El Episcopado Mexicano ha colaborado con AMLO en los foros por la paz

viernes, 27 de diciembre de 2019 · 04:20
Con motivo de las declaraciones del padre defensor de los derechos humanos, Alejandro Solalinde, en el sentido de que ningún Obispo de México apoya al Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que “estaban muy acostumbrados a los favores y privilegios” y todo lo que recibían de los gobiernos panistas y priístas, el padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, comentó lo siguiente: -En cuanto a los comentarios del padre Alejandro Solinde a la Agencia de Noticias NOTIMEX, y que muy bien ha publicado el periódico POR ESTO!, es necesario también cuestionarnos si estamos cumpliendo como Iglesia estas exigencias de ayudar y de servir, y sobre todo si como Iglesia colaboramos con las autoridades. -Al menos lo que yo he podido ver en mi experiencia desde que el Presidente Andrés Manuel López Obrador fue electo, y convocó el mismo Presidente a estos foros por la paz, el Episcopado Mexicano ha nombrado representantes para colaborar en estos foros en busca de la paz, desde ahí yo sé que ha habido una colaboración con el Gobierno Federal, con el Gobierno de la Presidencia, y también es importante que cada Diócesis, que cada Obispo, que cada Iglesia local colabore de cerca con las autoridades locales, municipales y también sin duda las federales, según la estructura que les corresponda. -No podemos estar ajenos al trabajo en colaboración con la autoridad, si bien desde Juárez la división Iglesia-Estado ha sido muy buena para trabajar cada quién en lo suyo, es muy importante que también trabajemos en conjunto, sobre todo buscando ayudar a los más necesitados. Eso es algo importante. -Desde mi parecer, creo que sí ha habido una colaboración. Para saberlo con más detalle habría que preguntar a cada autoridad competente e incluso a las áreas de Asuntos Religiosos de la Presidencia qué tanto se han involucrado o no los obispos en ese trabajo. Pero desde donde yo puedo ver sí ha habido colaboración. Lo que sí creo es que la colaboración debe mantenerse y debe aumentar, sobre todo, insisto, buscando la ayuda a los más necesitados- puntualizó. -Al respecto también el Papa Francisco nos da mucha luz sobre los puestos altos y la jerarquía de la Iglesia. Me es grato leer que el pasado 21 de diciembre el Papa al reunirse con la Curia Romana con motivo de la Navidad para dar saludos y felicitaciones, él les habla con bastante dureza, con bastante seguridad y habla de los cambios que hará en la Curia Romana. Me gustan mucho estas palabras que citaré a continuación del Papa, pero que estas se pueden aplicar a todos los que tienen alguna autoridad y jerarquía en la Iglesia, y que también podemos aplicarnos todos: Dice el Papa: Nosotros debemos iniciar procesos y no ocupar espacios: «Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. El tiempo da inicio a los procesos, el espacio los cristaliza. Dios se encuentra en el tiempo, en los procesos en curso; no es necesario privilegiar los espacios de poder respecto a los tiempos, incluso largos, de los procesos. Nosotros debemos iniciar procesos, más que ocupar espacios. Dios se manifiesta en el tiempo y está presente en los procesos de la historia. Esto hace privilegiar las acciones que generan dinámicas nuevas. Y reclama paciencia, espera». Por esto, urge que leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para que la dirección de este cambio «despierte nuevas y viejas preguntas con las cuales es justo y necesario confrontarse». Estas ideas del Papa nos recuerdan que sí, es importante y significativo ocupar espacios, lugares, cargos, pero es más importante realizar los procesos a favor de los demás. Continúa el Papa diciendo a la Curia Romana, a esta estructura de Gobierno que él tiene: «Es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un círculo vicioso. Y, en este momento, esta tentación de rigidez es muy actual». Concluyendo su mensaje el Papa, también dice a la Curia Romana y podemos aplicarlo a cualquier estructura eclesial. «La Curia Romana no es un cuerpo desconectado de la realidad —aun cuando el riesgo siempre esté presente-, sino que debe ser entendida y vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la lógica del cambio de época. La Curia Romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio». 200 años atrás está la Iglesia -La Curia Romana es un cuerpo vivo, y lo es tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio. El Cardenal Martini, en la última entrevista concedida pocos días antes de su muerte, pronunció palabras que nos deben hacer pensar: «La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás. ¿Por qué no se sacude? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valentía? Sin embargo, el cimiento de la Iglesia es la fe. La fe, la confianza, la valentía. [...] Sólo el amor vence el cansancio». El Papa concluye diciendo, y también yo me uno a esta idea, que la Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. Es decir, para lanzarse hacia encontrar a Cristo y darlo a los demás. Recordar lo que Dios nos ha dado Finalmente, Martínez Ruz señaló: -Ante todo debemos de recordar que estamos celebrando la época de Navidad y nos aproximamos al Año Nuevo. Es una época muy bonita para recordar lo que Dios nos ha dado, que se ha hecho presente ante nosotros, y sobre todo que al llegar un año nuevo siempre nos hacemos propósitos para cumplir, para ser mejores, para crecer, y también, teniendo en cuenta esto, hay que mirar hacia atrás para evaluar, valorar, agradecer todo lo que hemos vivido este año, y por lo tanto, haciendo un buen examen de conciencia y una autoevaluación, poder proyectarnos hacia el futuro para hacer unos buenos propósitos. -Esto en la vida personal, pero también en nuestra vida familiar, en nuestra vida laboral y claro, en la vida de Iglesia no hay esta excepción. Es muy bueno que en la vida de Iglesia y en nuestro compromiso cristiano, nos confrontemos, nos autoevaluemos, y sobre todo busquemos en qué hemos fallado para poder ser mejores –concluyó. (Roberto López Méndez)