'El arte lo salva todo': Ernesto García Peña, artista cubano

El artista cubano Ernesto García Peña vuelve a Yucatán, tras 20 años de ausencia, para inaugurar una muestra el 14 de abril en la Galería Mo, en el Centro Histórico de Mérida
domingo, 10 de abril de 2022 · 10:17

Veinte años después, el pintor y artista cubano Ernesto García Peña, cuyas obras contraponen el mundo real y lo imaginario, que une trazos que contrastan la fuerza y la delicadeza como un poeta, está de vuelta en Mérida. Afirma que el arte lo salva todo y refuerza que el amor y el erotismo son fundamentales en su obra.

Este jueves 14, a las 19:00 horas, en Casa Mo,  ubicada en la calle 62 con 49, del Centro Histórico, inaugurará la exposición “el origen-pinturas y dibujos”, que reunirá una colección de más de 40 piezas.

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Previo a su exposición, ayer por la mañana, en un ambiente de alegría y fraternidad, García Peña, acompañado de su hija Iris Laura, visitó en su casa al Fundador y Director Honorario de los periódicos POR ESTO!, Mario Renato Menéndez Rodríguez, y a su esposa Alicia Figueroa, con quienes tiene una amistad desde hace más de sesenta años.

Extasiado, los ojos del artista recorrieron la pared de la sala donde están colgados seis de sus obras que creó hace mas de dos décadas, que incluso no recordaba que estuvieran en su catálogo de más de 500 que hasta ahora ha llegado a contabilizar, y quizá sean mucho más, porque su arte lo inició desde los 12, cuando en el pueblo de Sabanilla, Cuba, pintaba animales para los santeros o por encargo retrataba a mujeres exhibiendo sus vestidos, entre los años 1962 a 1965.

Observó un lienzo de acrílico de 30x30,  titulado “Credo”, que en su parte posterior se puede leer “Para ti Mario como testimonio y aprecio a tu ejemplar obra, a tus cualidades personales, 25 de octubre de 2013”; en ella se ve la delicadeza de las líneas, los tonos azules, el fuego rojo y a su alrededor dos siluetas de mujeres alzadas sobre el vacío, que contrastan, como siempre lo ha hecho el artista cubano, el poder y la belleza femenina y el erotismo.

Fue el reencuentro después de muchos años. Momentos de alegría, de abrazos y saludos de sinceridad. Luego de observar las obras fijadas en la pared, Ernesto García Peña, como una muestra de su aprecio por Don Mario y Doña Alicia, dejó otra evidencia de esa amistad. La dedicó una pintura con las sencillas frases: “para Mario, un gran amigo, excelsa persona”. Y de nuevo los abrazos. En el acrílico sobre lienzo: una taza de café que navegaba sobre un mar azul, por supuesto café cubano, y de ella emanaba, como el humo, dos cuerpos de mujeres que se fusionaban mientras a lo lejos los ojos de un pescador guajiro observaba.

“¡Qué lindo!”, expresó Doña Alicia. Amable como siempre, ella los invitó a tomar café y a comer un panecillo. Don Mario movió la cabeza y evocó que conoce a Ernesto desde hace más de 60 años. “Es un artista genial”, añadió con amplia sonrisa.

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Sobre la mesa, el olor sabroso del café impregnaba el ambiente, mientras el pintor platicaba con POR ESTO!, hablando sobre sus orígenes, sobre la oportunidad extraordinaria de regresar a Yucatán, como lo hizo hace 20 años, pero en esa ocasión acompañado de la también pintora Zayda del Río, con quien realizó una exposición en la Galería Rivero, que ahora ha cerrado sus puertas. 

“Fue una jornada muy intensa de actividades, hicimos una exposición en una galería que se llamaba Galería Rivero, y Alicia Figueroa se encargó de todos los detalles, hicimos un paseo extraordinario no sólo aquí en Mérida sino en los lugares más destacados de Yucatán. Para mí fue extraordinario poder descubrir de manera real, presencial y no virtual o imaginada o leída, la cultura maya. Así me impresionó muchísimo. Me sentí poseído y fue motivo de inspiración que nunca cesó realmente y ahora con esta vuelta lo retorno y lo siento de manera extraordinaria para seguir haciéndolo…estoy muy feliz con esta visita, y ahora mismo encantado compartiendo con ustedes tan amables, tan afectuosos; yo aprendo mucho cuando estoy acá, siento como una deuda conmigo mismo, el no tener esa capacidad que tienen ustedes de ser tan espléndidos, de ser tan educados, siempre con una palabra atenta, realmente para mí es una oportunidad y un honor”, dijo el artista, que se explayó narrando su visita anterior.

