Yucatán perdió más de 400 mil hectáreas de áreas verdes: Global Forest Watch

De acuerdo con Global Forest Watch, Yucatán ha perdido más del 17% de áreas verdes en los últimos 50 años, esto se debe a la deforestación para fines humanos e industriales
domingo, 25 de julio de 2021 · 08:06

En los últimos 20 años, Yucatán perdió un total de 483 mil hectáreas de cobertura forestal, equivalentes al 17 por ciento del total en la entidad. Sólo el año pasado se perdieron 22 mil 400 hectáreas, de acuerdo con la plataforma Global Forest Watch. Para la organización Pronatura, estos cambios en la cobertura arbórea se deben, principalmente y en más del 50 por ciento, a la actividad agrícola y ganadera, seguida de los incendios que varían cada año, así como a la actividad de cambio de uso de suelo, de acuerdo con Efraín Acosta Lugo, coordinador técnico de la agrupación.

En 2020, de acuerdo con Global Forest Watch Yucatán se colocó en el cuarto nivel nacional como la entidad que más cubierta forestal perdió, con 22 mil 400 hectáreas deforestadas. Pero en el histórico, la entidad perdió, del 2001 al 2020 un total de 483 mil hectáreas, a un promedio de 24.1 mil hectáreas por año.  

En este lapso de tiempo, entre los municipios más deforestados figuran Tizimín con 51.7 mil hectáreas, Yaxcabá con 29.9 mil hectáreas, Chemax 26.3 mil, Tekax 23.3 mil, Temozón 22.8 mil, Peto 18.5 mil, Sotuta 18 mil, Tixcacalcupul 16.2 mil, Valladolid 13.9 mil y Espita con 11.7 mil. Mérida está en la posición 13 con 8.7 mil hectáreas de cubierta forestal perdida. 

Desde 2002 hasta 2020, Yucatán perdió 4 mil 24 hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representa 0.94 por ciento de su pérdida total de cobertura arbórea en el mismo periodo de tiempo. 

Efraín Acosta Lugo, coordinador técnico de Pronatura en la Península, expuso que, desde que se inició con las mediciones, se ha detectado que en los últimos 50 años, por lo menos, alrededor del 60 o 70 por ciento de la superficie forestal de la entidad se ha degradado, lo cual no quiere decir que haya desaparecido por completo, pero sí ha tenido cambios.

“Básicamente, desde que se empezó a medir en los años 70 hasta ahora, ya llevamos un poco más de 50 años en estas mediciones y sí hemos perdido bastante. En una revisión de hace unos 15 años vimos que la vegetación original se ha ido degradando, no es la misma que teníamos antes, está en un estado de conservación diferente y hay zonas más degradadas que otras”, señaló. 

Agregó que las zonas más degradadas en este sentido son aquellas que tuvieron actividad henequenera, así como en las que se da la actividad agrícola y ganadera, donde se ha perdido la vegetación original y se ha transformado a vegetación secundaria y pastizales. 

Además, expuso que hay una zona de manglares, en la costa, desde Sisal a Telchac Puerto, dañada debido a los cambios de uso de suelo y al desarrollo inmobiliario, como casas y hoteles.  

“La deforestación se debe a muchas causas, pero más o menos como la mitad de la superficie es por el aprovechamiento agropecuario, luego le siguen los incendios, que en realidad varían año con año, y afectan en diferente forma, porque no es lo mismo que se queme una hectárea de manglar que una hectárea de pastizales”, comentó. 

Megaproyectos 

La doctora Cassandra Reyes García, investigadora de la Unidad Académica de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), dijo que el tema de la deforestación es importante, porque en la última evaluación de los mapas de cobertura forestal del INEGI del 2015, señala que en Yucatán solo queda sin degradar el 5.5 por ciento de la vegetación primaria y siendo que la que queda más es la vegetación secundaria. 

“Es grave, porque vemos que esta vegetación de bosque primario, la mayoría son humedales, manglares, y el 95 por ciento hablamos de que presenta cierta degradación. Hay que hacer el apunte, sin embargo, de que la selva secundaria está en buen estado de conservación y no hay que cortarla”, expuso. 

