Cinco zonas arqueológicas de Campeche que ya abrieron
Para visitar los recintos deberás acudir entre las 9 de la mañana y las 15 horas de la tarde; siempre con cubrebocas.El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció la reapertura de cinco zonas arqueológicas de Campeche, mismas que vale la pena visitar.
Después de una larga cuarentena por la llegada del COVID-19, es momento, no sólo de volver a comer en nuestros restaurantes favoritos o ir a tomar el sol a la playa, sino también reconectarnos con nuestra cultura y antepasados, así como conocer todos los lugares que México nos ofrece.
Entre ellos se encuentran las siguientes cinco zonas arqueológicas que desde el principio del mes reabrieron. Recuerda que para ingresar es obligatorio usar cubrebocas, ir en familias con menos de cinco integrantes y acudir entre las 9 de la mañana y las 15 horas de la tarde.
Hormiguero
Este yacimiento arqueológico de la cultura maya está ubicado en el municipio de Calakmul, a 23 kilómetros al suroeste del poblado de Xpuhil. Cuenta con un edificio dividido en tres secciones. La puerta principal asemeja una boca abierta que simbólicamente representa el límite entre el mundo de los vivos y el inframundo maya.
Dzibilnocac
Un sitio arqueológico maya cuyo nombre significa “bóveda pintada o bóveda con escritura”, está cerca de la región denominada Los Chenes. Cuenta con pirámides, edificios abovedados, habitaciones y plataformas; posee una distribución horizontal.
Balamkú
El nombre del sitio deriva de las palabras mayas Balam (jaguar) y Kú (templo), es decir, “Templo del Jaguar”. Está situado al noreste del ejido de Conhuás. La pieza arqueológica más importante del sitio es un gran friso de estuco policromado, único entre los yacimientos mayas, se conoce como el friso del universo.
Xpujil
Localizada en el sureste del estado, en medio de la selva; su nombre proviene del maya "Colas de gato". Dentro de la zona se cree que hay más de 100 diferentes sitios arqueológicos sin explorar.
Hochob
Hochob significa “mazorcas de maíz”, este nombre se lo dio Teobert Maler al yacimiento cuando lo descubrió. También se ubica en la región de Los Chenes. Los edificios que hoy día se mantienen en pie fueron construidos entre los años 600 a 900 d.C., pero el mayor esplendor político, social y arquitectónico del lugar fue entre los años 850 a 1000.
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