La exposición que tendrá en los próximos días rompe con los protocolos y con las expectativas comerciales, “incluso, añadió el artista, es para darme a conocer un poco más, una oportunidad para compartir, para poder tener una relación más afectiva”. Pero la extensa trayectoria del artista cubano lo dice todo, premios, reconocimientos en Cuba, en América Latina y Europa, hablan por él mismo. Pero aún así, más de 40 obras estarán presentes en la Casa Mo, que su hija Iris Laura prepara junto con la galería.

El título “origen”, explica el autor, fue un tema que salió de la plática con sus hijos:

“Bueno esa fue…eso fue para mí el gran éxito de mi propuesta porque realmente, empecé a pensar con la ayuda de mis hijos, de mi hija Iris Laura, que es la que se encarga de todas las actividades que hay que coordinar y atenta a esos detalles que me alivian el peso de tener,  que me pueden distorsionar la posibilidad de estar pintando y trabajando; ella se ocupa de toda la promoción, de los negocios, de todas las cosas. Entonces mi hijo, que es un gran artista, porque así lo reconocen ya como tal en México, Estados Unidos y Cuba, tenemos una muy buena relación aunque lo que hace él no tiene nada que ver con que yo pinto. Entonces mi hijo y yo nos retroalimentamos en ese diálogo y a veces en esa confrontación, entonces la exposición se va a llamar ‘el origen’”.

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En la charla con el Fundador de POR ESTO!, el pintor explicó que “el origen” es un concepto  cuya temática tiene que ver con la plenitud del ser humano, con lo que desea el ser humano tener, con la expectativa de esperanza de una buena vida, del bienestar, y con los anhelos sensuales, amorosos, a veces erótico, y todo eso creo que es la esencia del origen mismo del ser humano y del por qué el ser humano nació y se desarrolló, y por eso el título.  Dijo que la mayor preocupación del artista es transmitir emociones y obtener reacciones y “ese es el camino y esa la vía que seguiré hasta el final”.

“En mi caso, siempre ha sido tratar de crecer y aprender porque mis orígenes son muy humildes, yo provengo de una familia muy pobre allá en Matanzas, en Cuba, entonces vino la Revolución y obtuve una beca para estudiar las artes plásticas en La Habana, y ahí me deslumbré con las cosas que no tenía en la vida que un pobre no tiene y ahí empecé a estudiar y esforzarme desde los 12 años, y ahí seguí y ya, el destino me llevó a destacarme, a ser considerado, a tener exposiciones más temprano y participar en eventos muy importantes en Cuba, pero también en el extranjero y soy feliz, yo feliz realmente porque he conocido mucho mundo y creo que mis orígenes nunca los he olvidado, nunca los he olvidado”.

EL ORIGEN DEL EROTISMO EN SUS OBRAS

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En la escuela de arte, en los años 70, empezó a abordar el tema de la plástica cubana, sobre todo lo relacionado con la independencia desde  la influencia del futurismo y enfocado al retrato de los héroes revolucionarios como José Martí y José Antonio de la Caridad Maceo. Desde ahí empezó a dibujar caballos que tenían que ver con su origen humilde y la influencia exterior de la escuela de artes, con los bailarienes, actores, que reflejaba en obras con guiños o pequeños trucos.

“Y a la propia Zayda del Río le hice tres cuadros que se llamaba Mi Guajira, tu Guajira, nuestra Guajira, pero era Zayda del Río, fue mi alumna pero mi gran amiga, mi hermana de la vida, entonces así fue…y te ponen un cliché. Todos los curadores, todas las galerías, todo el mundo me decían el pintor de los caballos; después hubo que hacer un mural enorme, fue una convocatoria para hacer una plaza allá en Guantánamo y me seleccionaron para hacer tres murales de 10 metros cada uno y el mural principal fue una carga de machete y así, pero entonces estuve mucho tiempo en eso, una década. Y ahí, dentro de esos cuadros ya venía surgiendo la relación amorosa, inclinación a exaltar el amor, y aunque pinte cualquier cosa agresiva yo siempre peco porque le doy un grado sexual”.

