El Parque de las Américas: los esquites y las marquesitas

viernes, 3 de enero de 2020 · 04:20

Roger Aguilar Cachón

La ciudad de Mérida tiene muchos lugares emblemáticos donde se puede hacer gala de la inspiración y trabajo de sus artistas, en este caso de la piedra, al igual que el Monumento a la Patria en el Paseo de Montejo. El Parque de las Américas es un ícono de nuestra cultura urbana, ubicado en la colonia García Ginerés y ocupa por completo dos manzanas: en él puede apreciarse la arquitectura de origen maya y donde varios elementos, como las cabezas de serpiente, de donde sale agua hasta la amplia Concha Acústica, sede de múltiples eventos artísticos y culturales. Cuando fue gobernador de Yucatán don Ernesto Torres Novelo, ante la posibilidad de modernizar la ciudad y dar un espacio de esparcimiento y cultura a la sociedad yucateca, mandó demoler un monumento inconcluso a Felipe Carrillo Puerto, en un gran espacio de la mencionada colonia, para dar cumplimiento a una obra que tenía en mente. Para realizar este gran proyecto, contrató a los hermanos arquitectos Manuel y Max Amábilis para que se hicieran cargo del mismo. Se dispuso que la primera piedra se coloque el 31 de marzo de 1943, dos años después concluyó la obra magna y se inauguró el 16 de septiembre de 1945. Es conveniente mencionar, ya que casi ninguna fuente lo refiere cuando se trata del Parque de las Américas, que el escultor que llevó a cabo esta obra fue un artista yucateco, quien hasta hoy no ha recibido el reconocimiento que debiera, el Sr. Manuel Cachón Ortegón. El citado parque ocupa cuatro grandes espacios en la colonia García Ginerés por la avenida Colón, en la parte norte se encuentra una gran fuente de características mayas que invita al descanso y a la plática y frente a éste, un gran espacio dedicado a un jardín de niños. Al sur de estas dos grandes obras se encuentra la Concha Acústica, donde se llevan a cabo eventos sociales, artísticos y culturales, con un espacio considerable para el público y rodeado por columnas que simulan una de las construcciones importantes de Chichén Itzá, y al cruzar la calle, se tiene un espacio dedicado a los países de Latinoamérica, en cada columna se puede ver su escudo y el nombre de cada una con letras estilizadas. En este mismo espacio, se ubica la Biblioteca José Martí, lugar de grandes exposiciones y conferencias donde se reúnen lo granado de la sociedad intelectual y por la parte de atrás se encuentra un espacio muy bonito, una especie de rotonda, lugar tranquilo y silencioso, donde las parejitas de enamorados se dan cita para sus pláticas y proyectos. Lo interesante del Parque de las Américas es que a un costado de la Concha Acústica están instalados, desde hace varios años, puestos de antojitos, tacos, dulces y dos productos que llaman la atención y es adecuado al referirnos a este parque, ya que muchas personas, la mayoría, acuden cada tarde o los fines de semana a degustar dos de ellos que son los buques insignias del comercio del lugar. Me refiero en primer lugar a las famosas marquesitas y en segundo a los esquites. Las marquesitas son elaboradas por el señor Leopoldo Mena, vendedor de helados por el suburbio de Santiago, que veía que al llegar la época de frío su producto bajaba más que un poco y ante la necesidad de tener que sostener una familia, elaboró con una masa parecida a los conos de los helados, un producto que se haría como una especie de masa maleable que al rellenarse se podía enrollar. Se menciona que alrededor del año 1945, se preparó inicialmente este postre que en su versión original va rellenado de queso de bola. Primero lo comenzó a fabricar de manera casera para el disfrute de su familia, posteriormente se aventuró a sacar la venta a la calle en un puesto que tenía un aparato como una especie de comal grande que hacía presión de calor sobre la masa (imagínese una de hot cake) y quedaba como una barquilla abierta, se rellenaba y quedaba como un churro. Fue un gran éxito y hasta la fecha, se pueden ver diferentes puestos alrededor de la Concha Acústica vendiendo el producto que se puede rellenar, además, del famoso queso con nutela, combinado u otros ingredientes. Es un sabor inigualable. Cabe mencionar que, con el paso del tiempo, las marquesitas han pasado los límites de nuestro Estado y se les puede encontrar en muchas ciudades, desde la Ciudad de México, pasando por Campeche, Quintana Roo y casi en todos los municipios de nuestro Yucatán. No hay feria ni fiesta de pueblo donde no se vean los famosos carritos donde se elaboran las marquesitas y en nuestra ciudad están por todos lados, frente a iglesias, escuelas, parques de diversión, bailes, centros comerciales, etc. Sin lugar a dudas, el producto que es la punta de lanza de la economía del Parque de las Américas, son los famosos esquites, nadie sabe cuándo llegaron, lo cierto es que ya tienen plantada su residencia en nuestra ciudad. Muchos recordarán los momentos de delicia que se pasaban mordiendo la mazorca del maíz, previamente salcochada con un poco de sal y limón, en años anteriores no se acostumbraba insertarles un palo para sostenerlos. Con el paso del tiempo, a alguien se le ocurrió hacerlo así para que al comerlo sea más práctico, además de tener la opción de la sal y limón, se le añadieron otros elementos como la crema y el queso. Bueno, hasta allá todo normal, pero de un momento a otro nos topamos con que ya las mazorcas eran reemplazadas por vasitos de plástico donde solamente se ponían los granitos de maíz, a esta nueva versión del elote salcochado o sancochado se le conoce como esquite. Es conveniente decir a mis caros y caras lectoras, que lo interesante no es el elote en granitos, no, lo aventurado de esta golosina, tentempié o gusto, es que se le puede añadir lo que ustedes quieran. Así es, para muestra invito a los lectores que se den una vueltecita al parque antes mencionado, aproximadamente a las cinco de la tarde y tengan a mano algo que no debe de ser excluido: la paciencia. Así es, ya que aunque hay muchos puestos vendiendo este producto, hay uno que llama la atención por la gran diversidad de añadiduras que puede llevar el esquite. Es necesario hacer “cola” o fila de 15 a más de media hora para poder pedir su vasito de esquite, con crema, chile piquín, cacahuates, chocolate, grajeas, tostadas o totopos, una gran diversidad de frituras, usted hará de su esquite algo muy original. Y ya cuando mis caros y caras lectoras vayan a hacer cola por su esquite, de camino y saboreando, sería conveniente dar una vuelta por todo el conjunto de construcciones que conforman el Parque de las Américas, así conocerán el lugar y tendrán un buen sabor de boca.