El libro de artista: Un desafío a los sentidos; conoce la exposición que se ubica en Mérida

Un libro de artista intenta ser irreproducible; no se fía ni de la imprenta de Gutenberg ni del PDF de Adobe. Pone en sospecha la reproductibilidad técnica e intenta hacer todo de nuevo.
domingo, 2 de enero de 2022 · 13:38

Con curaduría de Samia Farah y museografía de Omar Said Charruf, ÍNDEX: Muestra de Libros de Artista, reúne a 20 creadores + colectivos en el Centro de Artes Visuales, ubicado en el barrio de Santa Ana (Mérida, Yucatán). Construidas a partir de leyes efímeras, híbridas y mutables, las piezas motivan reflexiones en torno al libro como objeto y contenedor de experiencias.

ÍINDEX: Muestra de libros de artista

New Weird

En Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Borges relata cómo un reino ficticio, citado en una versión apócrifa de la Enciclopedia Británica, consigue emanciparse de sus orígenes literarios para incidir y apropiarse de la realidad. Lo publica por primera vez en el número 68 de la revista Sur [Mayo de 1940] y sienta las bases de la ficción especulativa.

Orson Welles logró algo similar el domingo 30 de octubre de 1938 con la transmisión radiofónica de La Guerra de los Mundos, que generó un clima conspiranoico de escala masiva en Estados Unidos. Sin ir más lejos, el propio Quijote perseguía gigantes que eran molinos de viento.

Las obras de ÍNDEX amplían estas coordenadas de imaginación New Weird. Hay algo de enciclopedismo fantástico, odisea vintage y antología clínica en el orden y la estructura de sus elementos. Como en las novelas de Gonçalo Tavares, cuya base ensayística desliza situaciones absurdas, o los cuentos atmosféricos y terribles de Samantha Schweblin que nos enseñan a leer personas, objetos y escenarios de forma transversal.

Unboxing Kant

El libro de artista se remonta a piezas como la Caja Verde (1929) de Duchamp y Twenty Six Gasoline Station (1963) de Ruscha. Es posible afirmar que admite cualquier tipo de abordaje, materiales, intervenciones y procedimientos, siempre que el artista sea capaz de integrar sus ideas y aterrizarlas en soportes, físicos o virtuales, para una (potencial) exhibición/instalación.

Situado en la esquina más bien conservadora, Harold Bloom defiende los criterios estéticos del libro por encima de la ideología, la política o el activismo social. También afirma que solo tres cualidades sirven para juzgar la obra literaria: poder cognitivo, belleza y sabiduría. Palabras más o menos, allí radica su esencia, el llamado Canon.

Sin embargo, el libro objeto es de vocación rupturista. Desafía la propia noción de lectura y la lógica de cómo y qué leer. A través de una visión integral, como emprendió Kant al unir racionalismo y empirismo, ÍNDEX juega con ambos polos. Se trata de una muestra sólida pero también versátil, llena de hilos narrativos invisibles y sorpresivos finales abiertos para pensar fuera de la caja.

Look & Feel

Ciertos artistas presentan dispositivos que dependen de la interacción directa o convencional, una lectura que involucra el uso de las manos, la experiencia de hojear un volumen y apreciar sus atributos sensoriales (textura, paleta cromática, materiales heterogéneos).

Otro tipo reúne trabajos de carácter expansivo: mapas, cronologías, documentaciones o registros lineales/asincrónicos. Se yuxtaponen conceptos que dan como resultado una variante insólita, que mueve a la ironía o al asombro. El empleo de papel y soportes alternos transmite discursos monotemáticos, (auto) ficcionales, lúdicos, subversivos o introspectivos, para invocar mapas de pensamiento lateral. Cada Libro Objeto contiene su mensaje a través de técnicas o medios que provienen de la escritura, las artes visuales/gráficas, el cine, la fotografía, el videoarte y el performance.

Son piezas cuyos rasgos formales mantienen una relación de mutuo beneficio con el espacio museográfico. Este las contiene bajo un equilibrio de funcionalidad y estética, con criterios de orden, limpieza y claridad conceptual. Dispuestos en seis módulos, estos objetos tienen presencia física, integridad ontológica y carisma estético.

Las 6 salas en el Centro de Artes Visuales (CAV), eje rector de su distribución, destacan por una luz sabiamente dosificada. La secuencia milimétrica del montaje, el mobiliario idóneo para obras que requieren tratamiento especial y los accesos amigables con el espectador dan como resultado una visita de extraordinaria fluidez.

What If…?

En suma, se aprecia un CONJUNTO donde artistas de varias generaciones y procedencias integran un cuerpo multiforme. Si bien hay vasos comunicantes (geografías/biografías apócrifas, aproximaciones desde el collage, el facsímil y el palimpsesto, maletas o cápsulas espaciotemporales, archivos íntimos), predominan sensaciones fantasmales de extrañeza y prodigio.

