Yolanda, de empacadora a 'viene viene' en Mérida: Historia

Desde el inicio de la pandemia, cerca de mil 500 adultos mayores se quedaron sin oportunidades de empleo al ser excluidos laboralmente
martes, 2 de febrero de 2021 · 10:20

Desde marzo del 2020, al detonarse la pandemia del COVID-19, Yolanda B. no pudo continuar trabajando como empacadora de supermercado debido a ser parte de la población considerada “de riesgo”. La necesidad la ha orillado, a sus 67 años, a convertirse en acomodadora de autos o “viene viene”, como coloquialmente se les denomina a quienes realizan esta labor. La jornada de 8 horas diarias la termina agotando, pero no hay de otra, ya que debe pagar sus deudas y atender a su hija, quien hace poco fue sometida a una operación de trasplante de riñón.

Hoy pide que tanto a ella como a sus compañeros se les permita volver a laborar empacando compras, como ha ocurrido en otras Entidades. Narró que, como muchos de sus colegas, no ha podido realizar esta actividad; por desgracia, a pesar de contar con una formación como secretaria bilingüe, su edad ha sido un obstáculo para conseguir trabajo.

Como “viene viene” tampoco ha sido fácil conseguir el sustento porque no hay mujeres en esa actividad desarrollada principalmente en los estacionamientos de los supermercados. La oportunidad anhelada llegó del gerente de una tienda de la cadena donde empacaba; no sólo fue para ella sino para un grupo de mujeres adultas mayores, quienes ahora trabajan guiando a los automovilistas y acomodando los carritos del supermercado.

“Intenté haciendo ventas de cambaceo, pero es agotador andar bajo el sol y que no te compren nada. Acá nos dieron la oportunidad, pero también es muy cansado porque hay que trabajar 8 horas, de siete de la mañana a tres de la tarde. Pero para mí no hay de otra porque tengo que trabajar tengo una hija que le trasplantaron un riñón y no la han dado de alta está en proceso de recuperación y son muchos gastos. Aunque me canse de estar caminando y bajo el sol, tengo que esforzarme”, expuso.

Dijo que la petición de que la dejen volver a trabajar en el supermercado es porque hay municipios, como Saltillo, donde los empacadores ya están laborando de nuevo. Recordó que el año pasado hicieron una manifestación en Palacio de Gobierno y no hubo respuesta. Ayer, un par de empacadores acudieron al Congreso del Estado para reunirse con una diputada de Morena para pedirle apoyo en el tema.

“Yo, como sea, puedo comer frijoles y arroz, pero mi hija necesita dieta especial: pollo, verduras, pescado. Mi hijo nos ayuda, pero es muy poco y tengo deudas, además de pagar 2 mil 500 de renta. Sólo pedimos que nos dejen trabajar de nuevo”, reiteró.

“Empacando nos iba bien y no estábamos bajo el sol 8 horas como ahora. Además, la gente a veces con todo esto del COVID-19 no se quiere acercar y no nos dan propina. Empacando sí nos iba mejor”, expuso. Sobre su hija, expuso que en 2 años la han ingresado en 5 o 6 ocasiones y no la han dado de alta; Yolanda B. se tiene que hacer cargo de los gastos y por ello pidió al Gobierno y a las autoridades de salud que sean sensibles y los dejen trabajar.

Junto con Yolanda, Jaime L. está en la misma situación; a sus 67 años laboraba como empacador en un supermercado, pero desde marzo ya no puede. También optó por intentar de “viene viene”, pero considera que es agotador.

“En mi caso tengo una pensión pequeña, mínima, y de empacador me ayudaba bastante. Pero ahora acá andamos bajo el sol, jalando carritos del súper, corriendo detrás de los autos. Creo que para nuestra edad ya es demasiado”, dijo.

Consideró que la situación ha sido muy difícil y que podría volver a realizar la labor que llevaban a cabo cumpliendo con las medidas sanitarias necesarias, como careta, cubrebocas, entre otras, en lugar de estar a la intemperie.

“Yo pienso que ya podríamos volver a trabajar porque a los supermercados va poca gente, hay restricciones, y porque muchos no tenemos otra forma de sobrevivir y el gobierno tampoco nos está dando apoyo de ningún tipo”, expuso.

En su caso, dijo que cada día termina agotado, pero también tiene que pagar un crédito de Infonavit de su casa y debe entregar como 1 mil 300 al mes.

“Hay una compañera que también está como nosotros y se le inflaman sus rodillas. Tiene que sentarse y esperar que se le pase el dolor. Otra más no está de ‘viene viene’, pero está vendiendo dulces a la entrada de la tienda”, comentó. Reiteró el llamado para que los dejen regresar a empacar a los supermercados pues se calcula que podrían ser unos mil 500 adultos mayores afectados que desempeñaban este trabajo y ahora están buscando la forma de sobrevivir.

SY