Conoce el convento con un cenote escondido en la colonia García Ginerés en Mérida

El convento fundado hace 64 años, cuenta con un cenote de agua cristalina que era abierto al público, pero al notar que no se cuidaba como debía, se cerró; actualmente labora solo para visitas de conocimiento
sábado, 22 de enero de 2022 · 15:05

Dentro de la ciudad no es poco común encontrarse cenotes, pero existe uno que ha llamado la atención a los meridanos, según puede verse en publicaciones en redes sociales: se encuentra dentro del convento Villa María, fundado hace 64 años, ubicado en la calle 27 de colonia García Ginerés de Mérida.

Irma González Sosa, propietaria del lugar, contó que las hermanas misioneras de María Inmaculada se bañaban en el cuerpo de agua cuando se reunían, y que también hubo un tiempo en el que se abrió al público, pero al darse cuenta de que los visitantes no lo cuidaban se habilitó únicamente para visitas de conocimiento.

Irma González recordó que, cuando se fundó la comunidad religiosa en el inmueble ella tenía 22 años, y ya era la propietaria. Sin embargo, era una casa muy pequeña; con el tiempo, esfuerzo y trabajo, creció y albergó hasta 80 monjas en las reuniones; “el cenote ahí estaba pero sólo era un agujero donde no podías bajar”.

Tiempo después, se le construyeron escaleras y barandillas para descender con seguridad; desde esos años primeros, las religiosas podían bañarse cuando llegaban de sus retiros o hacían encuentros; esa costumbre recreativa de las hermanas permanece al día de hoy.

Relató que hubo una temporada en el que se abrió para todo el público el lugar, pero a causa de que la gente no lo cuidaba y lo ensuciaba, se tomó la decisión que únicamente permitir las visitas para observarlo; nunca se ha cobrado nada por entrar a verlo.

Profundidad de la dolina

El cenote tiene una profundidad de 8 metros y que siempre ha tenido el azul muy característico; la temperatura del agua es tibia y se conecta con otros cenotes cercanos; es uno de los 3 cuerpos de agua que se preserva, pues muchos otros fueron tapados y se perdieron entre las construcciones de la ciudad.

Aunque en años anteriores recibían diariamente de 2 a 3 personas, ahora por la pandemia el lugar se encuentra cerrado; sin embargo, puede visitarse si se siguen todas las medidas sanitarias para proteger la salud de la propietaria, la mujer hoy de 86 años de edad gustosamente funge también como guía.

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CC