De niño, uno solía leer ciertas revistas con el eslogan Believe It Or Not! Al final se preguntaba: “¿Será esto posible?” Así en ÍNDEX. Un álbum, una bitácora, un cuaderno científico son especies raras, hallazgos que pueden iluminarnos (como afirma Harold Bloom: Leemos para encontrarnos, para impulsarnos a un sentido más abundante de la vida) durante el trayecto.

Cada libro despliega rutas metafísicas: el viaje del héroe, en el sentido de Joseph Campbell, que desde la llamada a la aventura hasta la apoteosis final nos obsequia intuiciones místicas. No leemos a otros: nos leemos en ellos, decía José Emilio Pacheco. ÍNDEX lleva esta consigna al siguiente nivel.

Show, don’t tell

Dada la naturaleza irrepetible y única de cada obra -salvo fanzines y folletos impresos-, asistimos a un escenario lúdico, ajeno a las reglas del mercado editorial. ÍNDEX nos invita a leer imágenes. El fenómeno estético puro nos sonríe. Las piezas rehúsan interpretaciones reduccionistas, exploran el otro lado del espejo, se cuestionan a sí mismas como artículos de consumo cultural.

Se agradece la mirada de un testigo entrenado en arte contemporáneo, abierto a la empatía sensorial, cómplice de vivencias, sueños, fantasías, delirios que no reclaman ningún premio de la industria. Tal vez sin proponérselo, ÍNDEX sea una lección de humildad, un caballo de Troya contra el ego.

Al reivindicar la función del libro sin circo mediático, lo devuelve a sus orígenes: proteger el conocimiento, transmitirlo a las generaciones futuras y mantener el fuego encendido. Esto ya lo intuía Gutenberg hacia 1455. En La estructura ausente, anota Umberto Eco: Utilizar una piedra por primera vez no es cultura. Establecer qué y cómo la función puede repetirse y transmitir esta información del náufrago solitario de hoy al náufrago solitario de mañana, esto sí lo es. Un libro es una isla para evitar naufragios.

Las voces

Por su nivel de consistencia, alcances y temperamento, ÍNDEX recuerda al álbum Le fi l [2005], de Camille, donde todas las canciones fueron encadenadas de forma ininterrumpida sobre la nota SI. Palabras, voces, murmullos, risas. La vida misma que se fuga sin tregua. El resultado es asombroso.

La curadora habla de la muestra

ÍNDEX incluye seis salas de exposición en el Centro de Artes Visuales/CAV de Mérida, así como cápsulas de video donde colaboradores de distintas generaciones hablan sobre sus procesos, la publicación de una revista -el número 33 de VÓRTICE-, mesas de diálogo y una serie de refl exiones acerca del libro como concepto y la lectura en un sentido transversal.

Platicamos con Samia Farah, curadora de la exposición, acerca de su proyecto.

Montaje

Estoy muy sorprendida de que los participantes, entre alumnos, egresados de la Esay y artistas con trayectoria, se hayan sumado. Esmeralda Torres, Querétaro. Patricia Lagarde, Ciudad de México.

Luis Carlos Hurtado, Campeche. Omar Said Charruf, Yucatán. Mina Bárcenas, Cuba. A varias de las artistas de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (Esay) les di clases: Ana Karen, Ariadne Guzmán, Valeria Sánchez, Meghan Cardeña, Yukari Uzeta, Marijose Romero y Sofía Paredes, de modo que fue posible observar su evolución y una curva de aprendizaje.

En sus investigaciones encuentro varias posibilidades y a partir de estos antecedentes ya sabía qué esperar. En total, fueron dos semanas de montaje durante las cuales hubo bastante comunicación y acompañamiento total. Pensamos en ÍNDEX como un proceso de aprendizaje, tanto para las artistas como para mí.

Es mi primer proyecto curatorial de cero, y fue una experiencia de vida y aprendizaje. Una arquitectura de emociones y contrastes de escalas. En este caso utilizamos todo el equipo que había: capelos, bases, mandé a hacer mobiliario que diseñé, se produjeron piezas para algunas artistas, así como la mesa de consulta.

Al final, el público abrazó y entendió muy bien la exposición.

Interdisciplina

No estamos encontrando el hilo negro del libro de artista, práctica que lleva décadas desde el dadaísmo, y ahora ha tenido un revival gracias a su multiplicidad de medios y soportes. Por eso es tan atractivo para los artistas.

Sobre todo me interesaba plantear el dispositivo que permite generar un proyecto editorial y explorar medios instalativos y performáticos. El libro de artista plantea la cuestión de las vidas de la imagen, según la cual una misma imagen, concepto o serie puede vivir en distintos soportes/medios y este ejercicio es una gimnasia mental para que el artista visualice otros caminos.

Espacio

La planeación duró aproximadamente seis meses. Había artistas cuyos procesos entraban a la práctica editorial, o con piezas ya existentes de fanzine o libro objeto que me interesaban puntualmente. Y a otros se les invitó a realizar ex profeso una intervención in situ. En general, elegí artistas con obra realizada de forma honesta y transparente.

