Belacqua presentará su obra 'Las niñas'

El equipo multidisciplinar de Belacqua regresa al escenario tras un largo confinamiento
sábado, 22 de mayo de 2021 · 15:32

El reencuentro en un escenario, después de un largo confinamiento, puede ser una oportunidad para mostrar fortalezas y también para admitirse vulnerable como persona y profesional del teatro. Desde la experiencia del equipo de la compañía Belacqua, que congenia en que su producción Las niñas ha dejado de ser un trabajo virtual en proceso, retornar a las tarimas con una obra que aborda la rivalidad entre mujeres, resultado de una idealización de sus cuerpos, ideas y virtudes, ficciones creadas “en un mundo escrito por hombres”, especialmente hablando desde la voz de personajes femeninos icónicos del teatro clásico, como Lady Macbeth (Shakespeare) y Laurencia (Lope de Vega). Así lo comentan con POR ESTO! las artistas participantes en la obra, que se actuará y transmitirá en vivo.

A partir de la pregunta “¿es el reencuentro un empoderamiento?”, comentó, primero, la dramaturga María José Pasos: “el reencuentro es un empoderamiento, pero como parte de todo un proceso en el que las actrices se reúnen físicamente. Siento que este reencuentro entre Belacqua, como grupo que ha hecho tanto, incluso en la distancia, también nos empoderó en el sentido en que cambiaron muchas dinámicas. Reflexionamos mucho en torno a las cuestiones que, en conjunto, no estábamos viendo. Además, por ejemplo, este proyecto salió de las actrices. No es uno que haya salido del director o de la dramaturga. Son las actrices las que son realmente creadoras del proyecto. Eso para mí fue muy enriquecedor: participar en un proceso teatral que no sigue una jerarquía. Las actrices propusieron las cosas, y nosotros, como todo el equipo de trabajo, mezclamos los deseos, inquietudes y temas. Al final, se logró algo muy colectivo y rico en ese sentido. Sí, nos ha empoderado como mujeres, pero también como profesionales del teatro. Un proceso horizontal es muy difícil de ver en un proceso de escena”.

Además, Pasos explica que el proceso de escritura “fue un proceso muy rico. Tomamos una idea que pareciera muy simple, pero que nos estaba sonando mucho a todas: en el teatro, se reproducen los mismos patrones de violencia y discriminación hacia las mujeres y los cuerpos de las mujeres, aunque, irónicamente, se presentan personajes femeninos muy fuertes. Los personajes femeninos del teatro clásico son mujeres súper empoderadas, muy complejas y que toman decisiones difíciles. Es raro que las actrices, y todas las mujeres que trabajamos en el teatro, estemos enfrentadas a esta doble realidad, aquella de las mujeres en el escenario versus lo que pasa en nuestras vidas cotidianas, como las violencias de género que atravesamos dentro y fuera del teatro. La pregunta es: ¿qué pasaría si esos personajes hubiesen sido escritos de otra forma? Porque da la casualidad que son personajes escritos por hombres. Nos pusimos a trabajar con ese planteamiento, y también con nuestras propias vivencias, con temas transversales para todas, como la profesión misma del teatro, la problemática con el cuerpo y el empoderamiento como mujeres”.

Susan Tax, una de las dos niñas en la obra, concuerda con María José: “este proyecto nos ha empoderado como grupo, permitiéndonos encontrarnos de otras formas, pero también experimentar. Trabajar por medio de una plataforma digital -porque no nos quedaba de otra-, ha tenido ventajas, como la de poder encontrarnos incluso si estábamos en distintas partes del mundo. Pudimos trabajar con Majo, aunque vive en Chile, por ejemplo. Realmente, este proyecto partió de nuestra idea, pero ha crecido con la idea de todos. Está empapado con todas las vivencias que a cada quien le ha tocado”, refiriéndose también a lo que aportaron sus compañeros. “El hecho de compartir con hombres -no porque fuera un proyecto que habla de la mujer los íbamos a dejar de lado- también enriqueció el proyecto, porque debía haber un equilibrio”, apunta. “Agradezco mucho ver un equipo como el que tenemos, por cada una de ellas y ellos. Ahora que nos encontramos en escena, poder ver a mi compañera de cerca y no por medio de una pantalla es algo que nos enriquece como actrices, como profesionales del teatro y como personas. Hemos pasado por muchas etapas en las que aprendimos lo que debimos aprender en ese momento. Ahora estaremos mostrando ‘Las niñas’ en vivo, pero más adelante, cuando el público pueda estar presente, será otro viaje”.

