Entre sufrimiento y el temor al COVID-19, así viven los paramédicos de Yucatán

Paramédicos que atienden a pacientes positivos de COVID-19 en Yucatán lidian con el temor de contagio y el dolor de ver el sufrimiento ajeno.
lunes, 31 de agosto de 2020 · 09:36

Detrás de una batalla ganada de un enfermo de COVID-19 hay gente que de manera discreta y comprometida es piezas clave en la atención oportuna. Ellos son los paramédicos, quienes juegan el papel de ser el primer contacto y parte importante en el tratamiento del paciente contagiado.

El Técnico en Urgencias Médicas, Gabriel Enrique Castro Espinosa, Coordinador de Servicios Especiales y atención pre hospitalaria de los Servicios de Salud de Yucatán (SSY), con 25 años activo, relató a POR ESTO! sus experiencias en tiempos de coronavirus.

Dijo que desde el principio de la contingencia y cuando se le pidió por primera vez el traslado de una paciente estaba consciente de la magnitud de la enfermedad y tuvo un poco de temor, pero aseguró que estaban preparados para enfrentarla tanto para su autocuidado, como para el manejo de los convalecientes.

Con valentía impulsó a sus compañeros a confiar en la experiencia que cada uno tiene desempeñando la labor de rescatista.

“Les dije ‘vamos a cuidarnos y hacer las cosas correctas porque esto está empezando’”, relató.

Agregó que en su formación profesional aprendieron a tener una mente despejada para trabajar con personas que enfrentan algún accidente u otro percance y ahora con el coronavirus la situación es similar. Incluso asegura que hay veces que los paramédicos son los últimos que logran hablar con el paciente porque desafortunadamente fallece y esta situación los marca emocionalmente porque a pesar de todo el empeño que ponen para que la persona sobreviva no se logra el objetivo.

Sin embargo, el rescatista destacó que no todo es negativo, porque su trabajo le ha dejado bastantes satisfacciones.

Gabriel comentó que se dan casos que llegan a un domicilio en donde la persona está grave, pero luchan para que reviva, oxigenándolo y realizando el traslado urgente al hospital.

Recordó a una señora que le agradeció a una compañera paramédico por haberle salvado la vida gracias a su intervención oportuna.

“El día que lo expresó la mujer fue cuando la dieron de alta, palabras como esas nos motivan por haber contribuido a la recuperación del paciente”.

Cápsulas aislantes

En este nuevo escenario, que requiere de una protección extra por lo delicado que es trasladar pacientes, una de las herramientas para el traslado de personas con SARS-CoV-2, son las cápsulas de aislamiento.

Los contenedores funcionan con sistema de succión de aire para que el virus con todo los aerosoles que el paciente emite se vayan a un filtro y con eso se proteja al paramédico, la enfermera y al doctor que lo recibirá.

Expuso que el procedimiento que se lleva para el traslado de enfermos de COVID-19 es a través de una central donde se reciben llamadas de personas que sospechan contagio y luego de que un médico determine si se requiere hospitalización, la llamada se transfiere al despacho de ambulancias y se envía la más cercana al lugar del servicio pues se trabaja en coordinación con la Cruz Roja y la Secretaría de Seguridad Pública, que también cuentan con estos vehículos y se ubican estratégicamente.

Antes de recoger a un paciente ya se conocen sus padecimientos y datos médicos importantes; además, cuando ya se está dando la atención se avisa previamente al hospital para que se tenga conocimiento de las condiciones en las que llega.

El protocolo de traslado los técnicos en urgencias exige de vestimenta especial, como el traje de bioseguridad, que incluye

cubrebocas, botas, overol y gafas de protección.

Vivir viendo el dolor

Jesús Rodríguez Hernández, Técnico en Urgencias Médicas, de la Secretaría de Seguridad Pública lleva cinco años de servicio y asegura que la atención al nuevo virus ha sido el cambio más drástico en materia de atención a la ciudadanía. 

Expresó que además de profesional es ante todo un ser humano y ve a diario el dolor de las personas por no poder respirar y,aunque pone su máximo esfuerzo, se da el caso de que algunos pacientes no sobrevivan y sobre todo en menores de edad es frustrante ver el sufrimiento, pero está consciente que tiene que hacer el trabajo y tiene el deber de cuidarse, porque si no se cuida serán agentes masivos de contagio.

Resaltó que aunque el servicio sea ajeno al coronavirus, ellos tienen que cumplir con el protocolo pues no se sabe si el paciente sea sospechoso o sea positivo a la enfermedad.

Dijo que cuando trasladan a un enfermo de coronavirus utilizan las cápsulas de aislamiento que están certificadas de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana y están elaboradas de plástico y sirven para aislar al enfermo con el fin de evitar fuga de partícula, cuenta con un ventilador para evitar que el paciente se sofoque.

Cuando este contenedor termina de servir se sanitiza, se pone a secar y se almacena para su reutilización.

“Es un proceso laborioso, pero necesario para la seguridad todos”, dice.

Resaltó que este virus le cambió la vida a la gente, a él le ha traído más unión con sus compañeros y los ha fortalecido como equipo.

Ambos paramédicos se sienten orgullosos y valorados por sus familias quienes tienen presente la importancia de su labor dentro de la sociedad en esta época de crisis.

Por Elena Gómez