Magia de Sisal, amenazada por el desarrollo urbano y devastación del manglar

En los últimos cinco años, el crecimiento de Sisal ha sido tal que se han devastado 19 mil 643 metros cuadrados de manglar
miércoles, 13 de abril de 2022 · 07:52

El Pueblo Mágico de Sisal, comisaría de Hunucmá, enfrenta dos graves problemas: la devastación del manglar por una ocupación ilegal y el daño en la duna por el “boom” de los desarrollos urbanos y la venta de lotes, cuyos precios pasaron en poco tiempo de 300 mil pesos a 1 millón de pesos.

En el 2017, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), clausuró 30 lotes que habían sido ocupados por “paracaidistas” de Campeche y de la  población de Sabancuy y por algunos lugareños de Sisal. Colocó sellos en una extensión de 13 mil 643 metros cuadrados, pero fueron violados.

Ahora, a cinco años de distancia, la ocupación ilegal no se detuvo, sino que creció llegando a 19 mil 643 metros cuadrados de manglar, lo que genera grave contaminación y devastación al medio ambiente. La gente sigue construyendo sus viviendas en esa zona inundable sin que la Profepa haya vuelto a intervenir.

Saría Manzo

POR ESTO! constató que las familias, para asentarse, han tenido que cortar el manglar rojo, blanco, negro y botoncillo en esa Zona Federal Marítima Terrestre (Zofemat). Los lotes que han obtenido de manera arbitraria son de 10 metros de frente por un fondo indefinido, ya que da hasta la ciénaga.

En esta área protegida la gente sigue ocupando espacios, trayendo a sus familias de Sabancuy y de la ciudad de Campeche para que, tras realizar la actividad pesquera, puedan alojarse sin pagar renta.

Más problemas

Los cortes del manglar se perciben en tres cuadras y hay alrededor de 30 nuevas familias que ocupan ese espacio. Lo primero que hicieron fue retirar los letreros que señalan la prohibición de establecerse en esa zona conocida como “Norte” de Sisal.

Los ocupantes metieron maquinaria y hasta volquetes de tierra para rellenar la ciénaga.

El comisario municipal, Miguel Antonio Ek Pech, consideró que ese no es el problema mayor de Sisal, que recientemente recibió el reconocimiento de Pueblo Mágico, sino la ocupación de la duna costera norte por parte de cuatro empresarios que antes tenían congeladoras y que ahora fraccionaron para venderlo para la construcción de viviendas veraniegas.

De hecho, en esa zona estaban la congeladora Industrias Pecis y otras tres más, que ahora son Villa Castela, Cisneros y que transformaron el negocio de cría y cultivo de peces en otro de desarrollo inmobiliario.

Más de 200 metros del frente de la playa de Sisal ya no es zona pública sino privada. Las embarcaciones pesqueras ribereñas no pueden realizar maniobras por esa zona, sino que tienen que recalar en el centro y sur de la playa.

Por Esto! constató que donde estaban las congeladoras hoy son espacios lotificados listos para vender y otros más ya están en proceso de construcción. Los precios de los terrenos se dispararon en corto tiempo: pasaron de 300 mil a 1 millón de pesos.

“Encapsulados”

El Comisario Municipal manifestó su preocupación porque Sisal ya está siendo absorbido por los desarrolladores, que venden espacios de tierra para vivienda privada. “Ya estamos encapsulados. Sisal ya no tiene dónde crecer”, dijo.

Y a esa situación, la falta de espacio para el crecimiento de la mancha urbana, atribuye que la gente esté buscando ocupar la ciénaga a pesar de que es ilegal.

Sisal tiene 1,837 habitantes, y en el pasado fue el principal puerto de Yucatán, era considerado la puerta de salida para las exportaciones de henequén. Aún se puede ver en el Centro Histórico parte de los edificios de aduanas y oficinas de trámites de la llamada época del “oro verde”.

El comisario también dijo que los habitantes de Sisal, junto con los empresarios restauranteros, están construyendo palapas como negocio para sobrevivir económicamente ante los momentos difíciles para la pesca.

En total, frente a la playa hay 70 palapas que por hora cobran al turista 150 pesos, lo que también constituye un problema por la agresión a la duna costera. El negocio redondo lo hacen Edecio Esquivel, Fátima Kuk, Alan Hernández y Carlos Choch, según dijo la autoridad.

De acuerdo con el Comisariado, es necesario llamar la atención de la Profepa, que ahora no actúa como en el pasado y que requiere regular los espacios de la playa, que son zonas libres, pero que ahora está sometidas al comercio.

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JG