En 1987, ya en Instituto Superior de Artes tuvo la oportunidad de incrementar su bagaje, conocer a profesores, estudiar estética y ahí hizo la tesis en la que fusionó la épica Mambisa  con la épica del amor. La tesis la llamó amores y desde esa época, hasta hoy lo sigue haciendo.

En la mayor parte de sus obras aparecen caballos, toros o colibríes, pero los primeros representan la energía y la potencia, aunque trata siempre de contraponerlo con la imagen femenina. Por ejemplo, en una de sus obras pinta un bisonte, cuya cabeza es obscura y luego salen de ahí dos líneas que dibujan el cuerpo del animal y al final una mujer tocando el violín.

“Me he dado cuenta que contraponer el mundo diferente es bueno porque uno ayuda al otro, parece que la vida es así, lo negativo y lo positivo, la lucha del contrario y pienso que sí, ahora mismo trato siempre de ser un juego también…yo soy muy figurativo y trato de dar soluciones y poner un sentido abstracto en las composiciones e incluso a veces hago un elemento y lo degrado en un objeto muy abstracto y eso es muy sugerente porque a veces no hay que explicarlo todo”.

“El amor es fundamental, y es curioso a veces hay una situación que me dicen que soy muy erótico, hay quienes no tienen el valor de poner un cuadro mío en la sala, que no es el caso aquí, por ejemplo, son muy valientes. Entonces me dicen que yo soy un pintor para los cuartos. Incluso en varias películas cubanas o novelas, cada vez que me han pedido una obra para el set, la ponen en el cuarto”.

“Yo pienso que sí, hay mucho prejuicio y entonces siempre el arte va a salvarlo todo, el arte, porque evidentemente hay cosas que no son arte, entonces esas cosas molestan, esas cosas no salvan la vida en ningún lugar; entonces, pero cuando hay arte, entonces sí se justifica que tengas un cuadro…yo pienso que el arte lo salva todo”.

Luego de la plática, del café, de la amplia charla, Ernesto y su hija recorrieron la biblioteca de Don Mario y Doña Alicia.  Luego, al despedirse se fusionaron en un abrazo. Se despidieron, como siempre lo habían hecho, con la esperanza de volverse a ver algún día.

Metáforas del deseo y la fiesta

Manuel López Oliva

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Cuba siempre ha sido fuente de riqueza pictórica. La pintura cubana es el resultado de numerosas personalidades que han expresado la relación con la naturaleza; a la vida social, a la cultura y la poética más diversa, símbolos eróticos y oníricos. Por lo tanto, su historia presenta artesanos de diversa índole en quienes la percepción y la intuición, el diálogo entre la mirada del medio ambiente y el peso de las tradiciones, el enfoque crítico y la invención de los lenguajes son la base de las cualidades creativas distintivas de cada firma y modo de expresión. Drama y canciones, la voz apasionada y la característica que denota una sensibilidad especial, el impulso de construir visiones personales y la tendencia a contar a través de la línea, color, material, diseño o suma de procedimientos: a menudo funcionan como propiedades distintivas de tales profesionales de la imaginación.

El caso de García Peña es el del dibujante / pintor cuya técnica expresiva consta de cuatro elementos básicos: dibujo fluido y preciso, la relación espacial entre imágenes, tonos de color resultantes de un estado emocional variable, y ese hedonismo lírico que convierte sus figuras en metáforas del deseo y las celebraciones. Su trabajo siempre ha sido así, independientemente de los períodos inevitables de cambios relativos que ha experimentado, así como de las circunstancias variables en las que se ha desarrollado. El encuentro con el estilo del cubano Servando Cabrera Moreno (quien no fue su maestro, pero indirectamente se convirtió en la inspiración favorita de su exploración del dibujo y la pintura cuando era joven) fue una revelación de espíritu y forma que se convertiría en el principio estético imperante de un estilo que también se nutrió de su compatriota Carlos Enríquez y de Klimt, Matisse y Chagall. Refinamiento en la pincelada, casi un baile de la mano que sugiere y abre sobre el fondo la composición de figuras, transparencias que tiñen el lienzo o el cartón como una textura que se desvanece, gestos fuertes contrarrestados con delicadas pinceladas, Los motivos visuales y la expresión de sentimientos se han articulado constantemente en un ejercicio artístico que de alguna manera se asemeja al trabajo imaginativo de los prerrafaelistas., Los Nabis y el Art Nouveau.

