Más de 100 sexoservidoras del Centro, sin trabajo y sin ayuda

lunes, 18 de mayo de 2020 · 06:28
Más de 100 mujeres sexoservidoras, la mayoría madres solas que tienen hijos o hijas que estudian, que tienen que sostener a sus familias, se quedaron sin trabajo en el Centro de la ciudad al cerrarse los hoteles por el coronavirus. Pero no solamente se quedaron sin trabajo, sino también sin apoyo económico o de despensas, porque por más que metieron un escrito ante las autoridades estatales pidiendo ayuda, nadie las tomó en cuenta. Eso relató en entrevista “Cristi”, quien trabaja como sexoservidora desde hace 12 años porque fue abandonada por su esposo con dos hijas pequeñas a las que ha tenido que sacar adelante completamente sola. –Normalmente laboramos en un hotel, pero por el momento estamos en la calle porque se cerraron todos los hoteles. –¿Y dónde entran? –En algún lugar entramos clandestinamente. Precisamente ahorita están clausurando un hotelito, en la 56 entre 71 y 73, a un costadito de “Pollo Brujo”, donde seguimos trabajando durante esta contingencia. Mi combi pasa por ahí y lo vi al venir de mi casa. “Nos corretean” –¿Dónde se dejan ver para buscar clientes? –Por el mercado, caminamos para Bicimaya, donde podamos buscar clientes, pero ahorita la policía no nos está dejando trabajar, nos ven, nos corretean, nos insultan, nos amenazan con llevarnos. Incluso hasta para venir a comprar al mercado, cuando ya nos quitamos de trabajar y tenemos dinero para la comida, nos ven y nos empiezan a decir cosas. La mayoría de todas las que estamos trabajando ahorita todas venimos un rato, lo poco que alcancemos a trabajar, un rato y nos vamos. –¿Cuántas son las que vienen a pesar de la contingencia? –Somos 10 ó 15 chicas del San Clemente, la mayoría de San Cristóbal, muy pocas de la 58, por lo mismo que la policía nomás nos ve tantito paraditas y nos dicen de cosas. O como ya nos ven nos siguen hasta que subamos a un camión o desaparezcamos completamente de ahí. –¿Quiénes dependen de ti? –Antes tenía dos hijas que dependían de mí, pero una se casó y ahorita depende nada más una hija que tengo en la universidad, pero yo pago renta, luz, agua, cable, Internet, comida, todos los gastos. Yo no tengo marido, lo que gano es lo que como con mi hija. Soy divorciada. Y desde que me separé mi ex esposo jamás me pasó pensión, cuando nos divorciamos firmamos un acuerdo de pensión, pero en los juzgados nunca tuve el apoyo de los jueces. En realidad no trabajaba, pero el licenciado pide un anticipo para llevar el caso y no pude pagarle. Y como vi que los jueces no nos hacen caso, dejé de pelear la pensión. El mejor postor –¿No te pusieron defensor de oficio? –No nos ponen nada. Gana el mejor postor. Ni los jueces ni las juezas la apoyan a una. Ya mi hija tiene 21 años, va para 22 y desde que me separé hace 22 años yo me hice cargo de mis dos hijas. Y como nosotros desafortunadamente no tenemos forma de adquirir una vivienda, a mis 40 años, yo sigo rentando. –¿Cuánto tiempo más piensas trabajar así? –Hasta que termine su carrera mi hija, 3 años más, estoy pensando en un negocio de comida o una carnicería. Porque trabajaba en una fábrica y era muy poco el sueldo, y en lo que pagaba porque me cuidaran mis hijas, comida, renta, el lunes o martes ya no tenía ni un peso. –¿Cuánto pagan en esos trabajos? –Alrededor de 800 o mil pagan ahorita y no alcanza. Pero en ese tiempo era incluso menos, porque yo ganaba el sueldo de 37 pesos diarios, de 8 a.m. a 6 de la tarde. Y con las extras nos recuperábamos un poquito, era una maquiladora de oro por el aeropuerto, en la RJ. Allí estuve casi 3 