Pablo, el habitante solitario de la Ciudad Maya olvidada en Mérida

Un hombre en situación de calle convirtió a este conocido restaurante abandonado en su refugio
lunes, 7 de diciembre de 2020 · 17:27

El restaurante abandonado Ciudad Maya es conocido en Mérida como un lugar que pese a su evidente deterioro resulta interesante debido a su arquitectura neomaya y las réplicas a escala de estructuras emblemáticas de las zonas arqueológicas de Yucatán. Sin embargo, para Pablo, un hombre en situación de calle, este sitio representa su hogar. 

Pablo pasó una temporada recluido en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Mérida, tras cumplir su sentencia fue liberado en 2017. Debido a su pasado delictivo, su familia le dio la espalda y no le brindó apoyo para reincorporarse a la vida cotidiana.

 Ante tal situación, el hombre se vio obligado a vivir en la calle pues tampoco encontraba trabajo a causa de sus antecedentes penales. Un día, entró al establecimiento abandonado, ubicado en la calle 84 por 61 y 63 del centro de la ciudad, donde encontró refugio. 

Desde entonces, Pablo habita en la Ciudad Maya olvidada en el corazón de Mérida. Los vecinos del rumbo ya lo conocen y le proveen comida cuando pueden. Asimismo, el inquilino del restaurante comenta que el lugar es visitado constantemente por curiosos que quieren conocer el estilo arquitectónico del sitio. 

Incluso, señaló que algunos de los visitantes le dejan “propina” cuando se retiran del restaurante. Además, contó que el establecimiento es inspeccionado de manera cotidiana por policías, quienes le permiten estar en el lugar porque no causa problemas.

El restaurante Ciudad Maya fue uno de los más populares de Mérida durante la década de los 70 y principios de los 80. Perteneció al empresario Rubén González, quien era un entusiasta de la cultura maya, de ahí se inspiró para la arquitectura del lugar. 

Los elementos más llamativos de este sitio son réplicas a escala de monumentos emblemáticos como el Castillo de Chichén Itzá y el Observatorio Maya, así como un cenote artificial. Para la inauguración de este lugar, fue invitada la famosa vedette mexicana Olga Breeskin, quien solía presentarse en escenarios de los mejores centros de espectáculos de la época. 

El ritmo caribeño también acompañaba las noches en la Ciudad Maya pues era común que se presentaran orquestas y bailarinas cubanas. 

La realidad de este lugar dista mucho de aquel pasado glamuroso, pues hoy se encuentra en total abandono entre grafitis, basura y maleza. La vida nocturna está ausente desde hace muchos años en el sitio, que se ha convertido en la peculiar morada de un hombre que se disputa la vida en la calle.

Por Luis Ángel Fuente