Colectivo de Mérida pide mejorar estrategias para tratar la violencia digital

Dirigente de "UADY sin acoso" afirma que existe la ley que reconoce la violencia digital, pero falta una policía cibernética mejor preparada, con herramientas capaces de rastrear los perfiles de los agresores
miércoles, 26 de enero de 2022 · 11:30

Rosa Cruz Pech, dirigente del colectivo “UADY sin acoso”, advirtió que, aun cuando se han dado pasos para castigar a los agresores de mujeres, hace falta mejorar los métodos policiacos y concientizar más sobre vulnerabilidad de las víctimas de violencia en Yucatán.

Al pronunciarse sobre la situación de Mónica, una joven cuyo caso ya está bajo investigación por órdenes de una juez, dijo que la violencia digital es resultado de la que se vive en otros ámbitos.

Recordó que se inició cuando la interacción de las personas comenzó a darse en las redes sociales virtuales, donde, además de los ataques a mujeres, hay extorsiones y robo de identidad.

Hasta hace algunos años, la violencia digital no era catalogada como agresión porque no había un daño físico; sin embargo, siempre ha implicado afectación social y emocional.

En este contexto queda precisamente el caso de Mónica, joven víctima de ataques virtuales y reales de sus hoy ex compañeros de escuela -tuvo que abandonarla ante el acoso-, que ayer resolución positiva de parte de una juez. En contraparte, la red de pornografía que implica a estudiantes de 3 universidad aún no tiene resolución.

Aunque el caso de las universidades es de los temas que más están sonando en estos días, ha habido otros casos, como el de la preparatoria 8 de la UADY, en el que estuvieron involucrados profesores. También está vigente el de plataformas como Yucapack y Yucatercos, que siguen publicando imágenes prohibidas.

Señaló que, aunque ya existe una ley, lo que hace falta es una policía cibernética mejor preparada, con más herramientas, ya que actualmente ni siquiera pueden rastrear los perfiles de los agresores; también hace falta sensibilización y capacitación, para los encargados de recibir a las víctimas, porque acaban por revictimizar a las personas.

El caso de Mónica marca un “antes” y un “después” porque es el primero en el que se hicieron valer las perspectivas de género y de derechos humanos, en cuanto a la violencia digital; sobre todo se valoraron las pruebas para este tipo de ilícito: capturas de pantalla, audios y videos.

Hizo un llamado para que las chicas no tengan miedo a denunciar, pero recomendó asesorarse con un abogado y, en todo caso, apoyarse en organizaciones como “UADY sin acoso” o el Frente Nacional por la Sororidad.

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CC