años, luego me cambié a otra que pagaba un poquito más. Manex, que ya desapareció, estaba donde era quesos “Peregrina”, por la Bimbo. Eso fue hace más de 12 años, antes de que me dedicara a este oficio. No es un plan de vida –¿Cómo agarraste valor para ser sexoservidora, porque hay que enfrentar muchas cosas, no? –Sobre todo es muy difícil, porque no es un plan de vida que una tiene. No es como que tú digas: Quiero ser prostituta. No. Que te esté tocando el cuerpo cualquier persona no es tan fácil, pero yo me puse a pensar: Entre que coman mis hijas y el qué dirán, pues que coman mis hijas. –¿Qué piensas de la actitud de las autoridades de estarlas corriendo del Centro? A los policías les dan órdenes y tienen que cumplirlas, pero antes de pensar en eso, las autoridades deberían pensar en ayudarlas para que no tengan que venir a trabajar, ¿no crees? –Es una agresión. Yo les he comentado a las compañeras que podríamos ir a Derechos Humanos, pero no tienen tiempo. Yo estoy ahorita, así que me estás entrevistando, estoy parada en el mercado, cerca de las combis de Kanasín, y tengo dos vigilantes que caminan y regresan, y eso que ando vestida de pantalón y blusa, ni siquiera voy con ropa corta a pesar de que vengo a trabajar al mercado. Yo uso ropa normal, como cualquier persona. –¿Cuánto cuesta un sexoservicio? –Se cobra alrededor de 150 ó 200 pesos, aparte de la habitación, y el preservativo. –¿Y la habitación cuánto cuesta? –Hay de $50, $60 o de $100, y el preservativo si no lo trae vale 15 pesos. Como lo compramos, lo tenemos que vender. –¿Les hacen exámenes? –Nosotros en el hotel donde estamos laborando cada 6 meses nos hacemos exámenes de VIH y de enfermedades venéreas, si no lo tienes no te dejan laborar, pero no es porque lo pida la autoridad de salud, sino por el dueño del hotel. Y actualizamos nuestros estudios por nuestra cuenta. –¿Te han contagiado de algo? –Hasta ahorita donde yo trabajo no. Sin descuentos –¿Quiénes son tus clientes? –Los clientes son cualquiera que esté por el mercado, que pase por toda la línea de trabajadoras. Incluso hay policías que piden nuestros servicios y no se portan tan cabrones ellos, porque ya nos conocen. –¿Les hacen descuento a ellos? –No, todos pagan igual. –Cuando cerraron los hoteles, ¿les dieron las autoridades algún apoyo económico o de despensas? –No nos dieron nada. Incluso una compañera había dicho que estaban dando 1,500 pesos de ayuda en el Palacio de Gobierno, pero jamás supimos si por Internet, o por WhatsApp. Lo malo es que estamos al día, si gano es lo que como, si no gano no como. Por eso sigo viniendo, porque si quieren que esté en la casa, que me ayuden, para eso tienen dinero. Hasta están pidiendo préstamos, ¿por qué no nos van a ayudar? –¿Te conocen los policías? –Algunos sí. Me dicen: “No salgas Cristi, por favor, porque si te ve el comandante a mí me va a llamar la atención”. Lo dicen porque supuestamente los mandan a que nos saquen de aquí. Pero apoyo del gobierno no tenemos. Si el gobierno no quiere que salgamos nos tiene que apoyar de alguna forma, o al menos decir: Vamos a abrir los hoteles de tal horario a tal horario, pero en vez de poner soluciones nos ponen muchas trabas, como ellos son ricos no les apura nada, menos la comida. Incluso ahorita que cerraron ese hotel donde íbamos a escondidas, ya no sé dónde vamos a trabajar, era el último hotelito que quedaba. Pero yo necesito dinero, porque a mí el señor de la renta no me va a preguntar si estoy trabajando o no, le tengo que pagar. Y como nuestro medidor de luz es de tarjeta, es inteligente, si no pago se corta la luz. El mes pasado me vino mi