Ocol Pixán, el depredador de las almas en la cultura maya

Los Ocol Pixán aguardan pacientes por las almas de los agonizantes y así impedir que lleguen al Xibalbá
miércoles, 7 de julio de 2021 · 13:58

La muerte en la cultura maya es la duplicidad entre la vida y la muerte, es considerado un ciclo en el que la materia se desintegra, pero el alma subsiste y tarda cuatro o cinco años en llegar al Xibalbá ó inframundo; después de ese tiempo, el espíritu se diluye y entra por medio del suspiro en la boca de una mujer embarazada para revivir en otro ser y reiniciar así un nuevo ciclo.

Como en todo, existen seres malignos que impiden el ciclo de que las almas viajen a Xibalbá y estamos hablando de los Ocol Pixán, son espíritus funerarios de los mayas y su obligación es vigilar a todas las personas que se encuentran agonizando. Los Ocol Pixán se encuentran escondidos y en silencio aguardan el momento de la muerte de la persona para adueñarse de su alma con fines siniestros.

Para contrarrestar la lamentable acción de los Ocol Pixán  se contrata a un brujo, que son conocidos como X'men, que rezan oraciones milagrosas, el X'men tiene que checar que los techos, las puertas y las ventanas estén abiertas para que el alma escape y los demonios no la alcancen.

Algunas veces la agonía del enfermo es tardada y los antiguos mayas lo atribuían a que la persona cometió a lo largo de su vida muchos pecados y esos mismos no le permitirán descansar, se dice que durante la agonía un familiar del enfermo tiene que darle azotes con una manta enrollada para aligerar la carga de sus pecados. El X’men les tiene prohibido llorar a los familiares porque con las lagrimas humedecen “el camino a la gloría”.

Una de las actividades que se realizaban antiguamente es que después de que la persona fallece los deudos bañan al difunto. Con el agua sucia de ese baño se prepara un caldo y lo toman los que van al sepelio. Esta ceremonia se llama Poc- Keban lavado de pecados.

En la antigüedad a los niños le decían cuando vayan a un velorio por ningún motivo coman nada de la comida. Era una advertencia de los adultos a los infantes. Con el baño del muerto se hacía la comida para ayudar a lavar más rápido las culpas del fallecido y su alma pueda llegar al Xibalbá.

Un relato antiguo dice que una persona que venia fuera del estado se internó en el campo perdiéndose  varias días, después llegó a un pequeño poblado, lo trataron con amabilidad, los campesinos enseguida le ofrecieron de comer y de beber, después de consumir los alimentos se dio cuenta que en esa humilde casa estaban velando a una persona a lo que no le tomó importancia.

Cuando la persona estaba por retirarse del lugar porque encontró alguien que lo lleve al pueblo más cercano, un familiar del muerto se acercó a agradecerle al señor por ayudar al difunto con sus culpas, el señor extrañado le contestó que estaba agradecidos con ellos por haberle dado de comer y beber.

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CA