La carrera profesional de García Peña comenzó en la generación que estalló hacia fines de la primera década del proceso cultural fundado por la Revolución Cubana.. Estos artistas se formaron principalmente en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán durante la fabulosa década de 1960. Desde un principio se consideraron en deuda con la tradición pictórica moderna del país y al mismo tiempo con la misión de proyectarse con contenidos y motivos que retrataran los mejores valores de su comunidad aventurera e idealista de la época. Quienes lo conocieron en medio de su período de aprendizaje recuerdan que sus bocetos de estudiantes de ballet y notas sobre el entorno natural circundante eran extensiones normales de las clases, y mostró una tendencia hacia el don expresivo “naturalista” que se había vuelto orgánico. Con todos esos elementos, las experiencias grupales de la epopeya nacional, una comprensión íntima de todo lo que le interesaba, así como las referencias pictóricas que eligió, fue capaz de crear una elección estilística adecuada para evocar su compromiso con los temas históricos., memoria personal, los ritmos de la anatomía femenina y ciertas morfologías de hermosas plantas.

Participante de lo que la profesora Teresita Crego denominó “la promoción de 1970” (porque eran pintores e impresores básicamente de fuera de La Habana que se graduaron de la escuela de arte ese año), García Peña trajo consigo ideas propias de las zonas semi-rurales, una forma de pensar que depende de la llamada “conciencia- del hombre sencillo”, así como una marcada tendencia a reflejar el lado bello de la vida.. Ese ha sido el motivo que sustenta las diversas series en pintura, litografía, dibujo y artes aplicadas que ha creado, entretejido con la objetivación de su límpida artesanía, su mirada optimista y su sensualidad característicamente marcada.

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Cabe mencionar que en la producción artística de García Peña ha habido y simultáneamente aparecen figuras claves de su discurso: caballos con jinetes, representación de hombres y mujeres desnudos, alas y criaturas de la fauna, sutiles actos de amor carnal y fisonomías en llamas integrados en el-es. En todo lo que ha hecho hay conexiones vivas entre la naturaleza y la metáfora, revelación ocular y poesía, morfología lineal y atmósfera cristalina. Siempre basado en un dibujo ágil y seductor que completa con color y movimientos espaciales, Ernesto ha conseguido crear una especie de “sinfonía sin fin” con la que constantemente nos convoca a disfrutar de una parte que le suma, una exposición que resalta uno de los ángulos de su vocabulario “cuasi-ornamental” y esa musicalidad de la línea que muestra y diluye en el lienzo o cartón. Son obras agradables que coinciden con la dimensión apolínea del arte, exhibir aspectos sinestésicos y comunicarse con nosotros a través de la pura sensibilidad. Tampoco podemos ignorar en este artista la posibilidad de interpretar sus imágenes a partir de la teoría freudiana de la líbido reprimida y artísticamente compensada, porque hay suficiente en esos cuerpos femeninos en éxtasis y lujuria atenuada, en esa constante interacción plástica entre masa cromática y luz, en lo que muestra y al mismo tiempo se esconde dentro de superficies claras y ocasionalmente densas.

Para Ernesto dibujar y pintar implican un acto de afirmación y al mismo tiempo de entrega. Aprovechando un método esencialmente ilustrativo donde la descripción es reemplazada por símbolos y los gestos corporales se convierten en señales, ha logrado establecer un panorama ininterrumpido de referencias heroicas (19 luchadores independentistas del siglo XX en lucha contra el colonialismo español, que actúan como encarnación del patriotismo de los cubanos de todas las edades) y erótico (desnudos femeninos y masculinos, solos o en pareja que nos remitan al ámbito de la satisfacción física y emocional), donde las dos facetas semánticas se hacen evidentes como caras de la misma moneda del arte que ha creado.

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JG