Adam Alberto, artista urbano que canta para vivir en Mérida

Una ruptura amorosa lo hizo salir del Estado de México para regresar a radicar a Yucatán. A pesar de enfrentar un duelo de emociones, Adam Alberto Hernández Fuentes retomó la música urbana para superar el problema y salir adelante en tiempos de pandemia.

Con los zapatos boleados, camisa de vestir y la careta bien puesta para evitar enfermarse de coronavirus, el cantante se encuentra optimista y decidido a emprender sus proyectos en la capital yucateca.

El músico comentó que lleva cerca de ocho años viviendo en Mérida, pero la crisis económica lo obligó a regresar al  Estado de México con su pareja y, después de unos meses, la relación acabó, para de nueva cuenta retornar a la península yucateca.

Al respecto, el artista urbano de 30 años de edad, dijo que “el mayor motivo por el que volví a Yucatán fue la ruptura de amor; desde entonces, tomé la decisión de alejarme para que el problema no me afecte. Lo único que me pone triste es no ver a mis dos hijas. Su mamá me prohíbe hablar con ellas y en la música encuentro un poco de alivio para recordarlas”.  

“Me quité de esta ciudad cuando la pandemia estaba en lo más fuerte. Hice como seis meses en el estado que nací y, tras el rompimiento, decidí alejarme de todo y enfocarme a la música”.

Lleva alrededor de 14 años en el oficio y en la actualidad es su fuente de trabajo que le da para sostenerse, alimentarse y pagar su renta.  Suele recorrer la zona Norte, Poniente y Sur de la ciudad para generar los ingresos suficientes y así sobrevivir económicamente.

“Conozco la ciudad y sé por dónde moverme. Actualmente vivo en un cuarto muy reducido por la colonia Juan B. Sosa, pero como estoy solo, me la paso más tiempo en la calle que en mi casa para juntar más dinero”, expresó.

En cuanto a su música, señaló que, “trato de componer mis propias canciones para ofrecer algo diferente a las personas. Considero que la gente yucateca es amable y nunca he tenido algún problema trabajando en los camiones. Lo más incómodo fue cuando una señora me gritó en el camión; creo que tuvo un mal día”.

Destacó que entre sus metas está poder cantar en un futuro en los bares de la zona para dar a conocer sus interpretaciones: “debido a la pandemia este proyecto se ha quedado estancado, pero confío que cuando, pase la contingencia, pueda alcanzar dicho anhelo. Me considero bueno en lo que hago y será cuestión de tener una oportunidad para demostrar mi potencial”. 

Finalmente, compartió que a la semana se lleva al bolsillo poco más de dos mil pesos para salir adelante y comprar lo necesario en alimentos.

JG