Hasta siempre, Ermilo Torre Gamboa

Uno de los máximos pintores yucatecos, con más de ochenta años de aprendizaje, falleció ayer
martes, 8 de junio de 2021 · 19:21

Ayer en la noche, Ermilo Espinosa Torre comunicó el fallecimiento del pintor Ermilo Torre Gamboa, reconocido por numerosos profesionales del arte como un referente de la plástica en la historia de Yucatán
“Tuvo una fractura de cadera hace unos meses. Eso lo obligó a estar en cama. Ese fue, digamos, el punto definitivo para iniciar una decaída de salud constante que le impidió pintar al final, pues no se podía levantar de la cama”, conversa, en exclusiva con POR ESTO!, el pintor Ermilo Espinosa Torre, nieto del reconocido maestro. “Al momento de ya no poder pintar, su salud disminuyó. Siempre dijo que, mientras pudiera pintar, estaría vivo y lleno de fuerza. Cuando dejó de hacerlo, le hizo mucho daño. Hasta un punto, ya al final, empezó a perder su lucidez. Su corazón ya no pudo más. No fue COVID, ni nada por el estilo. A los 97 años, era, en parte, inevitable. También tuvo dos infartos. Ya no aguantó más su cuerpo”. 

Añade: “su esposa, que siempre estuvo con él acompañándolo en todo momento, salió en un momento de la habitación. Fue a la cocina para hacer de comer. Cuando regresó, lo encontró descansando. Él fue una persona que siempre disfrutó mucho estar en contacto con todo el mundo. Adoraba la compañía, la gente, y pintar. Eso se mantuvo hasta el final”.
Ermilo Torre Gamboa recibió la Medalla Mérida en el año 2000. Con 55 exposiciones individuales, llevó su arte a España, Estados Unidos y Cuba. Estudió en Bellas Artes (Mérida), la Academia de San Carlos (Ciudad de México) y la Academia de San Fernando (Madrid), siendo uno de los primeros yucatecos en formarse artísticamente en una academia europea. 
“Se queda todo. Él no se fue. Lo único que se fue es el cuerpo que tanto aprovechó. Queda su legado pictórico, su obra, que es apreciada por prácticamente toda Mérida. Queda su energía, su entusiasmo, su alegría, que compartió en cada exposición y con todos sus alumnos. Tuvo muchísimos a lo largo de su vida, quienes ahora son maestros de pintura. Yo también tuve el honor de ser su alumno, además de su nieto”, dice Ermilo Espinosa. Continúa abrazando la memoria reciente: “Ellos seguían mandándole regalos, recordándolo con tanto cariño. Cuando mi abuelo recibía a una persona, la hacía sentir como la más importante del mundo. Así se te hacía sentir, con su sonrisa con la que te veía. Recordaba cada cosa que había vivido contigo”. 

El director del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY), Rafael Pérez y Pérez, comenta, para este periódico, que Ermilo Torre Gamboa “fue un pintor icónico. Don Ermilo fue alguien que formó parte de la vida cotidiana de Yucatán, no sólo de la pintura como tal. A él le tocó retratar a generaciones y generaciones. Así, el retrato, como género llegó, a ser importante para el pueblo yucateco”. 
Ermilo Torre Gamboa expuso un total de tres veces en ese museo. “Hubo una cercanía no sólo de amistad. Tenía una afinidad con el MACAY; fue uno de sus promotores”, recalca el director. 
“Yo creo que hemos perdido a un artista con una tradición académica fuerte, aunque, en los últimos años, el maestro Ermilo Torre también hizo grandes experimentaciones en la plástica con la abstracción. Él fue un hombre que le dedicó mucho tiempo al trabajo académico, desde mediados del siglo pasado. Además, era un individuo, como amigo, extraordinario; como gestor del arte, maravilloso”, complementa.
“Una de sus grandes preocupaciones era la persistencia del museo. Muchas veces lo externó”, señala el director del único museo de arte contemporáneo en el Sureste mexicano. “Él se merece un gran homenaje. Creo que el MACAY hizo su labor. Toca ahora a otras instancias gubernamentales continuar con la promoción del trabajo del maestro Torre Gamboa. Indudablemente, el MACAY hará lo suyo. No hay que olvidar que él fue una de las personas que dejó un legado en muchos sentidos. En el salón del cabildo del ayuntamiento hay una pieza extraordinaria suya, que es un retrato de Francisco de Montejo. Hizo retratos que marcaron la historia de este género en México. Don Ermilo hizo su labor como artista, de la cual, creo yo, quedó satisfecho. Dejó también un nieto talentosísimo, que ha de ser otro gran orgullo y satisfacción”. 

Un pintor joven yucateco, Ernesto Novelo, piensa que “lo importante es resaltar el legado que deja el maestro para nosotros. Es una figura indiscutida e indispensable en la historia de la plástica yucateca. Muere el hombre, pero la obra perdura”. 
“Siento que no se le dio el reconocimiento que mereció su trabajo en vida”, prosigue. “Veremos, en próximos días, homenajes y lamentaciones de autoridades que se olvidaron de él mientras estuvo vivo. La obra del maestro es vasta, y no es únicamente la pintura clásica. Tuvo su época europea, en la que también fue copista, elaborando reproducciones de obras famosas. Él tiene también, además de los retratos y de la obra clásica, un aporte en otros ámbitos que es poco conocido. Es ahí donde deberíamos abonar un poco para resaltar la grandeza de uno de nuestros mejores pintores. Ese es un trabajo que, en los próximos años, las generaciones de artistas que siguen, en las que yo me encuentro, nos tocará hacer”. 
En su muro de Facebook, Ermilo Espinosa Torre subió el video de una entrevista que él mismo le realizó hace tres años. Ahí, “el habla de algo muy importante, que también queda: esa enseñanza de hacer lo que uno ama, dedicarse a hacer lo que uno disfruta, por lo que uno siente pasión, sin importar lo que sea y sin miedo. Eso es algo que él obviamente hizo. Apoyaba a que los demás lo hicieran. Eso es algo que se queda, porque mucha gente lo hizo por él. Muchas vidas fueron tocadas por el entusiasmo y el coraje que él inyectaba en la gente”. 
“También queda esa humildad, porque, hasta sus últimos días, cuando le preguntaban a qué se dedicaba, él decía que era un aprendiz de pintor. Siempre, hasta el último momento, quería aprender. Incluso, cuando ya no podía pintar y yo venía a su casa y le mostraba libros, quería ver qué era lo que se estaba pintando de nuevo. Esa humildad y ese compromiso con su profesión y con su vida misma, eso queda”, agrega el también pintor. 
“Al final de ese video, él dice no saber qué pasaría después de la muerte, pero lo que fuera, sería algo bueno. Ese optimismo que lo llevó tan alto como llegó también lo manifestaba con la idea de la muerte. Espero que, tal como lo dijo hace tres años, lo esté disfrutando ahora. Él dijo que, seguramente, iba a ser recibido más allá con una paleta y un pincel. Yo creo que ya debe estar pintando entonces”, dice Espinosa, recordando a quien siempre vivirá.