Manglar del Pueblo Mágico de Sisal, devastado por el crecimiento urbano

Daños severos se han registrado en alrededor de 19 mil metro cuadrados de ciénega, sin que autoridades intervengan para frenarlo
viernes, 20 de mayo de 2022 · 09:18

En los últimos siete años, el crecimiento urbano de Sisal, comisaría de Hunucmá, ahora con rango de Pueblo Mágico, ha devastado 19 mil 640 metros cuadrados de manglar, lo que significa un grave daño a la naturaleza por causas humanas, aseguró Teté  Vaught Charruf, integrante del Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán y representante del Sector de Equidad y Género del Consejo de Cuenca de la Península de Yucatán.

Dijo que Yucatán posee la mitad del manglar de todo México, ahora están en riesgo y tiene importancia porque captura el carbono y genera aire puro, más alta que los bosques y selvas, de ahí la importancia de su recuperación, aunque aquí los estamos perdiendo.

Los manglares de Yucatán, y de manera especial los de Sisal, son unos de los mayores recursos hídricos, así como barreras naturales contra huracanes, purifican el aire y son nidos de miles de aves endémicas y no endémicas de la Entidad.

POR ESTO! detectó que la zona de la ciénaga de Sisal tiene una ocupación importante de habitantes que están, en algunos casos, en etapa de construcción de sus viviendas, talando mangle y rellenando espacios para ganar terreno al mar y establecerse. Son familias de pescadores locales y también de Campeche, quienes reciben el respaldo del comisario municipal, Miguel Antonio Ek Pech, a través de permisos provisionales, pese a que son áreas no habitables y protegidas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Teté Vaught Charruf dijo que en el caso de Sisal la naturaleza, los manglares sobre todo y la duna, está sufriendo daños severos por el crecimiento urbano, sin que las autoridades federales o estatales intervengan para frenarlo, como si no tuviera importancia.

En Sisal, una parte de la población está en contra de los megadesarrollos y tampoco querían aceptar el título de Pueblo Mágico, pero creemos que son muchos los ejidatarios y los habitantes que no quieren perder la belleza natural que caracteriza este puerto para que siga siendo un lugar especial.

Atribuyó el “boom” del crecimiento urbano al interés que mueve a los desarrolladores para vender espacios en sitios tranquilos como Sisal.

“Debemos de proteger esta riqueza natural y las comunidades mayas viven de esto, del ecoturismo, están poniendo en riesgo la naturaleza en medio de una crisis climática mundial, y no podemos poner en riesgo la riqueza endémica de Yucatán, no sólo la naturaleza, sino la biodiversidad, y además el trabajo de la gente maya”, dijo.

La Secretaría de Turismo, Desarrollo Urbano, el Gobierno del Estado de Yucatán deben frenar el crecimiento desbordado, aplicar el precautorio que marca la ley, pero parece que las políticas públicas van orientadas a favorecer a las megaindustrias y a las inmobiliarias que al establecerse no cuidan la naturaleza.

El crecimiento, dijo, es cada vez más alarmante. El principio precautorio que se debe de aplicar ante la situación de daño ecológico es un asunto urgente, porque cuando se lastima la duna o el mangle tarda años en recuperarse y hay países con menor mangle que tiene Yucatán y están luchando por preservarlo, mientras aquí lo estamos destruyendo.

El principio precautorio, añadió, tiene que ver  cuando haya peligro de daño grave o irreversible por ausencia de información o certeza científica y hay que trabajar para prevenir esta crisis ambiental, sólo hay que ver cómo el mar está erosionando las playas, en tanto se da más asentamientos de inmobiliarias en lugares de las áreas verdes protegidas.

“Cómo explicamos que haya desarrollos inmobiliarios cada vez más, bajo el concepto de que Yucatán es una tierra de paz y tranquilidad, pero aún estamos a tiempo para poner un alto. Por su lado, se están haciendo esfuerzos para que los académicos y ambientalistas participen en los ordenamientos ecológicos, pero no se toma en cuenta realmente, lo que a veces hace pensar que se trata de una simulación”.

Por lo contrario, explicó que la política pública de seguir atrayendo inversiones y vender la idea de que es la mejor ciudad y Estado para vivir sin tomar en cuenta los riesgos, es decir, se vende una narrativa sin tomar en cuenta las consecuencias.

Da la impresión que la política pública se orienta hacia lo mercantil y no se evita el daño y riesgo ambiental y tampoco se pide la intervención y participación de las comunidades mayas.

“No hay programas para defender el manglar, eso es claro y evidente”, subrayó.

El acuerdo Escazú, además de impulsar la protección de los defensores del ambiente y del territorio, tiene como objetivo que los Estados de la región garanticen el acceso a la información pública, a la partición ciudadana y a la justicia en temas ambientales.

Hoy por hoy, el mundo es uno de los acuerdos más importantes porque no podemos olvidar que vivimos una crisis global climática y las políticas debe ser acorde con el momento, afirmó.

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CC

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