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Por Rubén Darío Hau
2 de Apr de 2022
3 min
Escrito por Rubén Darío Hau
En septiembre del 2011, las hermanas Esther y Lourdes Massa Arceo fueron defraudadas por la empresa “Hogare Palmira S.A de C.V.”, dedicada a la venta de lotes de inversión en la comisaría de Sierra Papacal, en Mérida.
Cuando ellas terminaron de pagar los terrenos en el 2012, la empresa a cargo de Rodrigo Antonio Díaz Gutiérrez nunca les entregó los documentos de propiedad y mucho menos los lotes.
Intentaron negociar la devolución de lo que habían pagado, pero tampoco obtuvieron respuesta de la empresa y lo más relevante que alcanzaron fue obtener 2 pagarés firmados por el hombre, que luego se dieron cuenta que eran falsos porque no se llenaron con las formalidades legales.
Por eso, antes que prescribiera el delito, en abril del 2020 decidieron denunciar por fraude a Rodrigo Antonio Díaz Gutiérrez, pero hasta ahora, dos años después de levantar las querellas, tampoco han encontrado eco en las autoridades. El caso “no caminó”.
En la querella se menciona también a otros involucrados: Jessica Andrade López, Jazmín Pat, María del Pilar Solís Koyoc y Rodrigo Díaz Gutiérrez.
Esther Massa Arceo pagó 15 mil pesos de enganche y una mensualidad de 2 mil pesos. El plazo fijado en el contrato fue de 48 meses, en total ella invirtió 90 mil pesos por un lote regular.
Pensó en ese momento que había hecho la mejor inversión de su vida. Incluso, su hijo vendió un automóvil por 80 mil pesos para acelerar el pago de un lote que ella sólo vio en cierta ocasión en un “tour” de la empresa y le pareció que estaba en el monte y sin división. Le prometieron que todo estaría bien, apenas pagara.
Su hermana, Lourdes del Socorro, también pagó 90 mil pesos por un lote semejante y se atrevió a comprar uno más para la hermana menor, pero por tratarse de un terreno mayor, pagó 118 mil 566 pesos, que liquidó el 2014.
Cuando exigió su lote, le dijeron “no se preocupe, se van a desmontar y van a tener sus escrituras”. Nada, no pasó nada.
La empresa “Hogare Palmira S.A de C.V.” tuvo oficinas en distintos lugares y varias veces cambió de sede para evitar la confrontación con los clientes defraudados. Originalmente, estuvo en la calle 31 C, No. 151, entre 36 y 38 de la colonia Buenavista. En una ocasión se ubicó por la glorieta El Pocito. Luego desapareció.
También desapareció Jessica Andrade, quien fue responsable de cobrar los enganches. En cierto momento se enteraron que a Díaz Gutiérrez se le impuso un brazalete electrónico para que no saliera de Yucatán debido a otras quejas por fraude en la venta de lotes. Sin embargo, nunca cayó en prisión.
Las mujeres, quienes recibieron a POR ESTO! en su domicilio, explicaron que fue por medio de uno de su sobrino, Nicolás Francisco Massa Euán, que se enteraron de la venta de lotes.
Según el croquis que ellas recibieron, se trataba de 41 terrenos ubicados frente al Parque Científico, en Sierra Papacal.
Las hermanas se consideran víctimas de fraude por personas y empresas que venden predios en el monte, sin tener certeza jurídica del predio, que se aprovechan de la buena fe de las personas, y que ahora tampoco la justicia les responde como esperan.
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CG
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