recibo de luz súper disparado, y toda la gente de Piedra de Agua se está quejando de lo mismo. Así es: s nosotras no nos perdonan nada. Obligación, no ayuda Por eso yo digo: No es una ayuda lo que nos debería estar dando el gobierno, es una obligación, porque nosotros pagamos impuestos. Dicen “ayuda”, pero el gobierno no da ayuda de nada, porque no es su dinero, y las despensas dice la gente que no son ayuda, porque tienen muy poco. –¿No les dan en Piedra de Agua? –Al menos por donde yo vivo he escuchado que están pasando a dar cada 15 días. Son despensas de menos de 200 pesos, pero quién vive de eso. –¿Qué contienen? –Un espagueti, uno, una bolsa de sopa, dos galletas Marías, de rollito, medio litro de aceite, un kilo de arroz y un kilo de frijol, para comer 15 días. Es la despensa que están dando en Umán, del Ayuntamiento. Yo quisiera que alguien ponga el apoyo para nosotras como sexoservidoras, que venga alguien a apoyarnos directamente, pero nadie. –¿Estuviste en la lista que metieron tus compañeras al Palacio de Gobierno? –Yo no estuve enterada cuando se metió esa solicitud, yo me enteré después. De que sí se pidió esa ayuda, sí se pidió. –¿Cuántas son las que trabajan aquí en el Centro como sexoservidoras? –En total, entre las de San Cristóbal, las de San Clemente, las de don Raúl, somos alrededor de 80 mujeres. Sin contar las que se ponen en el mercado, en el Parque de San Cristóbal, San Pablo, Zazil Há, las mesticitas que vienen de los pueblos, que llegan poquitas ahorita. Pero cuando no hay pandemia vienen más, como 15 ó 16. Somos alrededor de 100. Antes estábamos en los hoteles que ahora están cerrados, por eso tenemos que andar en la calle. En que vine, me quedé en la esquina del mercado, pero tengo los policías aquí encima de mí. Sin derechos humanos –¿Qué les hacen? –Cuando me llaman la atención y me detienen, si trabajé o no trabajé, son 36 horas y multa de 5 mil pesos. Pero que yo esté parada aquí no quiere decir que me esté prostituyendo, se los digo, pero como no tenemos derechos no hacen caso. –¿No tienen derechos humanos? –Como prostitutas no tenemos derechos, no nos podemos defender, aun teniendo la ley de nuestra parte nos detienen, y el juez pone de su parte y nos encierran. Los jueces están de parte de la policía siempre y siempre nos ponen encierro y multa. –¿Por qué? –Es que no nos llevan por prostitución según ellos. Siempre nos preguntan: ¿Sabes por qué te trajeron? Por prostitución. No, a ti te trajeron por pleito callejero. Así falsifican los cargos, pero el juez lo sabe, nada más que se ponen de parte del policía. Marcadas como los judíos –Pero ustedes se pueden defender, ¿no? –No. A muchas otras compañeras se las llevan, las golpean y las llevan a cumplir las 36 horas, porque ni siquiera nos dan oportunidad de podernos defender, porque el policía dice que por eso y no nos escuchan. No tenemos eso que dices, defensor de oficio, aquí los únicos que tienen voz y voto son los policías, y si ya tuviste algún altercado con él, ya te va a agarrar de su puerquito y te va a llevar. Hay dos compañeras que tiro por viaje se las llevan cada vez que las encuentran, como han tenido problemas, son chicas que les dice algo el policía y le contestan, les toman coraje. Incluso cuando a veces nada más venimos a comprar, porque aquí el mercado es libre, si nos ven los policías empiezan a presionarnos para que nos vayamos. Estamos marcadas, como dicen que estaban los judíos en la Alemania nazi. –Por otra parte, “Cristi”, ¿cuánto dura un servicio? –Dura 20 minutos, y como mucho media hora. –¿Y cuánto ganas al día? –Normal $800. Entre semana $500 u $800, el