¿Por qué Ticul se llama así?

El origen nominal del municipio de Ticul está conformado por una palabra compuesta de origen maya que significa “allí quedo” o “fue el asiento”
miércoles, 9 de septiembre de 2020 · 08:10

El nombre primitivo de Ticul, en términos generales, es “allí quedó” o “fue el asiento”, por derivarse de las voces, Ti, allá, allí y cul o culi, quedar asentado.

El sitio en el que hoy se encuentra la ciudad de Ticul, “El lugar de los cerros”, perteneció en tiempos prehispánicos a la provincia de Tutul Xiú; no se ha podido determinar la fecha exacta de su fundación por parte de los españoles pero en el año de 1549 ya se había establecido una encomienda.

Historia política

No se hallaron mayores descripciones al respecto, más que aquellas encontradas respecto a sus obras arquitectónicas. Al quedar declarada la independencia de Yucatán, y su posterior anexión al resto de la República, el entonces pueblo de Ticul pasó a formar parte del Partido de la Sierra Alta, teniendo como cabecera a Tekax.

Debido a diversos cambios en la división política de la península durante el siglo XIX, Ticul se erige en cabecera del partido de su mismo nombre. En este mismo siglo, adquiere en 1847 el título de Villa y en 1960 mediante un decreto de la VII legislatura del estado, se añade a la entonces villa de Ticul el apellido del ilustre coronel Alberto Morales, por lo que a partir de esa fecha se empezó a llamar Ticul de Morales.

Otro dato curioso es que esta población albergó por varias semanas a un total de 443 colonos alemanes que el gobierno del emperador Maximiliano de Habsburgo ordenó instalar en las comunidades de Santa Elena y Pustunich en 1865 y 1866, por un programa de colonización que fue administrado bajo el nombre de Villa Carlota. Pues aunque estas colonias agrícolas alemanas fueron disueltas en 1867, algunas de las familias que las formaron se quedaron a vivir en varias localidades cercanas a este municipio, incluyendo Ticul, Santa Elena, Pustunich, Dzan y Muna. De ahí se deriva tal vez que en varias de estas comunidades destaquen descendientes de aquellos colonos por su piel clara y ojos verdes o azules (a los que se les llama comúnmente ‘hueros’ o ‘cheles’).

En 1867 adquiere por decreto el título de ciudad; mismo que es derogado el 30 de diciembre de 1922 cuando se le otorgó el título de Villa quedando con la categoría de pueblo. En 1981, durante la administración gubernativa de Francisco Luna Kan, y la gestión municipal del entonces alcalde Everth Dzib Rodríguez, por medio del decreto núm. 497 se erigió oficialmente el pueblo de Ticul nuevamente en ciudad, título que ostenta en la actualidad. El 13 de julio de 1984 fue adoptado el escudo de armas de Ticul en sesión solemne de cabildo.

Ticul, una pintura de tranquilidad y reposo

Otro dato anecdótico es el que vierte John Lloyd Stephens (28 de noviembre de 1805 – 13 de octubre de 1852) quien fuera explorador, escritor y diplomático estadounidense, que participó destacadamente en la investigación de la civilización maya, y fue figura central en la planeación del ferrocarril de Panamá.

Lloyd Stephens cita en su libro “Incidentes de Viajes en Yucatán”: El pueblo de Ticul, Yucatán, en el año de 1842… "a donde habíamos ido a dar tan casualmente, merece la pena de ser visitado siquiera una vez en la vida por un ciudadano de Nueva York. Cuando yo lo contemplaba desde los balcones del convento, me sentía conmovido y como si tuviera por delante la más completa pintura de la tranquilidad y reposo. La plaza estaba cubierta de yerbas; unas cuantas mulas, atados los pies delanteros, pastaban en ella, y de cuando en cuando cruzaba un hombre a caballo.

Los balcones del convento se hallaban al nivel de las azoteas de las casas; y se presentaba desde allí la vista de una grande y espaciosa llanura sembrada de casas de piedra con techos planos, y altas cercas de jardín sobre las cuales descollaban el naranjo, el plátano y el limonero, entre los cuales desde el alba hasta la noche se oía, por único ruido, el perpetuo canto de los pájaros. Todos los negocios y visitas se hacían por la mañana muy temprano o a la caída de la tarde.

Como casi todos los pueblos españoles, está trazado con su plaza y calles que se cortan en ángulos rectos; y Ticul era notable entre los de Yucatán por sus casas de piedra.

Éstas se veían en la plaza y calles adyacentes; más allá, y prolongándose hasta una milla en todas direcciones, estaban las chozas de los indios. Esas chozas eran generalmente ripiadas, cercadas de piedras y ocultas en un verdadero bosque, según lo espeso de la arboleda.

La población sería de cinco mil habitantes, de los cuales había unas trescientas familias de vecinos, o gente blanca, y el resto era de indios. Diariamente había carne fresca en el mercado, y la tienda grande de D. Buenaventura Guzmán podía lucir hasta en Mérida. El pan era mejor que el de la capital, y, por su conjunto, apariencia, sociedad y conveniencias para la vida, es Ticul seguramente el mejor pueblo de Yucatán, y es además famoso por sus luchas de toros y por la belleza de las mestizas."

Igualmente hace referencia a que en Ticul, como en la gran mayoría de los pueblos de Yucatán de esa época, se llevaba a cabo durante las noches y tal vez como única diversión, eso sí de manera bastante concurrida el añejo juego de la “Lotería”, el cual en esa época se componía de filas de números en distinto orden en cada “cartilla” y que aquel que lograr ordenar cinco casillas de números ganaba la tanda, la cual se obtenía del apunte particular de cada jugador, menos lo que correspondía a la “banca” a manera de impuesto. Sorprendiéndose eso sí, aquellos viajeros de que en este “juego” convivían sin mayor preocupación o distinción, ricos y pobres, blancos, mestizos e indios.

Atractivo sitio turístico

En la actualidad su ubicación estratégica le hace el lugar perfecto para hospedarse a aquellos cuyo objetivo es recorrer la ruta maya Pucc, que comprende las zonas arqueológicas de Uxmal, Kabah, Sayil, Xlapak, y Labná. Dándoles además la oportunidad de admirar las bellezas propias de nuestra ciudad como su plaza principal y la Concha Acústica, rodeadas de estatuas representativas de diferentes dioses mayas.

Igualmente aprovechar para adquirir hermosos zapatos artesanales, industria que tiene ya fama nacional pues los ticuleños son verdaderos artistas para la confección de zapatos, ni que decir de la centenaria tradición alfarera reconocida mundialmente por las auténticas obras de arte que sus artesanos producen, utilizando las mismas técnicas que sus antepasados mayas, ya que las piezas de barro rojo que elaboran son tan perfectas y detalladas, que los viajeros no pueden dejar de llevarse un recuerdo, pudiendo encontrar jarrones y figuras de diferentes animales, réplicas mayas como estelas con glifos o vasijas mayas que bien podrían engañar a cualquier experto o anticuario.

Igualmente Ticul forma parte de la “Ruta de los Conventos” con su iglesia “San Antonio de Padua” que data del siglo XVI, lo que da al viajante la oportunidad de conocer parte de la historia “Franciscana” en Yucatán. Al poder ser punto de partida hacia otras poblaciones como de esta Ruta de los Conventos como: Acanceh, Mayapan, Tekit, Mama, Teabo, Chumayel, Maní, Muna, Oxcutzcab, y Umán.

En fin, en esta “Perla del Sur” hay mucha cultura que compartir para orgullo de los ticuleños.

Amir Jesús Mex Ayuso