Alegran fin de año a personas en situación de calle en Mérida

Refettorio Mérida, un comedor para personas vulnerables y sin techo, alegró la mañana de quienes no tuvieron cena de Año Nuevo, pero sí la oportunidad de disfrutar de un desayuno gourmet este fin de año. Los asistentes, entrevistados por Por Esto! se congratularon del apoyo que diariamente les brindan al obsequiarles una comida al día de lunes a viernes, y en esta fecha, disfrutaron del siguiente menú: atole de chocolate y canela, pan dulce, hot cakes con chantilli ahumada, torta de huevo con vegetales, frijoles y papas rostizadas. 

La mañana estuvo amenizada con música en vivo, por el dueto Artemisa, quienes alegraron la reunión de 35 personas, los rostros de quienes acudieron a este inmueble ubicado en la calle 60 x 69 y 71, es lo más gratificante para los colaboradores del comedor. Para cumplir con los protocolos sanitarios se entregaron 35 raciones para llevar, y un mismo número se sirvieron para comer en el sitio. A la entrada se realizó un riguroso protocolo de sanidad para permitir el acceso de quienes su condición económica les permite comer en ocasiones sí, y en otras no.

Uno de los asistentes fue el señor Enrique, vive en las calles del centro de la ciudad, duerme “por donde venden celulares”, no tiene miedo de que le pase algo, la policía no lo molesta, asegura que la vida es más fácil así, sin tener “a alguien que le caliente la cabeza”, asegura no tener familia, y en el comedor ha encontrado un espacio para hacer al menos una comida al día.

Su plan para este fin de año es ir a la iglesia, “no habrá cena” porque no tienen dinero, asegura que en ocasiones limpia zapatos para ganarse unos pesos, pero ya le duele la mano, tiene 78 años y no puede trabajar, esta temporada de anemia ha sido muy complicada para él, sobrevive de lo que le regalan para comer.   

Otra de las asistentes es la señora Elvira Ortega del Castillo, vecina de San Antonio Xluch, externó: "La comida estuvo muy rica, es como de un restaurante caro, es comida de chef, comida buena. Para que uno la compre, está canijo, yo pensé que era comida como la que dan en el O’horán, que dios me perdone, pero ahí ni el perro se la quiere comer. Esta es comida wow, si va a comerla, la come en un restaurante bueno, no en uno de esos baratos, nos dan muy buen trato”.

Recordó que hace unos cuatro meses llegó por primera vez al comedor “estaba pidiendo caridad y un señor que vende zapatos, me dijo te voy a llevar a un lugar donde puedes comer, y le dije: ay no, si es del gobierno, olvídate, no quiero nada. Desde que llegué me han tratado bien y me apoyan, se siente bonito porque siente que usted vale todavía algo”.

Al final del almuerzo les repartieron las tradicionales uvas para pedir deseos, rompieron una piñata que tenía dulces, y a los tres menores que asistieron a esta reunión les dieron regalos.