En cuanto a los puntales de la muestra, había cosas ya establecidas, que sabía cómo iban a funcionar, y otras que me interesaba que sucedieran en el espacio a partir de la refl exión expositiva, museográfica y procesual. Asimismo, dentro de la exposición se realizaron varias cápsulas de video para aquellas piezas que no se pueden consultar, de modo que los artistas hablan de sus procesos y de cómo entienden el libro en tanto dispositivo para llegar a otros lugares.

Museografía

Hice un guión museográfico que ya incluía casi toda la distribución solucionada, pero Omar Said Charruf definitivamente tiene mucha claridad en cuanto al espacio. Fue un trabajo mano a mano que sin él no hubiera podido concretarse. El proceso fue bastante orgánico, porque una vez reunido el cuerpo de obra había un hilo conductor.

No tenía la intención de agrupar/encasillar por temáticas pero estas surgían a partir de la memoria como punto de partida, como aquello que se construye por la acumulación de los archivos, el objeto encontrado, el objeto de infancia, el archivo familiar. Empezaron a manifestarse estas líneas conductoras que prácticamente me guiaron al momento de establecer la distribución y el diálogo entre las piezas.

Cuadernos

Un hito curatorial fue la presencia de los cuadernos escolares de Esmeralda Torres; son seis piezas que agrupadas en duplas generaban un tipo de narrativa en conjunto con lo que habitaba las demás salas. Por ejemplo, en la primera sala vamos a ver el cuaderno de Español asociado al concepto de árbol, con la idea del rizoma que es donde todo empieza, y el de montón con el cuaderno de Matemáticas, si pensamos en el acto de acumulación.

Vemos también piezas de Valeria Sánchez sobre la memoria de los objetos -cápsulas del tiempo, laberintos, mapas que se despliegan-, la bitácora expandida de Ariadne Guzmán (RAM: Random Access Memory) y el fanzine Escapar de casa, de Anna Karen Miranda. En la sala 2, se incluyen los cuadernos de Geografía e Historia, junto con las Postales del Mundo Flotante de Sofía Paredes, y así sucesivamente.

Libro

Si bien Johanna Drucker concibe el libro de artista desde un espacio múltiple, hay teorías que dicen: el libro de artista es libre, pero su soporte debe ser el papel. O hay reglas y parámetros desde donde se mueve. O señalan que debe ser una secuencia de imágenes que planteen cierta narrativa lineal.

Por lo menos quienes participamos en ÍNDEX, planteamos el libro de artista desde una base conceptual con absoluta libertad en cuanto a la noción de libro, es decir, todo aquello que demande una lectura. El mismo material exige cierta lectura, respira y posee narrativa.

Storytelling

La narrativa como tal ocurre a distintos niveles: la historia que cuenta el objeto, la historia de la secuencia de imágenes -más parecida al cine-, la historia a partir de la palabra y de piezas evanescentes. Aunque hay muchos proyectos que nacen de la literatura, también se incluyen libros digitales, de luz y de tela.

Me parece que vivimos en una época donde la lectura no se remite al libro ni a lo literario, sino a la noción de leer: el espacio, el clima, a los ojos de otra persona. Es una constante de vida. Así nos encontramos con obra de Meghan Cardeña, que involucra un libro bordado en formato de archivo familiar (Cartografía de un rostro ausente) y una (Cubre la memoria) a partir de un vestido, fotografías intervenidas y grabados en punta seca.

Y de Yukari Uzeta, que trabaja con tejido intuitivo, collage y fotografías en una pieza de carácter performático (Me desangro). Pero lo mismo encontraremos Cartas amorosas de la duplicadora, una interpretación visual de La Metamorfosis de Kafka, cortesía de Patricia Lagarde, fotografías de Mina Bárcenas u Omar Said Charruf, libro objeto para coleccionsitas como Un viaje en Zeppelín, de Yani Pecanins y Amidakuji de Álex Dorfsman, y bitácoras de Luis Carlos Hurtado y una servidora, entre otros.

Archivo

Trabajé mucho tiempo con archivo familiar, hasta que me di cuenta de que me interesaban esos espacios en blanco. No acceder a la historia real, sino armar una propia. Ir a los anticuarios, escoger imágenes, crear narrativas, modifi carlas a través de la pintura, escribir los textos.

Es como un juego. De repente tomo elementos de mi contexto, de mi familia o de mí misma, y los transformo en otra cosa. Actualmente estoy trabajando con Omar en el cortometraje de Tropicalia.

Difusión

Quienes tengan interés en conocer más sobre ÍNDEX, pueden visitar las redes sociales (Facebook e Instagram) de la muestra, así como las intervenciones de los colaboradores acerca de su obra, en YouTube. En su momento organizamos mesas de diálogo con Esmeralda Torres y artistas de la Esay. Y el pasado 4 de diciembre presentamos el número 33 de la revista Vórtice, que reúne artistas de ÍNDEX y varios fundadores