Habitantes de Progreso narran cómo se vivió el Huracán "Isidoro"

Láminas despegadas de viviendas, suspensión de la energía eléctrica, heridos y destrucción, en la memoria de quienes vivieron aquel momento
martes, 22 de septiembre de 2020 · 06:20

A 18 años del paso del huracán Isidoro, el delegado de la Comisión Nacional de Emergencia y Radio Brigada de Auxilio de este puerto por más de cuatro décadas, Pedro de los Ángeles Lugo Bote, al igual que una enfermera y un pescador, recuerdan como los fuertes vientos y la lluvia causaron estragos en la costa.

Lugo Bote recordó que desde un jueves previo al impacto se había instalado Consejo de Protección Civil, día en el que se empezó a mover la logística de la trayectoria del fenómeno.

“Fue el domingo 22 de septiembre del 2002 cuando tuvimos el impacto, cuando con mis 30 elementos voluntarios apoyamos a Protección Civil Municipal; en mi caso tuve voz en el Consejo, y nos concentramos en el palacio para ayudar, en mi casa había una radio de banda civil con baterías para emitir los reportes del tiempo a las embarcaciones para que buscaran refugio. Las evacuaciones de la gente de la costa se realizaron desde un día antes, por parte de elementos de la Semar (Secretaría de Marina Armada de México) con su plan Marina, y la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional), con su plan DII43; ambas instituciones estuvieron en el Palacio Municipal, donde se instaló el control de mando antes, durante y después de la tormenta”.

Los efectos de Isidoro se sintieron desde las 16:00 horas.

“Comenzaron a volar láminas, carteles, la energía eléctrica fue suspendida y vino la etapa de destrucción del puerto, cuando los vientos calmaron fue cuando comenzamos a salir los integrantes del Consejo para levantar los efectos de la devastadora tormenta que sí nos hizo daño, pero de acuerdo a los tiempos y tecnología, Gilberto fue peor y causó más daños que Isidoro”.

Recuerda la solidaridad, como ahora con SARS-CoV-2

Silvia Peraza Cobos, enfermera de la Unidad de Medicina Familiar del Issste, de este puerto, dijo que está marcada por aquel momento que, “la directora de la Unidad nos dijo: ‘señores, el servicio nos requiere, no sabemos qué pasará podrían llegar lesionados y gente para auxiliar, si alguien desea irse es ahora, después no podrá’”.

“Recuerdo que varios fuimos a nuestras casas para asegurarlas, subir nuestras pertenencias conscientes que sucedería algo similar a Gilberto, encomendamos a nuestros hijos con familiares y regresamos a nuestro centro de trabajo”.

“Aseguramos los equipos de cómputo, los expedientes clínicos y todo el mobiliario posible, sabíamos que las luces se apagarían y se prepararon las plantas, cuando comenzó a afectar el meteoro el agua entró a la clínica, nos pusimos botas altas y atendimos algunas personas que llegaron en medio de la tormenta, algunos lesionados por cortes en las manos, en los pies o algún impacto de algún objeto en la calle”.

“En verdad tuvimos solidaridad al igual que en esta pandemia del COVID-19, donde todo el equipo de la Unidad de Medicina Familiar permanece en sus puestos con verdadera vocación de servicio, todos estuvimos pendientes de las necesidades y es que en la Unidad de Medicina Familiar, en aquellos tiempos, era más reducido el espacio”.

Julio Jiménez Mendoza