Cementerio General de Mérida, una ciudad para los muertos dividida en clases sociales

Limbergh Herrera, antropólogo de la UADY, reveló que el cementerio de Mérida cuenta con una sección específica para gente de clase baja y otra zona para los ricos
sábado, 29 de octubre de 2022 · 10:16

El Cementerio General de Mérida es una “ciudad dentro de la ciudad”, que no solo refleja la vida dentro de la capital del Estado, sino también su historia por las peculiaridades, además de mostrar cómo se anexan los diversos grupos étnicos y socioeconómicos, lo que lo convierte en único, al menos, en América, afirmó el especialista en antropología funeraria Limbergh Herrera Balam.

La necrópolis meridana tiene sus propios mitos y leyendas, cuenta con sus barrios para gente pobre y para ricos, así como secciones para yucatecos, libaneses, coreanos y hasta alemanes; además, posee una belleza arquitectónica sin igual, y es vasta la historia que lo caracteriza.

Además, se distingue porque, al menos en América y Europa, es uno de los dos cementerios con calles que los atraviesan y en las que circulan todo tipo de vehículos; el otro es de Corozal, en Belice. En el caso de Mérida, la arteria es llamada avenida de los Mausoleos.

El maestro en Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) explicó que desde que uno se interna por el cementerio se aprecia esa división en la ciudad de los muertos. En el costado Poniente de la entrada principal se encuentran los mausoleos más ricos, esculturalmente hablando, y en el costado Oriente los menos ostentosos.

Por su parte, del doctor en Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, España, Rafael Cuesta Ávila, en su estudio “De la tumba y la vivienda”, relata que, desde la entrada a esta necrópolis, en la acera Poniente inicia con un mausoleo de estilo neogótico, con el cual destaca el simbolismo de verticalidad y espiritualidad. En este costado se aprecian grandes estructuras de mármol de Carrara estilo neogótico o neogriego.

Mientras que la primera hilera del sector Oriente está compuesta por pequeñas estructuras funerarias. Y a partir de la segunda fila, la última morada tiene forma pequeñas iglesias, casas comunes, así como de huano, es decir, nada ostentosos. Por si fuera poco, muy pocos mausoleos, los de la primera fila, tiene una fachada con dicha piedra tallada procedente de Italia, otros de granito, los demás de caliza labrada, pero a partir de la segunda fila, empiezan los materiales propios de la región.

“De acuerdo a la cultura —señala Cuesta Ávila—, la derecha (Poniente) está asociado a lo sagrado, mientras que la izquierda (Oriente) está vinculada a lo profano”.

Pero la diferencia no solo se aprecia en las lápidas, sino además con los nombres de los fallecidos, pero en especial, los apellidos. Al poniente están los osarios donde descansan los restos de las personas que portaron los apellidos más ilustres de la ciudad, todos de origen español, tal el caso de Ortiz, Casellas, Marín, Aznar, García, Fajardo, Preciat, Pérez, etc.

Y al Oriente empiezan a aparecer entre los mestizos los apellidos españoles y autóctonos mayas, tal el caso de Poot, Chan, May, Caamal, Chí, Ayil, Cauich, Pech, etc. Y más en el interior, la mayoría de los que están en el sueño eterno tienen ambos apellidos mayas.

Incluso, a medida que uno se adentra a la sección Oriente se aprecia un traslape de lo urbano a lo rural, donde es drástico el cambio arquitectónico de las estructuras funerarias, así como los nombres de los que ahí reposan.

De manera inmediata se observa que los mausoleos separan a los diferentes grupos étnicos de los demás, división que también se observa por la profesión en vida del difunto, e incluso existen 30 áreas de uso exclusivo para determinados sindicatos.

El también coordinador de la licenciatura de Arquitectura del Centro Universitario Interamericano (Inter), Limbergh Herrera, destacó que mucho del complejo abanico de condiciones socioeconómicas, religiosas y culturales presentes en Mérida puede observarse a través del estudio de su necrópolis.

“Distintos momentos de la historia peninsular se eslabonan a través del recuerdo de sus protagonistas enterrados en criptas, osarios, mausoleos, bóvedas y nichos, que son a la vez un verdadero diccionario de la arquitectura necrológica de los últimos años”, apuntó el profesor investigador emérito de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.

Destacó que estas estructuras físicas presentan formas muy variadas que dependen de las posibilidades económicas de quienes las erigen y de sus preferencias estilísticas, a su vez influenciadas por las modas del momento.

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CC