Izamal celebra ordenación episcopal del Monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez

Monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez fue nombrado como Nuncio Apostólico siendo el segundo izamaleño en alcanzar esta dignidad episcopal
domingo, 20 de junio de 2021 · 10:46

El Santuario de Nuestra Señora de Izamal vivió de nuevo un hecho histórico, pues por primera vez fue conferida la Orden Episcopal a un sacerdote yucateco, Monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez, cuya ceremonia fue presidida por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario del Estado Vaticano.

En más de 450 años de existencia del convento izamaleño, es la primera ocasión que tuvo lugar una misa de ordenación de tal magnitud y, sobre todo, a un hijo de esta misma ciudad.

Fue por bula del Romano Pontífice Francisco, expedida el 31 de marzo de este año, que elevó a Arzobispo de Viruno al entonces servidor de relaciones diplomáticas de la Santa Sede, Monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez, junto con el nombramiento de embajador diplomático bajo la denominación de Nuncio Apostólico que desempeñará en Papúa, Nueva Guinea.

Es el segundo sacerdote izamaleño en alcanzar la dignidad episcopal, el primero fue el preclaro hijo de Yucatán de nombre Crescencio Carrillo y Ancona, historiador, literato y gloria de las letras yucatanenses, gran celoso pastor del rebaño que había de conducir en la segunda mitad del siglo XIX.

Ayer, muy temprano, comenzó el arribo de los invitados especiales, tanto del Clero como de la Curia Arzobispal. También se contó con la presencia de miembros del Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Mérida, sacerdotes decanos, así como del Alto Clero mexicano y sacerdotes extranjeros amigos de Monseñor Sosa Rodríguez, destacando la presencia del Cardenal Pietro Parolin.

La celebración, así como el conferir la orden y la misa, fue presidida por el citado purpurado, junto con los Monseñores Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán, y Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo Emérito.

La celebración tuvo lugar en el atrio del Convento Franciscano de San Antonio de Padua de Izamal. El altar estaba adornado al pie con flores de color blanco y amarillo, muy acorde con la ciudad; presidieron el altar el venerado Santo Cristo de la Exaltación del cercano pueblo de Sitilpech, que fue traído a Izamal especialmente para la ocasión, así como la imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, que lucía su corona de oro como reina celestial de Yucatán. Estaba, además, una escultura de San José, padre adoptivo de Jesús al que está dedicado este año por mandato del Papa Francisco.

Aparte del Alto Clero mexicano, así como de la presencia de la Curia Arzobispal y clérigos del Arzobispado Yucateco, se encontraban en la ordenación las autoridades locales y gubernamentales, destacando la presencia del gobernador del estado, Mauricio Vila Dosal, y su esposa, así como el alcalde de Izamal, Fermín Sosa, quien es primo y familiar del recién ordenado arzobispo.

También se encontraba la familia y los padres del arzobispo Sosa Rodríguez, quienes tuvieron participación en la celebración, especialmente en el momento de entregarle el báculo tras la imposición de manos.

La misa tuvo su curso normal hasta que, después del Evangelio, se cantaron las preces de invocación, seguida por la toma de protesta de fidelidad del que iba a ser consagrado arzobispo; enseguida tuvo lugar la homilía por parte del Cardenal Parolin, quien exhortó al nuevo arzobispo a seguir fiel a la Iglesia y a Cristo.

Tras concluir la homilía, tuvo lugar la promesa del elegido y erecto arzobispo para luego imponerle las manos por parte de todos los obispos asistentes. Al término de la ceremonia se realizó la plegaria de ordenación, tuvo lugar la unción con el Óleo Santo, vinieron enseguida los símbolos que constan del anillo de pescador, de la mitra y del báculo.

Destacó que, en la celebración, se utilizó el báculo original de Monseñor Crescencio Carrillo y Ancona, que se resguarda en la S.I. Catedral de Mérida, pero al finalizar la celebración el nuevo arzobispo portó su báculo personal, que es una obra tallada en madera del ebanista José Tamayo Herrera.

Al concluir la celebración de la palabra y concluida la comunión general, se cantó el himno en latín del Te Deum, canto de acción de gracias. El nuevo arzobispo recorrió los pasillos impartiendo la bendición apostólica con la mitra en la cabeza y el báculo sostenido en la mano derecha, mientras pasaba vinieron momentos especiales entre los aplausos y la inclinación de los asistentes en reconocimiento a la potestad que carga.

Tras terminar el himno latino, se subió al altar y desde el ambón, Monseñor Fermín Emilio dirigió unas palabras. Su discurso se centró en dar las gracias a su familia, pasando por maestros, párrocos, arzobispos y todas aquellas personas que han intervenido en el crecimiento de su labor sacerdotal.

Fermín Emilio indicó que estaba profundamente conmovido al recordar a sus amigos ya difuntos, como al padre José Antonio López Rivera Cuesy, que fue especial amigo suyo desde su época de seminarista.

Se apreció que el servicio de paramédicos atendió a dos personas del sexo femenino que tuvieron percances imprevistos, una por baja presión arterial y otra por desmayo. Fuera de esto se reportó saldo blanco.

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GH