Mérida: Familias de asentamientos irregulares 'sufren' para completar el gasto del hogar

La pandemia de COVID-19 ha dejado incertidumbre a las familias de asentamientos irregulares debido al encarecimiento de productos y los sueldos muy bajos
viernes, 16 de julio de 2021 · 09:08

Es complicado vivir con mil 200 pesos de sueldo para mantener a tres personas, sobre todo cuando los productos han encarecido tanto en el último año, señaló Cinthia Chi Estrella, habitante del asentamiento irregular de Dzununcán.

Con 19 años de edad y tres viviendo en una endeble casa hecha con madera y láminas de cartón, la mujer señaló que en toda su vida no había sufrido una situación como la que ha pasado durante el último año y medio, pues la pandemia de COVID-19 incrementó la crisis económica de su familia.

“Tengo un niño de tres años, entonces no puedo salir a trabajar y mi esposo sólo se dedica a la albañilería. Él gana mil 200 pesos a la semana y eso tiene que dar para sus pasajes, su comida, la nuestra y aparte la leche que le damos al niño”, mencionó.

Cinthia Chi que mantiene un comedor comunitario para apoyar a las familias que viven a su alrededor, indicó que la situación es similar para todos, pues muchas personas del Sur se dedican a trabajos manuales y sufrieron por los recortes laborales del último año.

“Sí está complicado el asunto, porque todos estamos mal y la pandemia afectó a todos, mientras las cosas suben y suben de precio, eso es lo que nos afecta. Además de que el trabajo no es mucho”, comentó.

Chi Estrella indicó que su comedor comunitario, llamado “El Milagro”, comenzó a brindar alimentos una vez a la semana desde hace dos meses. La iniciativa la tuvo después de ser alentada por Noemí Hernández, conocida por el rumbo como “Mimí”, quien también administra un establecimiento similar en la avenida principal de Dzununcán.

“Aquí somos pura gente humilde y tratamos de buscar lo más económico, pero hasta eso ya subió y ahora tenemos que disminuir lo que consumimos y también lo que vendemos. A veces sólo tenemos para comprar medio kilo o cuarto de tortilla porque también ya subió”, comentó Carmen de la Cruz, hija de Mimí.

El comedor que administra la madre de Carmen Cruz, tiene casi cinco años funcionando, pero en los últimos meses es cuando mayor demanda ha tenido, pues llegan personas de San Luis, Santa Cruz Palomeque y hasta de Emiliano Zapata Sur a pedir alimentos.

“Para todos por aquí es muy difícil, porque todos estamos igual, incluso hay gente que es más humilde que nosotros y vienen a buscar comida cuando no está funcionando el comedor. Nosotros trabajamos y les damos lo poquito que podemos, pero lo hacemos de corazón”, explicó.

Carmen indicó que en la zona de invasión de Dzununcán solamente operan tres comedores comunitarios, que ofrecen servicios los lunes, miércoles, viernes y sábados, pero los días en los que no operan, hay familias que se tiene que conformar con comer tortilla o pan francés.

A toda precariedad, agregó que las personas que viven a sus alrededores tienen la incertidumbre de que el día de mañana se queden sin hogar, pues no cuentan con un papel que avale que el suelo donde duermen les pertenece. Es por eso que los habitante de Dzununcán no construyen casas firmes y pasan dificultades, sobre todo en esta temporada de lluvias y tormentas.

Finalmente, pidió apoyo de la sociedad y comprensión de parte de los empresarios, pues hay a quienes apenas les alcanza para vivir en la ciudad. “Que nos traten de apoyar con lo que sea necesario, con lo que tengan, porque nosotros estamos tratando de sobrevivir”, concluyó.

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GH