultad. 

Similares resultados se han encontrado en otros puntos del litoral yucateco, tal como informó POR ESTO!; ahí, tras siete años de investigación, el Laboratorio de Biotecnología Acuícola y Marina del Instituto Tecnológico de México, Campus Tizimín, encontró en las cacerolitas de mar altas tasas de glifosato, un plaguicidas.

Robles Mendoza explicó que, desde hace 11 años, estudian en Celestún y Sisal la presencia de plaguicidas en organismos; hasta ahora, se han identificado y cuantificado en peces y en sus depredadores como las aves garzas, espátula rosada y garceta blanca; en estas, la sangre de los polluelos contenían residuos de fosforados, organoclorados y piretroides.

La experta recordó que, por las características del suelo yucateco, de tipo kárstico, los plaguicidas se cuelan directamente al manto freático, cuya salida está en el mar, por eso las sustancias nocivas llegan hasta las especies de la costa como peces y aves marinas. Los estudios han revelado que los residuos encontrados en las especies marinas aún son mínimas, por lo que el consumo de los peces no pone en peligro al ser humano.

La especialista recalcó que también se realizaron estudios en la especie sardinilla yucateca o gigante (Fundulus grandissimus) en Chicxulub, Progreso y Sisal para conocer su condición de salud. Se analizaron en esa especie los niveles de contaminantes nitrogenados como el amonio, nitrito y nitrato, que son los que se producen de manera natural por la degradación orgánica de organismos muertos, hojas, así como de heces fecales, donde se encontró que los niveles rebasan los límites para la calidad de un ecosistema acuático. Sin embargo, aclaró que estos niveles no afectan al hombre, porque, además, el cuerpo humano tiene estos compuestos y al ser orgánicos los procesa.

El problema de las heces fecales se origina de la falta de tratamiento de aguas residuales en los hogares, pues son pocos los predios que cuentan con fosas sépticas funcionales; además, en el interior del Estado, aún prevalecen los baños en el traspatio donde las heces fecales se cuelan directamente al manto freático y por las corrientes de Sur a Norte van arrastrándolas directamente al mar.

En Mérida, el diagnóstico no es muy diferente; como publicó POR ESTO!, los mantos acuíferos de la capital yucateca están contaminados, principalmente por factores como la fecalización, porque más del 70 por ciento de las viviendas tiene un sumidero que deja pasar todo al manto freático; el 27 por ciento tienen fosas sépticas y sólo el tres por ciento tiene biodigestores.

Cecilia Robles comentó que, además, realizan un estudio para determinar si existe la acumulación de microplásticos en los peces y sus depredadores. Actualmente, se han encontrado estos residuos en el pargo mulato; afortunadamente ha sido una cantidad baja y su presencia sólo está en su estómago el cual no es de consumo humano, por lo que tampoco pone en riesgo la salud.

La científica apuntó que aún les falta emplear el espectro en otras especies y crustáceos, para comparar resultados.

Recordó que los microplásticos son partículas cuyo tamaño es menor o igual a 5 milímetros y su origen puede ser “primario” (cosméticos), o secundario (degradación de plásticos). Explicó que los rayos de Sol lo van degradando, carcomiendo, arrastrando y desintegrando, haciéndolo cada vez más pequeño.

Los microplásticos secundarios nacen de botellas de PET, detergentes o bolsas que se tiran directamente al mar o a través de un deficiente control de los residuos sólidos urbanos que van a parar a las playas.

Destacó que afortunadamente el nivel de contaminación por plaguicidas en Yucatán, así como de microplástico, aún no es alarmante, pero es una señal de alerta si no se toman las medidas adecuadas.

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CG