COVID-19 aún no rebasa los servicios funerarios en Yucatán

Pese al aumento de fallecidos por COVID-19 en Yucatán, aseguran que los servicios funerarios que son prestados en la entidad por más de 65 recintos no se han visto rebasados
domingo, 19 de julio de 2020 · 12:10

A pesar del aumento de personas que han fallecido por COVID-19 o por otras causas, las sesenta y cinco funerarias que hay en el Estado no han visto superada la demanda de sus servicios, empresas que cuentan con un certificado para llevar a cabo los sepelios o las cremaciones de cuerpos, con un costo que va de los 13 mil pesos en adelante, informó el presidente de la asociación del ramo, Manuel Morali Tinajero.

Indicaron que el único problema que enfrentan los empleados de las funerarias es la obtención de los permisos que se entregan en la clínica Materno Infantil de la calle 67 entre 50 y 48, porque sólo hay personal de guardia y en ocasiones hay hasta ocho empleados esperando ser atendidos, ya que el Registro Civil, además de la oficina del Centro, abrió otras seis en diferentes puntos de la ciudad para realizar los trámites correspondientes de manera más ágil.

Progreso, Valladolid y Tizimín son las localidades que cuentan con crematorios, donde se puede realizar la incineración cuando la persona fallece por COVID-19, mientras que en Mérida hay inhumaciones directas, a las que sólo pueden acudir una o dos familiares de la persona fallecida para que les conste el sepelio y se evita la velación, la cual no está permitida, es decir, entierro directo o cremación en cualquiera de los 10 crematorios autorizados.

En Mérida, en la velación de un cuerpo no se permite que en la capilla estén más de 10 personas y la diferencia del precio entre un sepelio normal y de una persona que muere por COVID-19 es de mil a mil 500 pesos, por el costo del equipo que utiliza el personal funerario, que usa cuatro trajes, además de la mascarilla, goggles, equipo especial para respirar, etc.

La diferencia

Por su parte, el director de la Funeraria Reyes de Progreso, Carlos César Reyes Rodríguez, explicó que la única diferencia que hay entre un sepelio normal y el de una persona que fallece por COVID-19, es el protocolo a seguir.

En el caso de una muerte por causas naturales la familia puede velar a su familiar en alguna sala, pero aplicando las medidas de prevención y seguridad para reducir el riesgo de un contagio por COVID-19.

Una vez que la familia decida si quiere velar a su ser querido, hay que dar aviso a las autoridades para que éstas autoricen que el personal de la funeraria pueda llevar el cuerpo para que sea arreglado estéticamente, posteriormente se puede velar en el sitio indicado por sus familiares, pero apegados a las medidas de seguridad, es decir, que no hayan más de 10 personas en la sala de velación dependiendo del tamaño de cada una y finalmente se realiza el sepelio en el panteón que se haya elegido, donde también se deben tomar las medidas de seguridad.

Muertes por el virus

En caso de que se trate de una persona que falleció por COVID-19 o haya estado en el área, el primer paso es ponerse en contacto con algún familiar por vía telefónica, a la que se le solicita la documentación correspondiente para realizar los trámites de manera digital, posteriormente el personal acude al hospital a recibir el cuerpo, y es ahí cuando el personal de la funeraria debe portar el equipo de protección personal, es decir, un traje doble tipo astronauta, mascarilla contra riesgo biológico, bata médica, goggles, etc.

Para el traslado del cadáver se requiere sanitizar la carroza y el área donde tuvieron contacto los trabajadores y se traslada el cuerpo al cementerio y nuevamente se vuelve a fumigar el área, procurando no tener contacto con el personal de los panteones, sobre todo cuando el sepelio se realiza en los cementerios municipales del interior del Estado, donde la mayor parte del personal no cuenta con suficiente equipo de protección y sólo utilizan un cubrebocas y por eso aumentan el temor y las barreras para realizar entierros de personas que fallecieron a causa del COVID-19, por lo que lo más recomendable es la cremación, por ser más rápida y menos riesgosa, y no estar sujetos a los horarios de los empleados de los cementerios.

En el crematorio, y de acuerdo con el protocolo, se deben sanitizar todas las instalaciones antes y después de cada servicio, y una vez que reciben las cenizas en una urna ésta se desinfecta y se cubre con un forro de plástico que se vuelve a desinfectar para que la familia pueda manipular las cenizas con toda seguridad y no corran riesgos innecesarios.

Costos de sepelios

Por otra parte, dijo que el costo de un sepelio es muy similar al de una cremación, pues va de los 13 mil pesos en adelante, siendo un poco más económica la cremación porque, además, es en un solo pago, mientras que en la inhumación hay que erogar aparte la bóveda, las flores o arreglos florales, misas, el velorio, si los empleados de la funeraria van a realizar la inhumación, etc., sin considerar el costo del traslado, si hay que llevar los restos o las cenizas a uno de los 105 municipios del interior del Estado, el valor del féretro.

Otra diferencia es que en el caso de las personas que fallecen por COVID-19, los familiares no la pueden velar ni despedirse de ella.

Funerarias baratas

Señaló que existen funerarias que ofrecen sus servicios a menor costo, pero se ha detectado que el personal de éstas no cuenta con los equipos de protección, como indica el protocolo, y ponen en grave riesgo a las familias que acudan a los velorios, porque no se cumplen con el protocolo de proteger a los familiares del difunto.

Insistió en que no obstante que cada día son más las personas que fallecen por COVID-19, hay suficientes áreas para prestar sus servicios en cualquiera de las 65 funerarias del Estado, de las cuales 15 se ubican el Mérida.

Por Víctor Lara Martínez