La República de las Letras

martes, 23 de junio de 2020 · 05:50

Humberto Musacchio

Renta universal a creadores El comité ejecutivo del PAN propuso establecer una renta para los trabajadores de la cultura, esto es, una suma para todos los intelectuales y artistas. Según Wendy González, presidenta del consejo consultivo de cultura de ese partido, se podrían entregar cien mil “apoyos” de cinco a siete mil pesos cada uno, dinero que está en los fideicomisos sobrevivientes que dependen de la secretaría que encabeza la señora Frausto y, en lo que se refiere a los estados, los gobernadores tienen a su alcance los llamados fondos catastróficos. Para la ejecución de tan dadivoso proyecto, la panista propone integrar una comisión con legisladores, artistas independientes, Guillermo del Toro y Gael García Bernal. Muy bien, pero en Palacio seguramente tienen otros datos. Centenario de Vlady Vladímir Viktoróvich Kibálchich Rusakov nació en Rusia hace cien años. Hijo del bolchevique Víctor Serge, sufrió con él la persecución estalinista que los llevó a París, donde Vlady preparó su primera exposición individual, celebrada en Bruselas en 1937. Después de innumerables peripecias, en 1942 llegaron a México como asilados políticos. Aquí, Vlady desarrolló su exitosa y no siempre comprendida carrera artística, fue cofundador de la galería Prisse, donde nació la Ruptura, fenómeno que pintó su raya frente a la llamada escuela mexicana, aunque paradójicamente le tocó al gran maestro ruso culminar el movimiento muralista con su intensa e inmensa obra (2,000 metros cuadrados) en la Biblioteca Lerdo de Tejada. Creador siempre atento a los avatares de la política, sobre todo de la izquierda, apoyó a los grupos trotskistas y se le veía exultante cuando se constituyó el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Contaba con humor que solo él podía decir con propiedad “¡Me cago en Lenin!”, porque, en efecto, alguna vez que el líder bolchevique tenía en sus brazos al Vlady bebé, éste defecó sobre él. El mejor homenaje que le podemos rendir en su centenario es visitar el museo de la calle Goya, en Mixcoac, o la Biblioteca Lerdo de Tejada, en República del Salvador, entre Bolívar e Isabel la Católica, donde burócratas ignorantes e insensibles han ido llenando de estanterías la nave principal de esa biblioteca, lo que impide una visión cabal de los murales. ¿Hasta cuándo, Arturo Herrera? Julio Ruelas, 150 años La mayoría de los mexicanos quizá nunca hayan leído algún artículo de la Revista Moderna ni recuerden siquiera el nombre de alguno de los autores que escribían en esa publicación, pero todos, aunque no lo sepan, han visto uno o más de los espléndidos dibujos de Julio Ruelas, quien nació hace 150 años. Nihilista, misógino, irreverente y necrófilo, académico a su pesar, con pleno dominio de las formas clásicas y muy obviamente atado a una influencia que llega hasta la imitación de Felicien Rops y Arnold Boecklin, fue provocador, sin llegar a la oposición, pues como todo modernista se sentía despreciado por “filisteos y burgueses” y era, como sus camaradas, apologista del ajenjo, El Hada Verde que les permitía fugarse del mundo insensible que los rodeaba. Amado Nervo acertó al señalar que las creaciones del zacatecano “se retuercen sin esperanza en limbos tétricos”, son “pesadillas inenarrables, tormentos, cautiverio, embrujos”. Expresan, agreguemos, la sensibilidad de un relevante sector de la intelectualidad porfiriana que se siente incomprendido, pero se sabe, a fin de cuentas, tolerado por conformista. La magia de los nombres Circulan en internet las fotos de negocios con nombres evocadores: una frutería bautizada como John Lemon y otra Dolce & Banana; una carnicería: Paul Mac Carne; la panadería llamada Bread Pitt; la tienda de carnes frías Tután Jamón; la peluquería Barber Streisand; la emborrachaduría Cantina Turner, con retrato de la diva en alto contraste; el gimnasio Gym Morrison; el expendio de agua congelada Hielo Submarine; y el de productos de abeja Miel Gibson; la casa que vende artículos para exploradores: Indiana Jeans; la tintorería es Clean is Good y, el mejor de todos, es el muy adecuado nombre del motel Rapid-Inn. Eso es ingenio. Hasta dan ganas de abandonar el confinamiento de estos días y salir a gastar en esos establecimientos. Breviario… Murió Guillermo Fernández, gerente del Fondo de Cultura Económica, quien militó en la Juventud Comunista y durante el movimiento estudiantil de 1968 fue representante de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, por lo cual, después de la matanza tlatelolca, fue obligado a exiliarse. @@@ Como se esperaba, HBO suspendió el programa de Chumel Torres, pero Sergio Mayer, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados dice que las tonterías de Chumel son “expresiones de la Cultura Popular (y) son parte de fundamental de una democracia sana y participativa, y deben ser respetadas”. ¿De veras? Que le pregunte a la doctora Beatriz Gutiérrez Müller qué opina. @@@ Atento aviso a los funcionarios del INBA: el año próximo se cumplirá un siglo de la muerte de Ramón López Velarde. Ojalá se les ocurra organizar algunos actos, ediciones y algo más sobre el autor de La suave patria. ¿Podrán?