¡Ecocidas! Investigador del INAH acusa a granjas porcícolas de dañar la naturaleza en Yucatán

Tan sólo 41 años, las granjas porcícolas en Yucatán tuvieron un incremento en su producción, lo que ha generado una ocupación del 51 mil 400 hectáreas
martes, 10 de mayo de 2022 · 09:08

De 1980 al 2021, las granjas porcinas en Yucatán pasaron de producir 25 mil a 500 mil toneladas, un salto explosivo que también representa un consumo diario de agua de 6 mil litros, generando prácticamente un ecocidio en la naturaleza, afirmó el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Iván Franco Cáceres, quien este jueves presentará por enlace electrónico una investigación denominada “Las Mega-Granjas Porcinas, 1991-2022”.

Entrevistado al respecto, el investigador precisó que las megagranjas han llegado a ocupar en Yucatán 51 mil 400 hectáreas de tierras y se ubican en la zona henequenera, donde abunda el agua que puede extraerse sin mucho esfuerzo, la cual ahora están contaminando por sus procesos industriales.

Al exhibir la dimensión del problema en Yucatán, Franco Cáceres dijo que en 1980 las empresas porcinas producían 25 mil toneladas de carne al año, en 1990 llegaron a 60 mil toneladas, luego en el 2000 dieron un salto a 180 mil toneladas, para el 2017 ya eran 350 mil toneladas y las últimas cifras, del 2021, alcanzaron 500 mil toneladas.

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La gran interrogante, dijo, es ¿por qué se produce tanta carne en Yucatán? Explicó que el origen fue la crisis porcina y aviar en China y Camboya, y ante tal necesidad se abrió una parte importante del mercado que era necesario llenar con la producción masiva de carne de cerdo, por lo que la industria buscó el sitio ideal donde se pudiera utilizar agua masivamente para alcanzar la cobertura mundial de carne. Tal es el caso que un kilo de carne de cerdo consume 6 mil litros de agua y 3.5 kilogramos de granos.

A principios de los años 90, la producción en Yucatán de carne de cerdo era mínima. Las empresas que operaban eran Campi y Agroindustrias de Yucatán, con pocas granjas que se ubicaban por la zona de Umán. Sin embargo, de la noche a la mañana la producción tuvo un “boom”.

Hasta las últimas cifras que tiene Franco Cáceres, en la Entidad operan 257 granjas de producción de cerdo y 185 granjas de aves y están asentadas cerca de donde abunda el agua, es decir, donde se ubican los cenotes y áreas bajas del Estado, que en la época de la hacienda se extraía agua de norias con veletas y pozos a pocos metros de profundidad, muy distinto que las del Sur, donde los productores agrícolas requieren pozos que alcanzan hasta 50 o más metros.

Al exhibir las cifras, Franco Cáceres precisó que las megagranjas porcinas ocupan en el territorio yucateco 51 mil 400 hectáreas, las granjas de aves, 18 mil hectáreas; las plantas eólicas, 9 mil hectáreas; las plantas solares, 45 hectáreas; los parques industriales, mil 700 hectáreas; los desarrollos inmobiliarios, 500 mil hectáreas, y los ranchos ganaderos un millón 400 mil hectáreas, datos que ejemplifican la importancia de las granjas en el esquema productivo local.

Tanto las granjas como los parques industriales requieren abundante agua, por lo que están ubicados en la zona metropolitana de Mérida, ocupando generalmente tierras que pertenecieron al ejido. De hecho, expuso que los campesinos tienen en litigio ante los tribunales agrarios -buscan recuperar las tierras despojadas- de 100 a 200 mil hectáreas.

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El investigador expuso que hay una evidente agresión  milenaria de la relación hombre-agua, pues los mayas sabían con exactitud el uso del agua de los cenotes y de la lluvia que captaban, era una expresión sabia, a diferencia del razonamiento industrial y económico de las empresas Kekén, Granjas Carol de México, Promotora Comercial AlPro y Kowi Food, instaladas en Yucatán en una zona que va de entre 400 a 500 mil metros cuadrados y que curiosamente exportan a Asia, Europa y Estados Unidos.

Franco Cáceres afirmó que estamos ante una “crisis del agua para consumo humano y de la fauna, donde las megagranjas aplican el modelo perfecto para alcanzar millones de pesos en ganancias y dañar el agua y el medio ambiente de Yucatán”.

En el fondo, añadió, está la ganadería extensiva de los años 30, el boom turístico de los 90, el TLC del 90, la liberación para venta del ejido en los 90, las transnacionales europeas y el nuevo boom turístico e industrial del acuerdo comercial de América del Norte y la política pública del Gobierno.

Las mega granjas son sinónimo de despojo, de contaminación y de acumulación de riqueza y explotación del ejido y lo resumió de este modo: “Es la oligarquía porcina peninsular”.

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JG