“Para mí”, comenta Gina Martínez, compañera de Susan en escena, “el poder femenino viene desde un lugar de contención. Es importante visibilizar que las mujeres tenemos el poder de luchar, de exigir y convocar. Pero siento que, además, nuestro empoderamiento viene desde el amor, de la necesidad de dar y contener. En la obra también se habla el tema de la rivalidad y la competencia, que es algo que no sólo está presente en el teatro, sino en cualquier medio de trabajo. Es muy común poner a las mujeres -también a los hombres, pero en la obra se aborda a las actrices- a competir por un papel”. Sobre actuar una rivalidad, Gina piensa que “es extraño, porque, de alguna manera, Susan y yo llevamos muchos años trabajando juntas. Ahora que nos encontramos en el mismo espacio, ha sido muy bello tener este enfrentamiento ficticio en escena, el pensar que mi colega puede ser mi rival. Definitivamente, el cuerpo, para mí, es el lugar de mucho empoderamiento, y tener el cuerpo y la voz del equipo presentes ayuda a que el montaje cobre vida. La presencia es distinta. Nuestros cuerpos hablan. Están llenos de complejos, de heridas, sin caer en la victimización. La pantalla puede ser una protección, pero estando frente a frente, eso deja de existir. Eso es algo que sucede con el teatro; forzosamente te empodera: eres tú, expuesta ante una audiencia”.

La videodanza homónima, “Las niñas”, asesorada por la filmógrafa Mercy Portillo, puede verse en YouTube. El material audiovisual representó también un encuentro. Al respecto, Portillo dice: “en este proyecto ha habido distintos reencuentros, como en el día de la grabación. Antes de eso, todo había sido virtual. Para mí, fue muy especial, porque pude volverlas a ver. Haciendo la analogía con las imágenes del vídeo: cada una había estado en su propio espacio, en un cuarto de la casa. Lo grabamos así, cada una por separado. Al final de la grabación, se reencuentran todas, y grabamos la parte con la pintura. Ese momento, para mí, fue mágico. Aunque yo no las estaba tocando, como ellas entre sí al momento de bailar, fue un momento muy fuerte y emotivo. Sentí esa unión entre mujeres de la que tanto se habla”.

Carmen Ordóñez, además de ser diseñadora gráfica, ha hecho lucir el mensaje visual de “Las niñas”. “En términos del encuentro”, retoma la pregunta, “lo veo a partir de muchos sucesos. Pienso que esto es una bitácora de trabajo, en la que hemos tenido tantas etapas. Justo en el momento que pienso en cómo se dio este encuentro a partir de Susan y de Gina, creo que lo que ellas quisieron hacer fue reencontrarnos en un inicio, tanto por causa de la pandemia o por temas de nosotros mismos, como grupo, que estábamos dispersos en distintas partes. Cargábamos con el tema de ‘si no está un director en la compañía, o un residente o un dramaturgo, que suelen ser las presencias fuertes en el teatro en cuanto a jerarquías, entonces el grupo va a desaparecer’. Siento que había mucho de eso, pero tampoco queríamos soltar nuestro proyecto de Belacqua. Vino mucho de la inquietud de las actrices por seguir creando y compartiendo con un público. Ese fue el primer punto para decir ‘reencontrémonos’. Después, ellas se involucraron en un laboratorio creativo junto con Majo. Creo que ahí también hubo otro punto de reunión, porque nos estábamos encontrando con nuestra manera de ser feministas”.

