Rosario Sansores, la yucateca que rompió las reglas de la poesía en México

Una de sus obras más reconocidas y musicalizada fue "Cuando tú te hayas ido" por el compositor ecuatoriano Carlos Brito.
jueves, 7 de enero de 2021 · 07:07

Ya son 49 años desde que despedimos a la poetisa mexicana Rosario Sansores Prén, conocida por obras como "Cuando tú te hayas ido", poema que sirvió de base al pasillo Sombras musicalizado por el compositor ecuatoriano Carlos Brito Benavides.

Nacida en la ciudad de Mérida, Yucatán un 25 de agosto, la poetisa inició su interés por escribir a la joven edad de 7 años. Fue hija de Juan Ignacio Sansores Escalante y Laura Prén Cámara. A los catorce años de edad se casó con el cubano Antonio Sanjenís, con quien se fue a radicar a La Habana.

Tras la muerte de su esposo en 1918, con 29 años de edad, Rosario Sansores volvió a México, y específicamente a la capital, en donde fue columnista de la sección de sociales en los periódicos Hoy y Novedades, en donde pudo dar a conocer sus prosas, declarándose contraria a las tendencias modernas de la poesía y dejando ver el lado cursi que la distinguía. 

Fragmento de "Cuando tú te hayas ido"

Y en la penumbra vaga de la pequeña alcoba
donde una tibia tarde me acariciabas toda,
te buscarán mis brazos, te buscará mi boca,
y aspiraré en el aire aquel olor a rosas

Fragmento de "sombras"

Cuando tú te hayas ido me envolver
Cuando tú te hayas ido con mi dolo
evocaré este idilio con sus azules
Cuando tú te hayas ido me envolver
Y en la penumbra vaga de la pequeño

Fragmento de "celos"

Tengo celos ¿no sabes? Tengo celos

de todas las mujeres que has amado:

de las bocas en flor, donde has saciado

la locura de todos los anhelos.

Su obra poética está contenida en sus libros: “Del país del ensueño”, 1911; “Las horas pasan”, 1921; “Mientras se va la vida”, 1925; “Cantaba el mar azul”, 1927; “La Novia del sol”, 1933; “Mi corazón y yo”, 1943; “Fruta madura”, 1945; “Sombra en el agua”, 1951 y “Polvo de olvido”, 1951.

Varios de sus poemas han sido musicalizados: “Se esfumó de mi vida”, por Ricardo Palmerín en 1928; “Sombras”, por el ecuatoriano Carlos Enrique Brito Benavides en 1932; “Palomita Blanca”, por Ernesto Lecuona en 1939; “A Mérida”, por Luis Felipe Castillo en 1998. En 2004 Ligia Cámara puso música a “Filosofía y Sinceridad” y Angélica Balado a “Gitana”. Otros compositores ecuatorianos han tomado sus versos para componer pasillos.

Con información de: Museo de la Canción Yucateca

SY