Trayectoria del Soneto en Cuba (57)

miércoles, 24 de junio de 2020 · 05:30

Luis Carlos Coto Mederos

Enrique Hernández Miyares Nació el 20 de octubre de 1859 en Santiago de Cuba. Poeta y periodista cubano. Casi adolescente aún se inició en el periodismo con Diego Vicente Tejera. Colaboró en la prensa, como redactor, corrector de pruebas y escritor. Batalló por lograr lo verdaderamente cubano en las creaciones literarias y artísticas. A los quince años se trasladó con su familia a La Habana. En 1895 emigró a Estados Unidos y regresó a Cuba en 1903, cuando se reintegró al periodismo. Con Diego Vicente Tejera publicó La Victoria. Fue redactor de El Triunfo, en el que publicaba artículos sobre temas de actualidad. Colaboró en La Discusión y El Fígaro. Fue miembro fundador de la Academia Nacional de Artes y Letras y secretario del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Como ministro plenipotenciario asistió a las fiestas de aniversario de la Independencia de México. 1218 Don Juan A Rafael Montoro. Garrido, fanfarrón, audaz y mozo, rico, galanteador y pendenciero, en riñas y en amores el primero, el castizo Don Juan causa alborozo. Lo he visto en la leyenda, sin embozo, juguete de sus vicios, altanero, jugar, reñir, querer, y amable o fiero, diques saltar en su insaciable gozo. Espejo de mi raza soñadora, ¡oh gallardo Don Juan! tú nunca mueres, ni ha de morir tu imagen seductora. Y manantial de artísticos placeres, proseguirás tu marcha triunfadora conquistando más hombres que mujeres. 1219 Carmen Roja flor en la negra cabellera, ojos de fuego, labios tentadores, pasa ondulante y requiriendo amores, Carmen, la sevillana cigarrera. Canta y baila diabólica y artera, y a don José, del ansia en los ardores, hace esquivar cornetas y tambores y ultrajar el honor de su bandera. Desertor, criminal contrabandista, no hay valladar que al ímpetu resista de aquel amante de traiciones lleno. Surge Escamillo; acecha la navaja, y a la sangrienta herida cae la maja con otra flor sobre su seno. 1220 La más fermosa Que siga el Caballero su camino agravios desfaciendo con su lanza: todo noble tesón al cabo alcanza fijar las justas leyes del destino. Cálate el roto yelmo de Mambrino y en tu rocín glorioso altivo avanza, desoye al refranero Sancho Panza y en tu brazo confía y en tu sino. No temas la esquivez de la Fortuna: si el Caballero de la Blanca Luna medir sus armas con las tuyas osa y te derriba por contraria suerte, de Dulcinea, en ansias de tu muerte, ¡di que siempre será la más fermosa! Manuel Serafín Pichardo Nació en la villa de Santa Clara el 1 de octubre de 1865. Poeta, periodista y diplomático cubano. Destacado intelectual con una vasta obra artística y cultural. Se radicó desde la juventud en la capital cubana. Se licenció en Derecho en la Universidad de La Habana. Fue delegado suplente a la Convención Constituyente de Cuba y desempeñó varios cargos en la administración de su país. En 1910 pasó a la carrera diplomática. Llegó a ser Consejero de la Legación de Cuba en Madrid. Fundó y dirigió en La Habana la revista El Fígaro y fue redactor literario de los diarios cubanos La Iberia, El Radical y La Lucha, colaborando también en las principales revistas de España y algunas del continente americano Falleció en Madrid el 13 de marzo de 1937, a los 71 años de edad. 1221 Soy cubano Visto calzón de dril y chamarreta, que con el cinto del machete entallo, en la guerra volaba mi caballo; al sentir mi zapato de vaqueta. De entonces guardo un Colt y una escopeta, por si otra causa de esgrimirlos hallo. Es mi gozo, en la paz, lidiar un gallo; mi orgullo, improvisar una cuarteta. Tengo en el monte una vivienda pobre, que abrasa el sol y que refresca el río; una divina Caridad del Cobre, que me resguarda de dolor y murria; una guajira alegre en el bohío y una guajira triste en la bandurria. 1222 El gallo Firme y erguido en la escamosa pata, el pescuezo encendido y al desnudo, lleva por arma el espolón agudo este rey de corona de escarlata. Mientras vive, con ímpetu desata las dos pasiones de su instinto rudo, y como signo incontrastable y mudo del animal y el hombre, engendra y mata. Ama y lucha; su tiempo se reparte en victorias de Venus y de Marte. Sultán de su comarca, le es vasallo el rival que le canta y que le envidia, y es Tenorio fecundo en el serrallo y gladiador mortífero en la lidia.