50 años de historia grabada en bancas de Ticul

Las añejas bancas del Parque de la Madre son un testimonio de lo que era la sociedad ticuleña hace ya más de 50 años
jueves, 14 de enero de 2021 · 13:34

Las añejas bancas de granito del Parque de la Madre, que aún quedan, son un testimonio de lo que era la sociedad ticuleña hace ya más de 50 años, pues en sus respaldos ostentan varios nombres de ticuleños distinguidos, una costumbre que fue para aquellos que, en su momento, pudieron hacer ese donativo, para mejorar la imagen de los parques de la localidad.

La costumbre, con el paso del tiempo y en aras de un progreso malentendido, se terminó, cuando las nuevas generaciones de alcaldes las sustituyeron por las actuales que se observan en los parques, algunas de metal y otras de madera, que le quitaron su aspecto romántico de aire europeo, pues incluso hubo hasta un tipo de postes franceses que acabaron en los patios de las casas de los políticos que emprendieron la restauración de aquellos parques, concluyendo así con una parte de la historia de nuestra ciudad.

Entre las bancas que aún quedan en el Parque de la Madre, está la dedicada por Manuel Mendoza Burgos, quien a principios del siglo pasado llegó de Valladolid a Ticul, con una enorme tenacidad y visión comercial que le acompañarían hasta el día de su muerte, a una edad ya muy avanzada, pues siempre estuvo al frente de su negocio hasta el último día.

Un hombre que comenzó vendiendo y reparando bicicletas en la esquina de la calle 23 por 28, para luego pasar a unos 50 metros de ahí donde comenzó embolsando “sosa caústica” (soda), posteriormente adquiriría una troqueladora de placas, con la cual dio servicio no sólo al estado de Yucatán, sino hasta Campeche y Quintana Roo, siendo un pionero en esos menesteres, posteriormente fabricaría saborines (bolis), tendría una imprenta y varias otras cosas que intentó.

Otra banca lleva el nombre de Manuel López “Maicen”, quien marcó toda una época en el arte del corte de cabello y que igualmente laboró en estos menesteres hasta una edad ya muy avanzada, siendo el fundador de la afamada peluquería “Los Machos”, donde compartió décadas de labor junto con su amigo Francisco “Chito” Vela. “Los Machos”, fue la peluquería más cotizada desde aquella época, ya que ésta aún continúa atendida por el hijo de “Chito”, el profesor Javier Vela y el nieto Cristian Vela.

Distinguido personaje de esos años lo fue igualmente Domitilo Chan Peniche, quien, a partir de una pequeña empresa familiar de artesanías, se encumbró como uno de los vecinos ticuleños más prósperos de los años 70´s, como lo atestiguan el par de bancas que se dedicaron en su honor y gracias a su peculio, quien luego expandiría sus negocios al fundar el aún hoy activo “Hotel Bugambilias”, pero con otra administración.

Otros que también colaboraron a embellecer el parque fueron José Alonso Briceño y Anatolio Durán Novelo, uno zapatero de oficio y el otro lechero, que se juntaron para colaborar en esta empresa donando una banca, siendo la causa de esto el que fueran ambos vecinos de la calle 19 por 28 y 30 y fervientes católicos, que fuera tal vez el lazo que los hizo emprender este compromiso de colaboración con el desarrollo del municipio.

También de ese tiempo fue Jaime Sosa, quien labró su peculio como abonero, ya que en su pequeño negocio daba a pagos, desde bicicletas, muebles, electrodomésticos y hasta joyería de oro. Y que ya para los años 80´s emigró de Ticul rumbo a la capital yucateca, donde fundó el “Restaurant Cantamayec”, en la calle 69 frente, al Parque Centenario.

Los Hermanos Felipe y José Farah dueños, de una tienda de ropa a un costado del mercado municipal y una peletería, igualmente colaboraría con una banca cada uno, para embellecer el Parque de la Madre. También Víctor Orlando Celis T., quien fuera un artesano del “Sósquil”, elaborando sogas y adornos de esta fibra, igualmente colaboró con una banca que lleva su nombre.

También participó en estos menesteres Juan Caamal, fundador de “Sombrerería La Principal”, que aún hoy en día sus descendientes administran frente al mercado municipal. Al igual que Mario Guzmán Medina, que en los 60´s y 70´s formó parte de los abastecedores del mercado municipal y fue recordado por los informantes por su carácter alegre y bonachón.

Otros fueron la “Unión de Molineros” de esos ya lejanos 70´s, así como Don Guanelino Xix, uno de los mejores panaderos de esa época que, a decir de los enterados, fabricaba las mejores barras de pan francés de ese entonces. Toda una muestra de la mentalidad de la gente de esos años de querer colaborar por el mejoramiento de su municipio.