Museo de Arte Moderno de México ofrece taller virtual sobre magnesia

Este taller es dirigido a la niñez, de entre 6 a 12 años e inicia el 6 de marzo a las 11:00 horas
miércoles, 3 de marzo de 2021 · 14:23

Existen conocimientos y maneras de vivir diferentes a las que marca la ciencia y la lógica del consumo. “Tanto el arte como la magia son herramientas, y depende de cada quién cómo se manejan en el mundo”, explica a POR ESTO!, la artista plástica Ilazki de Portuondo, quien dirigirá el taller gratuito Magnesia. Laboratorio de arte y magia, auspiciado por el Museo de Arte Moderno de México (MAM) y dirigido a la niñez, de entre 6 a 12 años. Inicia el 6 de marzo a las 11:00 horas, con una única sesión en la que Ilazki guiará a los participantes en la comprensión del magnetismo y el autocuidado, apoyándose de obras Remedios Varo, Leonora Carrington y Kati Horna. El correo educativos@mam.org.mx recibirá las inscripciones. El cupo es limitado. 

El contexto del programa tiene que ver con un cuestionamiento: “Me parece relevante retomar la magia por una cuestión contextual. Las lógicas de vida que nos enseñan vienen de ideas poco espirituales. ¿Cuáles son las otras formas de vivir?”, se pregunta Ilazki. La artista plástica vuelve a mirar sobre la presencia de la magia, diciendo: “Hubo épocas en las que la magia y la ciencia no estaban separadas. No fue sino hasta el Renacimiento que se hace esta división. Es más: en la ciencia hay palabras que vienen de momentos en las que no había ciencia. Laboratorio, que es una palabra que entendemos colectivamente en el marco de un paisaje muy clínico, tiene su raíz en labore y orationis, el lugar del trabajo y la oración, como lo es el trabajo de los alquimistas”.

El MAM recurrió a Ilazki para elaborar un taller para niños desde algunas obras de su acervo. “Muchas de sus referencias (de Varo, Carrington y Horna) son muy europeas. Hay cosas de alquimia que me son conocidas, algo que puedo manejar fácilmente, porque es parte de lo que estudié”. La tallerista declara que la magia no es una contradicción del conocimiento. “El magnetismo existe y es algo que todos podemos hacer con las manos. También puedes acercarte a él por medio de un imán. Desde ahí, se ve que no hay tanta diferencia entre la ciencia y el magnetismo, por ejemplo, que parece mágico, pero no lo es tanto. En el taller, no hago la diferencia entre un carácter y otro. Durante la sesión, mostraré elementos reconocibles en el propio cuerpo, pues, a final de cuentas, el taller versa sobre los primeros pasos en el magnetismo que todos poseemos, y también sobre cómo jugar con eso, como por igual el manejo de las emociones propias”.

¿Pudiera ser que la magia, el conocimiento y el autocuidado sean temas muy complicados para las personas más jóvenes? “De hecho, son el público más fácil. Los niños todavía no tienen la mente cerrada por prejuicios o por una cultura. Además, practican de manera inconsciente la magia. La cosa es ayudarles a tomar en cuenta eso, y entender que la imaginación también es una herramienta muy rica para la vida. La imaginación también se construye desde el saber y el conocimiento, como cualquier otra cosa. Entonces hay que mostrarles referencias, explicárselas. Con los niños, puedes acercarte a temas de vida que ellos atraviesan de manera difícil para darles oportunidades de resolverlos ellos mismos. Por ejemplo, las pesadillas. Puede que no las tomemos muy en serio, pero un niño que tenga pesadillas durante años, sufre. Eso puede manejarse. Tenemos la oportunidad de hacerlo y, según yo, eso puede dar respuestas al propio ser, a la propia vida. Es necesario facilitarles que entiendan eso.

La creadora de Elogio a la desobediencia (2019), una instalación compuesta por una charola de cobre, una pieza sonora de un dúo de violín y una fotografía, recuperando el tritono (cuya disonancia, se creía, invocaba al diablo, por lo que fue censurado en tiempos de la Inquisición Europea) para confrontar al público con una idea elaborada por la Iglesia entorno al mal, comenta: “No me interesa tanto que la gente crea o no, sino que el público empiece a ver el límite de lo que creemos actualmente como algo natural, que en realidad son construcciones culturales, políticas e ideológicas”.

SY

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