Cenote Balmil, un espacio extremo y oculto para disfrutar en Homún

Durante esta temporada de Semana Santa, la afluencia de visitantes continuó en ascenso
lunes, 5 de abril de 2021 · 14:40

Ayer domingo, en el primer fin de semana de las vacaciones de Pascua, nuevamente se notó la fuerte afluencia de turistas locales, nacionales e internacionales, quienes llegaron en busca de las frescas aguas de los cenotes.

En grupos o en familia visitaron el cenote Balmil (guardado, en lengua maya), donde se encontraban dentro de la dolina disfrutando de sus aguas frescas.

Mientras que otros paseaban por tierra firme, ya que este cenote tiene un diámetro grande, donde al entrar la escalera recala en la parte seca, y hacia el lado oriente de la misma hay otra área seca, allí en las paredes de ese lado se pueden apreciar unas manitas estampadas, en la pared.

En ese mismo lugar se pueden observar las estalactitas, que forman figuras como la de una mujer durmiendo, que ha sido bautizada como la bella durmiente. Otra es la de un pequeño Buda.

Cuentan los ancestros que este cenote fue habitado por los mayas, quienes lo tenían como su hábitat y lugar sagrado.

Por otro lado, en entrevista con su administrador Doroteo Hau, nos comentó que “en este tiempo donde nos está afectando la pandemia, también implementamos el protocolo sanitario. Antes de entrar al terreno donde está el cenote se tiene que pasar el filtro de desinfección, la aplicación de gel antibacterial y la toma de temperatura”.

“Y dentro del cenote sólo se puede permanecer una hora, para evitar aglomeraciones”, añadió.

“Todo esto lo hacemos para evitar los contagios de coronavirus”, señaló Doroteo e indicó que se coordinan por medio de una bitácora, donde van llevando el tiempo de estancia de los visitantes dentro del cenote.

Después de visitar este ojo de agua, que es uno de los que está por el circuito de los cenotes, los turistas se dirigen a la dolina Chel Paak (reflejo de arco iris).

Éste es uno de los pocos cenotes extremos, ya que no cuenta con tierra firme para caminar dentro de ella. Desde una altura como de diez metros allí está, como un pequeño trampolín, desde el cuál uno se tira al agua, que tiene una profundidad de entre doce a quince metros.

Dicen los guías que este cenote, cuando el sol está en medio del cielo, es decir, al mediodía, se ve el agua de los colores del arco iris que se reflejan en la pared.

De igual forma, en este cenote sólo puede permanecer un número reducido de personas, por su pequeñez, ya que así se evitan aglomeraciones. También aquí se implementa el protocolo sanitario y dentro de las aguas pudimos observar una familia de Mérida, los  Ojeda Martín, quienes decidieron pasar su domingo en contacto con la naturaleza.

Por el camino del circuito de los cenotes también se pudo observar a elementos de la Policía Municipal, quienes exhortaban a los paseantes, así como al guía de turistas a usar el cubrebocas de manera adecuada, así como el gel antibacterial. Ya dentro del agua se pueden retirar la mascarilla pero únicamente para bañarse.

SY