Muertes fetales en Yucatán aumentaron un 8 % en la población mayahablante

De 2019 a 2020 se registró un aumento del 8 por ciento de las muertes fetales ocurridas entre mujeres mayahablantes de Yucatán, con 91 decesos, en comparación con hace dos años que tuvo un registro de 84 casos, indicaron datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En el mismo periodo, también se reportó un alza del 78 por ciento de muertes fetales entre mujeres indígenas que no estaban inscritas a alguna institución de salud, ya que, de los 84 casos registrados en 2019, cuatro mujeres no tenían acceso a servicios médicos, mientras que el año pasado el número creció a 18, de un total de 91.

Sobre este tema, el ginecólogo obstetra Alonso Ortegón López, miembro del Colegio de Médicos de Yucatán A. C., explicó que la muerte fetal se puede dar cuando la madre padece hipertensión, diabetes o tenga alguna infección, así como malformaciones congénitas.

“También se puede dar por alteraciones del líquido amniótico, del cordón umbilical, de la placenta, así como algunas complicaciones propias del trabajo de parto”, indicó el médico con subespecialidad en medicina materno fetal, quien añadió que la mayoría de este tipo de decesos se pueden evitar o prevenir si se tiene acceso a una atención adecuada durante el embarazo.

Cabe señalar que el INEGI  reveló que, durante los últimos dos años, el número de muertes fetales registradas en Yucatán entre mujeres mayahablantes sin seguridad social y que no recibieron atención prenatal, se mantuvo, ya que en 2019 y 2020 se registraron tres muertes, respectivamente, de los 22 que hubo en dos años.

Respecto al número de muertes fetales totales registradas en 2019 entre ese mismo grupo poblacional, en siete de los 84 casos, la mamá no recibió atención prenatal, mientras que en 2020 el número aumentó a 11, de 91 muertes fetales, es decir, hubo un alza del 37 por ciento en un año.

Al respecto, la gineco-obstetra María Elena González Álvarez, presidenta del Colegio de Médicos de Yucatán A. C., dijo que estas defunciones también se dan por aspectos sociales que están relacionados con la pobreza.

“Por ejemplo, que tengan un nivel de escolaridad bajo o que sean pacientes de un nivel socioeconómico bajo”, mencionó.

Respecto a lo anterior, las estadísticas del INEGI revelaron que, del total de muertes fetales entre mujeres mayas registradas en 2020 en el Estado, que fue de 32 de 91 casos, es decir, el 35 por ciento de ese total; mientras que las pacientes que habían perdido el feto y/o producto, sólo tenían la secundaria y, únicamente el 5.5 por ciento tenía una profesión.

En 2019, cuando se registró un total de 84 casos de muertes fetales entre sector de la población, en 39 casos (44 por ciento de ese total), las embarazadas que perdieron el feto y/o producto sólo habían concluido la secundaria y en sólo el 3.6 por ciento de los casos totales la mujer había terminado una licenciatura en alguna universidad del Estado.

Ortegón López recalcó que las muertes fetales se pueden prevenir y evitar y, para lograr ese objetivo, dijo que el embarazo se debe vigilar desde las primeras etapas.

“La primera consulta que debe recibir una paciente embarazada se debe hacer entre la semana 11 y 14 de gestación y de ahí consecutivamente ir realizando el seguimiento adecuado”, explicó.

Agregó que entre la semana 11 y 14, la embarazada se debe hacer un estudio del primer trimestre, que tiene como objetivo poder conocer el riesgo que tiene una paciente de que su bebé “tenga síndrome de down, por ejemplo. Que a eso se le llama enfermedades cromosómicas”, así como saber si la mamá tendrá hipertensión durante su embarazo. La especialista añadió que, entre la semana 20 y 24, se debe realizar un “ultrasonido estructural”, cuyo objetivo es descartar malformaciones en el feto, que tenga alguna alteración en su desarrollo.

“Es importante que toda embarazada, cuente con estos dos estudios realizados por un médico materno fetal durante su embarazo”, puntualizó.

Por lo anterior, el doctor Ortegón López resaltó que el control prenatal y “una adecuada alimentación durante el embarazo, es la base para tener un adecuado estado de salud”.

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JG