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Balamkú: El Templo del Jaguar y su misteriosa conexión con el inframundo maya

Balamkú, el "Templo del Jaguar", es una joya arqueológica en Campeche que destaca por su friso de estuco policromado Este sitio refleja la conexión simbólica entre los jaguares y el inframundo maya
Este templo revela la conexión simbólica entre los jaguares y Xibalbá
Este templo revela la conexión simbólica entre los jaguares y Xibalbá / Especial

Balamkú, conocido como el "Templo del Jaguar", es una joya arqueológica ubicada en el estado de Campeche, México. Este sitio, descubierto en 1990 tras reportes de saqueo, ha revelado fascinantes detalles sobre la cosmovisión maya, especialmente su relación con el inframundo, conocido como Xibalbá.

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El nombre Balamkú proviene de las palabras mayas "Balam" (jaguar) y "Kú" (templo), reflejando la importancia del jaguar en la mitología maya. Este animal no solo simbolizaba poder y realeza, sino que también era visto como un guardián del inframundo. En Balamkú, se encuentra un impresionante friso de estuco policromado, conocido como el "Friso del Universo", que representa escenas del inframundo con jaguares, serpientes y otros seres míticos.

El inframundo maya, Xibalbá, era un lugar de oscuridad y misterio, gobernado por deidades de la muerte y la enfermedad, como Hun-Camé y Vucub-Camé. Los mayas creían que los cenotes y las cuevas eran portales hacia este mundo subterráneo. En Balamkú, las representaciones de jaguares y otros animales en el friso sugieren una conexión simbólica con Xibalbá, donde estos seres actuaban como guías y protectores de las almas en su viaje post-mortem.

Balamkú, descubierto en 1990
Balamkú, descubierto en 1990 / Especial

El friso de Balamkú, con sus colores vibrantes y detalladas escenas, ofrece una ventana a la compleja cosmovisión maya. Los jaguares, con sus cabezas vueltas hacia atrás, simbolizan la transición entre el mundo de los vivos y el inframundo, reflejando la dualidad de la vida y la muerte. Esta representación es un recordatorio de la importancia de los ciclos naturales y la creencia en la vida después de la muerte.

Balamkú no es tan grande como otras ciudades mayas como Chichén Itzá o Calakmul, pero su riqueza cultural y simbólica es inigualable. La zona arqueológica está dividida en tres grupos principales: Sur, Central y Norte, aunque solo los grupos Sur y Central están abiertos al público. La Casa de los Cuatro Reyes, una estructura destacada en el Grupo Central, alberga el famoso friso y es un testimonio del esplendor artístico y espiritual de los antiguos mayas.Visitar Balamkú es adentrarse en un mundo donde la mitología y la realidad se entrelazan, ofreciendo una experiencia única para comprender mejor la visión del universo de los mayas y su profunda conexión con el inframundo.

JY

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