Bullying, flagelo de miles de niños y jóvenes

domingo, 21 de julio de 2019 · 04:00
VALLADOLID, Yucatán, 20 de julio.- Luego de la conmoción mundial ocasionada por el caso del niño de 14 años, que tras ser víctima del bullying decidió suicidarse recostándose sobre las vías del tren, el acoso escolar regresa al ojo público y en últimas fechas se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los padres de familia. De manera lamentable, el bullying es padecido en silencio por miles de niños y jóvenes, quienes en un momento dado sienten que son rebasados por las continuas burlas y amenazas y optan por tomar decisiones inclusive fatales, como pudo apreciarse en el caso de Londres. En ese sentido, se hace hincapié en el hecho de que detectar los síntomas a tiempo, es un factor clave para la prevención y lucha contra el bullying. Según varios expertos, especialmente padres y maestros, quienes por lo general son los que pasan más tiempo con niños y jóvenes, deben estar atentos ante posibles señales que emiten quienes reciben o pueden recibir acoso. ¡Varios estudios realizados y avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), revelan que un alto porcentaje de niños de entre 11 y 18 años sufren o han sufrido acoso escolar y, además, el 53 por ciento de las víctimas de acoso acaban padeciendo síntomas de estrés postraumático. Trascendió que al no afrontar debidamente este tipo de comportamientos y no tomar medidas para corregirlos en edades tempranas, el número de acosadores frecuentes también va creciendo con los años. A la larga, el caso de los acosadores también se va convirtiendo en un problema para la sociedad, dado que van adquiriendo un modelo de relación interpersonal tóxica y depredadora, basada en la fuerza y en la imposición, que de manera lamentable va consolidándose con los años. Por otro lado, un niño que sufre acoso puede sentir emociones como el enfado, el miedo, la vergüenza o la culpa. No obstante, es esencial tratar de evitar una reacción exagerada, porque puede conducir a los niños a culpabilizarse así mismos por la angustia de sus padres. Psicólogos y expertos en el tema del bullying han comentado una lista de actitudes comunes entre los niños que sufren este tipo de acoso escolar, entre ellos, cambios de conducta drástico en el niño o adolescente, pocas ganas o ninguna de ir a clase, asi como una negativa de ver a sus amigos y salir de casa, dado a que sufre de una especie de malestar general todos los días. Por otro lado, en casos más extremos, en las víctimas de acoso pueden observarse golpes o moratones por el cuerpo “sin motivo aparente”, a la vez que el niño se muestra irritable y nervioso, con una tristeza injustificada. Otros signos de alarma incluyen en hecho de que el niño suele “perder” sus cosas (como el dinero) durante el recreo y por otro lado comienza a quejarse insistentemente de dolor abdominal y dolores de cabeza. Cabe destacar que especialmente los maestros, son una pieza clave para poner fin al acoso escolar, pues hay que tener en cuenta que el acoso escolar no es un juego inocente, dado que el acosado sufre un verdadero infierno a nivel emocional y contrario a lo que opinan algunas personas, el bullying dista mucho de favorecer el “endurecimiento del carácter” de un niño, sino que siempre constituye una violación grave de sus derechos, humillándolo en su dignidad como ser humano y ello puede tener secuelas difíciles de superar en algunas personas. Para combatir el bullying se hace necesario reforzar la información en cada caso específico, investigar qué está ocurriendo y profundizar en la vida escolar del niño y en caso de tener pruebas de acoso, los padres deben ponerse en contacto con los profesores y directores, y si el niño está muy angustiado, inclusive acudir a un profesional cuanto antes. También es de suma importancia reforzar el vínculo con el niño afectado, aumentando los momentos de atención positiva, tomando en cuenta que es fundamental no criticarlo y animarlo a expresar sus sentimientos, así como darle permiso para comentar con sinceridad como se siente para que vea que tiene el apoyo de sus padres. Otro de los puntos, sino es que el más importante, destaca el hecho de reforzar la autoestima del afectado, puesto que si en el niño acosado se ve disminuido, los padres deberán encargarse de demostrarle lo contrario y una de las mejores maneras es ayudarle a que pueda encontrar amistados y otras relaciones fuera de la escuela a través de otras actividades. Por último, y aunque para muchos resulte un poco difícil de entender, algunos estudios indican que no solo hay que trabajar con las víctimas, sino también con los testigos e incluso con los “victimarios” sobre todo que concientizando a estos, así como a los que presencian el acoso, a defender a la víctima y no verlo como un motivo de risa. (POR ESTO! / Corresponsalías)