Sillas confidentes: La historia de celos detrás de este icono de Yucatán

La historia surge en el municipio de Bokobá, Yucatán, cuando un padre celoso y su hija que era cortejada por un joven, envuelto en celos, decidió crear esta silla para que no haya contacto físico entre ambos
viernes, 4 de febrero de 2022 · 12:56

Los sititos turísticos en Mérida se caracterizan por estas icónicas sillas, que son muy vistas en la Plaza Grande, Paseo de Montejo, entre otros parques situados en el Centro. De color blanco, las sillas confidentes o sillas de enamorados,  tienen un diseño único y peculiar, las cuales hacen que quienes se sienten en ellas queden casi de frente, son uno de los elementos más admirados y fotografiados por las personas que visitan la ciudad y distintos municipios de Yucatán, quienes también destacan por tenerlas.

Estas se caracterizan con un respaldo redondeado, con brazos colocadas una frente a otra de manera casi paralela y unidas por uno de sus brazos, siendo vista desde arriba con la apariencia de una letra "S". Son perfectas para intercambiar confidencias, secretos y una que otra palabra de amor, siguiendo la razón por la que fueron hechas.

En 1915, con la remodelación de la Plaza Grande, fueron instaladas estas sillas por el entonces gobernador Salvador Alvarado, por lo que se piensa que su forma y diseño son inspirados en las llamadas “Butacas Confidentes”, de la época conocida como “El Renacimiento Francés”, pues en ese entonces la abundancia predominaba y la realeza utilizaba las más exquisitas piezas de diseño. Estas butacas eran un tipo de mueble interior que estaba diseñado para tener conversaciones íntimas. Son muy similares a las sillas “Tú y Yo”.

Con un poco de historia, el silo XIX en Francia se diseñó un mueble compuesto por dos asientos en contra posición, estando uno frente a otro. Fueron creados especialmente para parejas, específicamente para las que recién comenzaban a cortejarse, así, sin perder el contacto visual, y muy al estilo de esa época, manteniendo la decencia y discreción. 

Curiosamente, hay una leyenda en el Estado que narra el nacimiento de las sillas confidentes, relatando la historia sobre un padre y su hija del municipio de Bokobá que era cortejada por un joven local. Envuelto en celos, el padre pidió como condición que ambos se vieran en una banca del parque, pero este, al darse cuenta que al encontrarse, tenían mucha cercanía física en la banca, decidió crear esta silla  que les permitiría hablar de cerca, mirándose a los ojos, pero manteniendo siempre una distancia considerable entre cada uno.

Y así, con una historia de celos, la creación de estas sillas han sido icono romántico, siendo el atractivo visual en los parques del Centro Histórico Mérida, además de las plazas principales de los municipios de Yucatán.

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CC