Sara Góngora, 50 años de ser la partera de Maní, Yucatán

"Inicié a los 25 años, nadie me enseñó, yo aprendí cuando iba a dar a luz mi concuña en un rancho": compartió doña Sara Góngora.
domingo, 20 de diciembre de 2020 · 14:50

La señora Sara Góngora Interián, de 83 años, es una partera de la “Huerta del Estado” que ha dedicado más de cinco décadas de su vida a la loable labor que representa dicha práctica.

A pesar de los avances en términos de salud, en los municipios y pequeñas comisarías del interior del estado aún existen mujeres que desempeñan dicha práctica, fungiendo como “médicos” de primera mano.

“Inicié a los 25 años. Nadie me enseñó. Yo aprendí cuando iba a dar a luz mi concuña en un rancho y no tenía quien la ayudara, así que me ofrecí y con la bendición del Señor Jesucristo todo salió bien, ahora ese bebé ya tiene nietos y hasta bisnietos”, relató la mujer.

A pesar de los achaques propios de su edad, la octogenaria se mostró feliz de continuar con una de las prácticas que poco a poco van desapareciendo y que, por fortuna, ella aún sigue realizando con la gran responsabilidad que conlleva.

Durante su visita a la comisaría de Tipikal, Maní, donde arribó el pasado viernes 11 de diciembre para atender un alumbramiento, la partera de Oxkutzcab platicó sobre las experiencias y conocimientos que ha adquirido a lo largo de 58 años.

“Conozco a la familia de aquí (Tipikal), desde hace años cuando vivíamos en un rancho, he atendido el parto de varios de sus hijos que ahora ya son adultos y por eso vinieron a hablarme para atender otro parto”, relató.

Desde hace una semana, la veterana partera ha estado viviendo en el predio de la señora Margeli Poot Yah, quien recientemente dio a luz a una linda bebé con la ayuda y vigilancia de doña Sara Góngora.

“Hasta hace algunos años yo lavaba la ropa, arreglaba la casa, bañaba al bebé y cuidaba también de las mamás por varias semanas mientras se recuperaban del parto, pero ahora por la edad la ayudo en lo que puedo”, precisó.

Mientras se tomaba un descanso en su “jornada” como partera, la mujer recordó sus inicios en el rancho Santa Ana, cuando cobraba la cantidad de 5 centavos.

Platicó que los años de arduo trabajo le han brindado la experiencia para determinar cuándo un parto puede ser atendido por ella de forma natural o requiere de intervención quirúrgica en un hospital.

“Cada parto tiene su forma de trabajo, pero eso lo vas aprendiendo con los años. Poco a poco vas aprendiendo cuánto tiempo dura, las señales de que algo está mal y hasta cuándo necesitas llevar a la mujer a un Centro de Salud”, refirió.

“Me gusta recibir bebés, de día, de noche o de madrugada, cuando me vengan a hablar me estoy yendo, no importa la hora ni el lugar. En todos estos años he atendido muchos partos. Antes iba de casa en casa, pero ya cambió, ahora pocas personas quieren que sean atendidas por una partera”.

Para garantizar el trabajo y por seguridad de sus pacientes, doña Sara Góngora aseveró que en sus años de labor ha recibido capacitación de diferentes instancias de gobierno y de salud, incluso ha apoyado a algunos médicos.

En los casi 60 años que lleva como partera, ha recorrido los municipios circunvecinos para atender labores de alumbramiento en Teabo, Tipikal, Xohuayán, Kantemó, Kancab, San Marcos, Cooperativa, entre otras poblaciones.

“Soy muy andarina (de andar), me voy donde me hablan, a pesar de que ahora hay más centros de salud, hay gente que prefiere a las parteras, sobre todo en las familias donde siempre han sido atendidas por parteras”.

La mujer manifestó que en la ciudad de Oxkutzcab hay cerca de 15 veteranas parteras, entre las que mencionó a doña Luisa Aguilar, Hermelinda Canul y Delia Canté. Actualmente, la nuera de doña Sara lleva 18 años dedicándose también a la labor de parto.

“Cuando vamos a las capacitaciones le digo a las muchachas que van, que se apuren a aprender porque nosotras ya nos estamos acabando, ellas se van a quedar cuando nos vayamos”, culminó.

Además de atender la labor de parto, la mujer también ha dedicado gran parte de su vida al trabajo de “sobar” a las mujeres en gestación.