“Queda bastante cobertura forestal que es la vegetación secundaria que ya se regeneró, mucho de lo que tenemos es vegetación secundaria que provee muy importantes servicios ambientales, regulación de la lluvia y temperatura, que no haya contaminantes que se filtren al subsuelo, pero se ha menospreciado su importancia, cuando en estas zonas vive la mayoría de la diversidad”, dijo. 

Sin embargo, dijo que se han venido dando situaciones que amenazan la cubierta secundaria. Como ejemplo mencionó el caso de la Reserva Geohidrológica del Anillo de Cenotes, que a pesar de estar protegida se siguen dando permisos, por ejemplo, para granjas porcícolas. En otras zonas como en Progreso, apuntó, se ve la proliferación de las casas que están construyendo y todo lo que están fraccionando y vendiendo, afectando los manglares. 

Por ello, dijo que es preocupante que a nivel nacional se tenga el discurso en torno al Tren Maya, de que en Yucatán no hay selva, porque parece una justificación para seguir desarrollando de forma desmedida. 

“Hablamos de que hay una afectación grave, pero todavía hay algún tipo de bosque, aunque no esté tan conservado para ser un bosque primario y es importante que se fijen zonas de conservación como la Reserva Geohidrológica, pero que se respeten”, señaló. 

La especialista dijo, en este contexto, que también preocupa la deforestación que se va a hacer de la Reserva Ecológica de Cuxtal, al sur de Mérida y que es en sí, la zona más importante de recarga de agua del municipio y un amortiguador de eventos como el calentamiento de las ciudades por las islas de calor. 

“El Tren Maya plantea pasar por ahí, por la Reserva Cuxtal, y habrá una deforestación importante de una zona que está catalogada como protegida”, comentó. 

Acciones de recuperación 

El ingeniero Carlos González Barrios, titular de Comisión Nacional Forestal (Conafor) en la entidad, explicó que la dependencia tiene dos programas principales que desarrolla a nivel nacional para contrarrestar la pérdida de la cobertura vegetal. 

Uno de los más importantes, explicó, es el Programa de Compensación Ambiental, que tiene acciones de restauración forestal de especies nativas y especies prioritarias. En la entidad, expuso, se llevan a cabo 93 proyectos desde el 2014, de reforestación, mantenimiento, seguimiento, protección y con lo cual se les da seguimiento a 5 mil 663 hectáreas. Dijo que se trata de acciones directas en superficies degradadas. 

Otro programa, expuso, es el de Pago por Servicios Ambientales, que son de conservación y para ir contrarrestando la deforestación. Actualmente, se tienen 138 beneficiarios, entre ejidos, comunidades y pequeños propietarios, a los que les damos seguimiento desde 2016, para un total de 87 mil 662 hectáreas. 

A lo anterior se suma, expuso, la labor que se lleva a cabo para el combate y prevención de incendios que en la temporada tuvo 6 brigadas con 44 combatientes y en los municipios también hay; este año hubo 6 con 70 brigadistas en tres municipios, Tizmín, Tekax y Chemax. Expuso que este año la cifra fue sólo de 300 hectáreas afectadas por el fuego. 

Sobre las causas de la deforestación, expuso que las tres principales causas son la agricultura, ganadería e incendios.

“En el caso de los incendios es muy variable. Ahora sólo tuvimos 300 hectáreas afectadas, pero hay años de dos, tres o seis mil hectáreas, pero la ganadería es una actividad permanente y la agricultura, aunque ésta ha bajado un poco, además de los cambios de uso de suelo”, comentó. 

El funcionario expuso que, dentro de las acciones que están enfocadas a especies prioritarias figura la zona costera, como en San Bruno, Dzemul, Hunucmá, Río Lagartos y Dzilam de Bravo, para restaurar la zona de manglar. 

Recientemente, apuntó se inició un proyecto en Dzilam de Bravo para la restauración de 206 hectáreas que, aunque puede parecer poco, es una cifra significativa, porque son áreas muy degradadas y dañadas.

“Estas acciones nos dan la certeza de que impactan de inmediato en la recuperación del ecosistema en beneficio de las comunidades costeras”, dijo. 

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De las zonas más degradadas en cuanto a manglares, expuso que la parte de Chuburná a Progreso y Chicxulub, de Santa Clara, Dzilam de Bravo y llegando a San Felipe, que es un área bastante degradada que necesita muchas acciones y un esfuerzo mucho más fuerte para la restauración, pues apenas se estaría tocando una décima parte.

GH