Maní: Alan Ramírez, joven escultor que plasma su obra en piedra

El joven, de 34 años de edad, es un pintor y escultor que plasma sus obras con el pincel y la piedra
domingo, 14 de marzo de 2021 · 09:37

Alan Alonso Ramírez Trejo, de 34 años de edad, es un destacado pintor y escultor que con su pincel y el tallado de la piedra ha creado llamativas obras de arte que causan la admiración de propios y extraños.

Originario de la hoy alcaldía de Iztapalapa, de la Ciudad de México, pero avecindado en Maní desde hace dos décadas, Alan Alonso se ha ganado el cariño de los lugareños con su peculiar personalidad y, sobre todo, por el trabajo que ha realizado en la comunidad y localidades circunvecinas.

“Desde niño me gustó pintar, recuerdo que recogía pequeñas piedras, les buscaba forma y luego las pintaba”, platicó Ramírez Trejo mientras enseñaba algunas pinturas y piedras labradas que adornan su hogar ubicado en la calle 24 por 26 de la colonia Santa Lucía.

El hombre rememoró momentos de su infancia en los barrios de Iztapalapa, donde convivió con otros niños que compartían el gusto por el arte y de quienes fue aprendiendo algunas técnicas.

 

A la edad de 8 años realizó su primer trabajo a base de plastilina: “en cierta ocasión mi padre me compró 5 barras de plastilina con las que hice un personaje grande de los Caballeros del Zodiaco, tiempo después lo vendí”, refirió.

Herencia paterna

Tras su primer contacto con el arte, Alan Alonso se fue interesando gradualmente en el dibujo y luego en la pintura gracias a su padre Fernando Ramírez, de quien heredó el talento, pues es un destacado pintor y escultor.

“Mi padre comenzó con la pintura como a los 19 años, poco a poco fue mejorando su técnica. Él no tenía el apoyo de sus padres, pero no se desanimó y tomó unos cursos en Bellas Artes. Ahora vive de eso”, indicó.

Fue en diciembre de 1999 cuando, por azares del destino, padre e hijo llegaron a Maní para realizar una pintura como parte de un trabajo, sin imaginar que se establecerían para formar una familia.

“Tenía como 13 años cuando llegamos a Maní. Cierto día, viendo el libro del Atlas de México, le pregunté a mi papá cómo se llamaba ese lugar (Yucatán) y le cuestioné: “¿Será que algún día iremos?, es posible, me respondió”.

Tras cumplirse aquel sueño, Alan Alonso continuó desarrollando su talento en la pintura para plasmar una gran variedad de obras de arte que ahora dan vida a paredes y espacios públicos en Maní y otros municipios; bellos paisajes y demás imágenes que cuentan historias.

Basta con plantearle una idea para que el pintor la mejore y perfeccione con esa habilidad, creatividad y experiencia que ha ido forjando. Una pared, un árbol, una tela o hasta un tronco de madera o cáscara de coco son espacios idóneos para dar color y vida.

Tallar la piedra, un reto

Con el paso de los años, de forma paulatina, el hombre fue alternando la pintura con el laborioso labrado de piedra, un trabajo que representa todo un desafío y que también conjunto talento, habilidad y sobre todo paciencia para crear con cada cincelada y martillazo piezas de arte.

“Algo estaba activado en mi cabeza, pero que no había explotado. Regresé a mi infancia y fue como me entró la curiosidad por la escultura. Es como si la piedra te dijera: ‘mírame, tengo forma de esto’. Es cuestión de imaginación y creatividad, algunas tienen su forma y sólo es trabajarlas un poco”, refirió.

Actualmente, el hombre esculpe una gama de figuras de todo tipo en piedras, para posteriormente brindarles un toque de color o teñirlas de un pigmento natural, que es el kancab, para finalmente agregarle un sellador para mayor durabilidad.

En un recorrido por el patio de su predio se pueden observar numerosas piezas, algunas listas y otras en proceso, que ornamentan el hogar. Cada trabajo revive historias y personajes representativos de la cultura maya.

El gusto por dichas manifestaciones artísticas están siendo desarrolladas por los hijos de Alan Alonso, quien compartió que Fernando Esteban y Rafael Antonio Ramírez Poot, de 12 y 8 años de edad, respetivamente, dedican sus ratos libres al dibujo y la pintura, incluso a la escultura en piedra.

Con ello, el talento nato en las dos disciplinas artísticas, pintura y escultura, se hace evidente en tres generaciones (padre, hijo y nietos), cuyos trabajos se observan en Maní, Dzan, Chumayel, Homún, entre otros municipios de la zona.

SY