Hombre narra como rechazó ir a la guerra de Vietnam y se refugió en Tixkokob

El estadounidense Leslie Edward, quien tiene 75 años de edad, encontró refugio en Tixkokob tras negarse a participar en la guerra de Vietnam.
sábado, 7 de noviembre de 2020 · 16:06

"Cuando llegué sólo vine con una maleta, todo lo que tenía lo dejé en Canadá”, son las palabras de Leslie Edward, quien ahora cuenta con 75 años y está casado con Juanita Chay Aké, tras dejar Estados Unidos por negarse ir a la guerra de su país contra Vietnam.

Dijo que primero se fue a Canadá, donde radicó después de dejar su país de origen y de donde posteriormente viajó a México, país que visitó en tres ocasiones antes de establecerse en Tixkokob.

Mazatlán es una de las ciudades mexicanas que visitó en los años 1974 y 76, como no le agradó estar en ese lugar del Pacífico, viajó en 1995 a Yucatán, donde primero visitó al puerto de Progreso y  tiempo después conoció a Chucho Guerra, quien lo invitó visitar Tixkokob y, al establecer amistad con él, un año después, en un Año Nuevo de 1996, adquirió un terreno donde construyó su casa y donde vive hasta la actualidad.

En entrevista con POR ESTO!, Leslie Edward reveló que no le gustó la vida del Norte del país y que, a pesar de que también estuvo en Cancún y en Playa del Carmen, tampoco, pues él más bien es de disfrutar del medio ambiente y de la vida porque se considera “de clase media”.

“Para mí el medio rico y el rico siempre quieren tener más dinero y eso conmigo no va, me gusta estar siempre ocupado en lo que sé hacer, como es la carpintería, pero no me gusta hacer un trabajo acá, ya que no me gusta quitar trabajo que bien puede hacer un joven y el ingreso (que obtiene) es para sus familias”.

“Cuando vienen los amigos y me piden un trabajo lo hago siempre, sólo (les pido que) no me presionen, ya que no estoy dedicado al trabajo al 100 por ciento, ya que casi no lo ejerzo”, explicó.

Leslie Edward ahondó con situaciones personales al decir que “tengo mis pasatiempos, como caminar apenas salga el Sol, crío caballos de mi esposa, hija y nieto, y después ir a caminar con mis perros, donde soy observador de todo lo que veo, después regreso para cortar zacate para los caballos, me gusta tener limpio mi terreno, sin maleza”.

Amor por los animales

“Para mí, lo que ustedes llaman animales yo los veo como personas, ya que también sienten y tienen sentimientos y los trato por igual, ya que no puede ser que traigas a un animalito y no lo sepas cuidar como si fueran uno de tus hijos”, dijo.

“Yo nací en Nueva York y a los 21 años de edad me recluta el Ejército para ir a la guerra de Vietnam, pero me rehuso y me voy a Canadá, donde radico, me caso y nacen mis dos hijas, hasta que en 1995 llego a Yucatán para establecerme de forma definitiva, ya que me gustó el Estado por ser muy tranquilo, y Tixkokob mucho más, donde tengo mis amistades; acá me volví a casar, tengo una pensión de mi trabajo que hice en Canadá y dejé de todo para venir a radicar acá, un lugar bastante tranquilo; ya lo has visto no (me) meto con nadie, me gusta platicar mucho”, explicó.

“En las redes sociales me gusta ver mucho los videos de la carpintería en YouTube y videos musicales”, contó.

“No me gusta hablar de lo que pasa en el mundo (ni) en mi país, en Canadá y México y menos del Estado, tengo mi visa permanente, viajo cuando lo requiero”, afirmó.

EE.UU. y Canadá, países caros

“En México los mexicanos no saben lo que hacen para irse a los Estados Unidos, ya que la vida es muy cara; si es cierto, ganas, pero lo dejas ahí mismo; una renta de un cuarto te cuesta mil 200 dólares canadienses, unos 20 mil pesos mexicanos, un litro de agua te cuesta 50 pesos canadienses, acá diez pesos, un permiso para manejar te cuesta 20 mil pesos canadienses, acá en Yucatán dos mil 600 pesos. Así que, aunque ganes, lo dejas siempre ahí, aparte que exponen tu vida al hacerlo ilegalmente”, expuso.

“Me gustó Tixkokob, un lugar tranquilo para vivir… acá me voy a morir, ya que sólo me queda distraerme durante el día y disfrutar la vida, porque cuando despiertas tienes un día más que el Señor nos presta para vivir”, concluyó.

Por José Alfredo Islas Chuc