Ayuntamiento de Mérida ignoró estudio que previó inundaciones en Las Américas

A pesar de existir un estudio de la UADY, el ayuntamiento de Mérida ignoró las recomendaciones para evitar inundaciones en el fraccionamiento Las Américas-
domingo, 18 de octubre de 2020 · 08:10

El fraccionamiento Las Américas es una enorme piscina porque el sistema de drenaje no tiene la capacidad para eliminar cantidades de agua como las que dejaron a su paso la Tormenta Tropical Gamma y el Huracán Delta, además de carecer de espacios verdes que contribuyan a la absorción de líquido, de acuerdo con un estudio realizado por la profesora e investigadora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), María Elena Torres Pérez.

La especialista dijo que un estudio realizado del 2012 al 2013 arrojó que el 40 por ciento de las viviendas que había entonces en el fraccionamiento presentaban problemas de fallas estructurales, desde la cimentación de la placa, hasta la separación de éstas en las uniones de techos con las paredes, demostrando que no hubo una supervisión fina en el proceso de construcción y esto genera escurrimiento de agua de lluvia.

Otro aspecto importante, es que sus habitantes no se habían dado cuenta que al hacer crecer sus viviendas generan un impacto en materia de desarrollo urbano en tres aspectos: la resistencia que ofrecen los materiales con las que fueron construidas, las fallas estructurales y el nivel de calor en el interior de las mismas.

La especialista explicó que en relación a la resistencia de los materiales utilizados, muchas empresas emplearon sistemas constructivos que pueden ser eficientes en otras partes del país, pero no en Mérida, al utilizar elementos que no aguatan el intenso calor que predomina en el estado y el alto grado de humedad, propiciando que esos hogares se conviertan en “hornos”, además de poner a competir al tradicional block de concreto, con piezas prefabricadas del mismo componente a las que sólo se les colocó una capa estuco o material adherente.

Además, se detectó que el calor era más intenso en el interior que en el exterior, de acuerdo con las mediciones de temperatura, lo que propició que la gente que las habita, sobre todo gente procedentes de otras partes del país, al no estar acostumbradas al clima, instalaran sistemas de aire acondicionado, pensando que de esa manera ponía fin al problema, sin darse cuenta que ocurría todo lo contrario, porque comenzaron a surgir hongos en las paredes tanto al interior como al exterior de las casas.

Como consecuencia, señala el estudio, el 100 por ciento de los pequeños de 10 años o menos analizados presentaran síntomas de rinitis (ojos llorosos y comezón, estornudos y otros similares) y sus padres gastaban mucho en consultas médicas y medicamentos.

Si bien las viviendas entregadas cuentan con sala-comedor, cocina, una o dos recámaras y un baño, con el paso de los años sus habitantes se vieron obligados a construir un cuarto más, porque la familia había crecido o conforme sus hijos iban creciendo, lo que propició la destrucción de los espacios verdes, que los jardines se convirtieran en cocheras o para instalar la casa del perro, entonces, el patio o poco espacio en la parte trasera que era de tierra, se convirtió en otra plancha de concreto.

Con la ayuda de un dron se demostró que el 95 por ciento de las áreas verdes en las casas de Las Américas habían desaparecido, cuando lo ideal era que sus propietarios construyeran un segundo piso para preservar las áreas verdes que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud esta debe ser como mínimo de nueve metros cuadrados.

Torres Pérez explica que otro problema identificado y que pudiera estar relacionado con las recientes inundaciones y problemas de drenaje es que toda el agua de lluvia que cae en los techos está limpia y cuando baja a los patios de las casas, lo más que puede tener es excremento de los pájaros o gatos, pero al destruir las áreas verdes propician que esos residuos terminen en el sistema de drenaje. Incluso hay quienes construyen sus terrazas para que toda el agua de lluvia termine en la vía pública y eso propicia que el sistema colapse al recibir mayor cantidad de agua, se estima que hasta cinco veces más.

La investigadora dijo que el análisis se realizó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Comisión Nacional de la Vivienda (Conavi). Desde 2011 se creó una metodología para detectar las condiciones en las que se desarrollan los conjuntos de vivienda construida en serie.

En el año 2011 participó en el concurso para crear una metodología con el objeto de Registrar, Analizar y Prospección, en conjuntos de vivienda construidas en la ciudad de Mérida.

Los resultados se lograron luego de implementar la metodología para medir los aspectos tangibles de arquitectura, únicamente para evaluar la técnica profesional acerca de las condiciones en que se desarrollan los conjuntos de vivienda construida en serie, cuya novedad es incorporar la evaluación empírica a través de la opinión y las prácticas de la gente que lo habita, desde el inicio homogéneo y en el cómo se transforma durante los tiempos de intervención para convertirla en un hogar.

Soluciones

Torres Pérez sugiere a los habitantes la construcción de un recolector de agua pluvial que cae en los techos y ésta se deposite en un pozo.

Otra opción es que los constructores garanticen un sistema de drenaje más eficiente, de lo contrario, ese fraccionamiento presentará problemas de inundaciones.

La investigadora sostiene que el agua que fue extraída de calles inundadas y pozos después del paso de Gamma y Delta y que fue depositada cerca del fraccionamiento La Ceiba, donde se encuentra la zona de recarga acuífera, es sólo un remedio y para solucionar el problema porque es necesario construir más plantas de tratamiento, porque la actual que tiene capacidad para 3.5 habitantes por vivienda, insuficiente en un lugar donde la densidad de población es de cinco o más personas por casa.

Precisó que los camellones y los derechos de vía no sólo carecen de área verde, sino que se construyen más altos en comparación con los niveles de las viviendas y eso propicia que el agua se quede estancada.

El estudio demostró que hay una gran cantidad de bolsas de plástico y de golosinas que terminan en las alcantarillas, material que termina tapando las grietas por donde se filtra el agua y por eso el agua se vio “encarcelada”.

Indicó que el estudio se realizó en los fraccionamientos Las Américas, Los Héroes, Ciudad Caucel y Piedra de Agua, donde se detectaron el uso de diferentes sistemas de construcción y la instalación de plantas de tratamiento que no son suficientes para resistir lluvias fuerte y por eso rebosan las aguas negras.

Actualizar normas y reglamentos

Señaló que hoy día se cuenta con suficiente material para diagnosticar el problema y con expertos que pueden formar parte del Consejo de Desarrollo Urbano, no para decidir, sino para sugerir y aportar datos que contribuyan a diseñar un mejor reglamento de construcción adecuado a las circunstancias que prevalecen en la ciudad de Mérida.

Por Víctor Lara Martínez