Carmen profundiza en esta situación: “ese es un proceso que sigue constantemente, y que se puntualiza en alguna parte del texto: ‘no pretendemos ser ni Virginia Woolf ni Simone de Beauvoir’. En realidad, somos mujeres aprendiendo a convivir con otras mujeres, a tener otro tipo de procesos con compañeros profesionales. Incluso nuestros compañeros se encontraron con sus rasgos más sensibles, que también están presentes en su masculinidad. Pienso en el proceso de encuentro que significó el vídeo. Posteriormente, les comenté que era muy arriesgado que estuviéramos juntas, bailando y en contacto. Estamos en una pandemia. Sin embargo, se sintió muy bien estar tan cerca de alguien a quien quieres y respetas, y cuyo trabajo y sensibilidad son tan grandes, resultó en un encuentro bastante poderoso. En cada punto, en cada boya del recorrido de esta bitácora, se me caía una venda del rostro. Ahora, estar presente en el espacio y verlas ahí, tan libres y fuertes, me parece muy poético y una manera distinta de habitar el tiempo. Es un momento que está vivo. Nada será igual”.

David Hurtado, el director del proyecto definido por sus integrantes como ‘horizontal’, es decir, sin jerarquías, comenta: “quien decida acompañarnos en alguna de las funciones verá la síntesis de los mundos que nos habitan, y cómo nos ha afectado en el transcurrir de nuestra vida. Todas hemos depositado mucho de nosotras, de lo que nos define como personas. Apelo a que el público pueda vivir esta sensación de lo que se ha compartido a lo largo del proceso. Me permitiré citar a Susan. Ella habla de un proyecto que empodera. Creo que Las niñas es justo eso, y el encuentro fue una necesidad y una consecuencia lógica. No podía suceder de otra manera”.

Eduardo Góngora, responsable del trabajo coreográfico, tuvo también una participación importante en la creación de la poética que distinguió a “Las niñas” desde un inicio. “Dentro de estas realizaciones, que tanto Gina como Susan, querían conseguir, con el mensaje que estaban buscando dar con la obra, vino el factor de que querían expresarse no sólo a través de la actuación y las palabras de la dramaturgia, sino también a través de la expresión de sus cuerpos puestos a danzar” comenta.

“Cuando me lo expresan de este modo, logro entender que debíamos encontrar sus propias poéticas, esa poesía corporal que tienen. Abordamos una metodología compositiva basada en improvisaciones guiadas que quedó en la videodanza producida con Mercy y que se extiende a la obra que se presentará en el Teatro de la Rendija. El empoderamiento, pienso, es una consecución luego de un largo recorrido. Cuando uno llega a una meta deseada es que ocurre la sensación de la nueva fuerza. Me parece que esto fue lo que ocurrió, y lo hemos mencionado: surge de Gina y de Su-san la inquietud de llevar a cabo esta obra. Y como en una película en la que los héroes o las heroínas van a la aventura y se les aparece el monstruo, aquí se nos apareció el COVID-19 y ¡órale! ‘¿Quieren hacer su obra? Pues les va a costar más trabajo’ (ríe).

“Me parece que ellas, más que nadie, lo saben: costó trabajo”, afirma, dando voz a la agrupación. “Y ellas, con la incertidumbre de querer liderar un proyecto y tener que hacerlo a tientas, medio a los tumbos y, a veces, a las carreras -muchas veces, tal vez-, lo lograron. Para mí, se cifró, justo en uno de los últimos ensayos, dando toques finales a la coreo-grafía, me habían pedido ellas tener un momento en que se dieran un abrazo. Se concertó, y a mí, como el primer espectador de esto, junto con David, que estaba acompañándonos, me con-movió. Cuando lo vi, sin embargo, dije que faltaba algo: ‘tomen aire (inhala profundo), y suéltenlo (exhala)’. Es un símbolo que dice ‘llegamos’. Ahora sí, se estrenó la obra, con todos los avatares que significó. Ese fue el instante justo, por lo menos, desde mi mirada, cuando dije: ‘estas dos grandes de la escena ya no son sólo grandes por actuar lo que los demás les dicen, sino que ahora lo son también desde su propia voluntad’. Me afirmo, me lo propongo y lo consigo. Creo que ahí está, sobre todo, el gran empoderamiento de estas dos niñas que, como lo dice el texto de Majo en algún momento, quieren ser vistas como mujeres. Estas dos actrices son enormes mujeres, y la muestra de ello es lo que nos permite hablar hoy”.

Las niñas se transmitirá en vivo desde el Teatro de la Rendija todos los viernes y sábados del 28 de mayo al 19 de junio, a las 20:00 horas a través de la plataforma Zoom. Los boletos se encuentran a la venta tanto en boletopolis.com como en la página larendijasedevirtual.com.