Urdido de hamacas, actividad alterna para las familias de Chumayel

En Chumayel, el 90% de sus habitantes sabe confeccionar hamacas y el 50% desempeña esta labor como una actividad alterna.
jueves, 1 de octubre de 2020 · 11:21

En este tiempo de contingencia, las familias de la comunidad encontraron en el urdido y venta de hamacas, una opción para sobrellevar la dura crisis generada por el COVID-19.

El arte de la elaboración de esta tradicional indumentaria representa una actividad muy arraigada y representativa del municipio, que ha sido heredada de generación en generación, misma que realizan los lugareños como una fuente de ingreso adicional.

En las comunidades del interior del Estado, es común ver a las familias confeccionar las coloridas y tradicionales hamacas en nylon o algodón en la comodidad de su hogar e incluso el patio de sus domicilios.

El señor Olegario Ek Itzá, de 76 años, quien inició en el trabajo a los 12 años de edad, compartió que cerca de un 90% de la población sabe urdir hamaca, en tanto que un 50% se dedica a ello y como una actividad alterna.

Acompañado de su esposa María Luisa Ek Chan, quien también se dedica al urdido de hamacas, el septuagenario platicó el importante papel que tiene dicha actividad en la vida de los chumayelenses.

Compartió que hasta hace varios años, niños, adolescentes y jóvenes se involucraban en dicho trabajo que ahora desarrolla principalmente la gente adulta y de la tercera edad, importantes promotores del urdido de las hamacas.

“Ahora, los jóvenes se van a trabajar a Mérida. Son las personas adultas como de 40 a 80 años quienes siguen urdiendo hamacas, por ejemplo, yo me pongo a urdir cuando regreso de la milpa”, precisó en maya.

La mayoría de los lugareños no lo visualizan como un trabajo de tiempo completo, sino como una actividad alterna que, las mujeres realizan al término de todas las labores en el hogar y los hombres al finalizar sus labores en el campo.

Ek Itzá detalló que el tiempo de elaboración de la hamaca oscila entre una, dos y hasta tres semanas; “si uno se dedica solo a eso lo puede terminar hasta en una semana, pero hay otros que tardan más como los de croshet, porque son más finos”, añadió.

Otras de las personas que compaginaba el arte de las hamacas con la labor del campo, es el señor Apolinar Ek Chan, de 83 años, quien lleva más de siete décadas dedicado a dicha actividad.

Bajo la sombra de los árboles que cubren su patio, es común ver todos los días al octogenario urdiendo coloridas hamacas; “antes la terminaba en una semana, pero ahora tardo más por eso de la edad".

En Chumayel, basta con dar un recorrido por el municipio para observar como hombres y mujeres, a diferentes horas del día, van urdiendo y creando las cálidas piezas de gran arraigo en la Península de Yucatán.

Dependiendo del tamaño de la hamaca, es el tiempo que durará su elaboración, aunque la habilidad, destreza y experiencia producto de los años, les ha permitido urdir hasta dos hamacas en una semana.

Algunas personas, les urden a varias familias por pedido, en tanto que otras la elaboran para venderla directamente a sus clientes. El costo de cada pieza varía dependiendo del tamaño y tipo de hilos.

Desde tiempos remotos, la hamaca como indumentaria de descanso usado en diversas épocas y lugares, ha formado parte importante en la vida de las familias, convirtiéndose en un referente de identidad y cultura del pueblo de Yucatán.

Por Carlos Ek Uc