fin de semana hasta mil y ahorita 300 ó 400 pesos, lo de la comida nada más, es para tu día. –¿Cuántos días trabajas? –Trato de trabajar 6 días a la semana. Diabética y sin Seguro Social –¿Tienes Seguro Social? –Nada, antes tenía Seguro Popular, pero ahora nada, y ya no me quieren dar la insulina, porque yo soy diabética. Ahora tengo que comprar mi insulina, de la marca Garglina, que cuesta $1,740 en la Farmacia de Comercio o en la de Itzá. Más las jeringas, el paquete en el Simi lo dan en 30 pesos y trae 10. Yo me la inyecto directamente. Me enseñaron en el O’Horán, en la pierna, en el ombligo o en el brazo. Yo voy a que me chequen mi azúcar una vez a la semana, 50 pesos te cobran en Simi. –¿Desde cuándo dejaron de darte las medicinas para la diabetes? –Desde hace 6 meses que no te dan ese apoyo. Hay varias compañeras, somos señoras de cierta edad, que están enfermas: se tiene diabetes, hipertensión, las que tienen esposo y trabajan tienen Seguro, pero las que no, la mayoría, no tienen nada. –¿Cómo es que tienen esposos y trabajan de sexoservidoras? –Las dejan trabajar porque es poco el sueldo que perciben los señores o porque tienen muchos hijos. Ahorita los policías están vigilando para ver si le hablo a alguien. Estoy en la 54 por 69, en el paradero de los camiones de Umán. Mujer policía que odia a las mujeres –¿Qué les dicen los policías? –Nos agreden verbalmente, en su forma grosera incluso hay una mujer policía que en la forma en que se expresa más bien ella parece la mujer de la calle y no nosotras. Es la machorra, todos le dicen así. Se ve que odia a las mujeres. –¿Qué les dice? –Cosas ofensivas, el otro día estaba esperando en la esquina y me dijo: –¿Qué haces aquí? Estoy esperando a mi esposo. A tu esposo o a que te metan la verga. ¿Perdón? –le dije. Entonces vi a un amigo que estaba enfrente y lo llamé y cruzó y vino, y se dio cuenta de la situación, me apoyó en ese instante. Entonces le dije: Sabes qué, llévame a mi paradero. Otro día esa policía me dijo qué hacía yo parada. Es un paradero, puedo estar aquí, le dije. Y ella me dijo que no me puedo quedar allá, porque allí se ponen las prostitutas. –Se ve que esa policía no sabe nada de Derechos Humanos, y ese es un boleto para la Codhey. ¿Cómo se llama? –No sabemos cómo se llama por eso no hemos podido poner la queja en Derechos Humanos. Hasta intentos de suicidios provocan –¿Cómo está eso, no trae un gafete de identificación con su nombre y su número? –No trae nada. A veces nos dicen: Te vas porque te vas. Y se tiene una que ir, porque si no le inventan algo. Hay unas compañeras que luego se enferman de tanta presión que les hacen. Una ya se ha querido suicidar porque vino a trabajar porque no tenía ni un centavo en su casa y la sacaron del Centro. Entonces no tenía ni dinero para el camión. Si te digo que la gente no sabe ni se imagina todo lo que una tiene que pasar. Yo como se los digo, ellos tienen un sueldo y a pesar de la pandemia ellos siguen laborando, tienen prestaciones, tienen todo, ¿pero nosotras? La mayoría somos madres solteras, todas estamos educando hijos, hijas, tenemos padres para mantener y, al no dejarnos trabajar, no tenemos alimentos en la casa. Y tampoco nos dan ni un apoyo. –¿Es cierto que algunas son sexoservidoras por gusto? –Si fuera por gusto, lo haces sin cobrar nada. Si te gusta realizar algún oficio o algo lo haces de corazón sin cobrar ni un peso, en este caso es por necesidad. Por gusto nadie trabaja, se queda uno en su casita y de tonta sale. (Agradecemos a la escritora Mary Carmen Avila Castro el apoyo recibido para realizar esta entrevista) (Roberto López Méndez)