Advierten peligro en la salud de los campesinos de Tizimín por la exposición a agroquímicos

El uso de químicos para el campo no sólo afecta a los hombres, este también se impregna en la ropa, lo cual causa que llegue hasta los hogares y familias de cada uno de ellos
lunes, 27 de junio de 2022 · 09:23

Sin la vestimenta adecuada y sin un protocolo establecido, es como hacen uso de agroquímicos la gran mayoría de las personas en el Oriente de Yucatán, situación que pone en riesgo la salud de los campesinos que se dedican a aplicar estos productos para el control de la maleza y de plagas.

Juan Bautista Chimal, campesino, explicó que, pese a las etiquetas en los envases, muy pocos emplean dichos productos de manera correcta y menos llevan consigo la protección requerida para evitar exponerse a los daños que los químicos pueden generar en una persona que se expone constantemente a estos. En su experiencia, ignorar las advertencias impresas en los productos conlleva graves problemas de salud del corto al largo plazo, pues es conocido que varios de sus compañeros han presentado enfermedades hasta varios años después.

“Sin mascarillas, sin overoles y sin el calzado adecuado, la mayoría de la gente del Estado hace uso de los agroquímicos, exponiendo su salud” explicó Juan Bautista, quien manifestó que inclusive en su caso sólo porta su ropa de trabajo para aplicar herbicida y muchas veces ni usa botas, guantes o algo que le cubra la boca, la nariz y los ojos, pues la mayoría de las personas aplican químicos de en la región y en gran parte del Estado sólo acostumbran a bañarse y cambiarse de ropa después de fumigar”.

Explicó que el glifosato es lo que más utilizan las personas para el control de la maleza por su efectividad, pues durante 15 días dicho producto va matando la maleza. Sobre este químico, explicó que su olor es poco perceptible, pero muchas personas sufren náuseas, dolor de cabeza o alguna reacción alérgica durante su aplicación. Existen otros herbicidas como el cerillo, cuyo olor no es desagradable para el humano y no causa efectos secundarios inmediatos, pero existen otros, como el tardón, cuyo olor es insoportable tanto para el que lo aplica como para los que están cerca de donde se controla la maleza y produce náuseas y dolores de cabeza.

Lo que es un hecho es que la gran mayoría de la gente, pese a que en la etiqueta del envase se señala que debe aplicarse con el equipo necesario de protección, hacen caso omiso a las advertencias que pudiera ocasionar a la salud; otro de los aspectos que señaló es que en al menos en las casas de las personas que trabajan en el campo hay cuando menos un bote de herbicida u otro agroquímico en la habitación, cuando no deberían estar almacenados en dicho lugar, y mucho menos donde se preparan los alimentos.

Sobre la interrogante sobre si hay que preparar dichos químicos antes de aplicarlos, así como si existe algún lugar que esté diseñado para mezclar los químicos, mencionó que él y sus compañeros simplemente vacían el contenido que utilizarán en un aspersor y luego le agregan agua. “Muchas veces los residuos caen directamente al suelo, ya que tampoco existe un sitio diseñado para ello, lo mismo ocurre al lavar el equipo, puesto que el agua generalmente se tira directo al suelo”.

El aseo de la ropa en la inmensa mayoría de las veces corre a cargo de la mujer, quien tiene contacto directo con los residuos que quedaron impregnados en la ropa y muchas veces su salud se ve comprometida con la manipulación de estos tóxicos.

Explicó que los botes vacíos, llámese herbicidas, insecticidas, fungicidas, van a parar al campo y les toma años en degradarse, por lo que es común que los residuos se filtren al subsuelo causando la contaminación del manto freático.

Juan Bautista mencionó que en las grandes plantaciones se hace uso a gran escala de herbicidas y otros agroquímicos para el control de plagas y hongos, y comentó que muchas veces ha escuchado que las personas sufren un fallo renal por el uso constante de agroquímicos o porque trabajaron en plantíos donde usaba muchos productos de esta índole.

También comentó que otro peligro latente es que, al ser productos que se almacenan cotidianamente en casa, los herbicidas y otros venenos tienden a ser utilizados en suicidios o intentos de suicidio, cómo ha ocurrido en Tizimín y otras localidades de la Entidad.

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CC

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