Dzibilchaltún, el sitio donde el Sol anuncia el Otoño

Entre todas sus riquezas, el Templo del Sol ha cautivado por el espectáculo de sombras y luces que caen sobre su arquitectura cada equinoccio.
lunes, 21 de septiembre de 2020 · 11:33

Yucatán está colmado de sitios cuya riqueza histórica y arquitectónica no tiene igual, tal es el caso de Dzibilchaltún, un rincón maravilloso situado a sólo 17 kilómetros de su capital, la “Ciudad Blanca”.

Este lugar se levanta sobre unos 19 km2 de riqueza maya que incluye monumentos, edificios abovebados, pirámides, conjuntos arquitectónicos y lápidas conmemorativas que le dieron su nombre: Dzibilchaltún, "lugar donde hay escritura en las piedras".

La ciudad imponente en belleza y carga cultural estuvo habitada, según expertos, en el año 500 a.C, y hasta la conquista de los españoles aproximadamente en el año 1540 d.C. 

Ubicada en ubicado en el kilómetro 14 de la carretera Mérida-Progreso, resulta ser una de las urbes antiguas más grandes de Mesoamérica, se cree que en su momento albergó una población de hasta 40,000 habitantes.

Además, los datos arrojan que su economía fue fructífera debido a los recursos naturales que su ubicación tiene a la mano: caracoles que se usaron para múltiples herramientas, alimentación rica en especies marinas, y tierra óptima para las cosechas.

Son muchas las maravillas de la ciudad, como el cenote Xcalah, que significa "Pueblo Viejo" en maya, y es uno de los pocos que Yucatán que se encuentran a cielo abierto, según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Actualmente también cuenta con el Museo del Pueblo Maya, donde se expone gran cantidad de objetos pertenecientes a su cultura, además de explicar el portento de su arquitectura.

Pero es el Templo del Sol o Templo de las Siete Muñecas lo que hace más especial a Dzibilchaltún, pues cada equinoccio brinda un espectáculo de luces y sombras que ha dejado sin aliento a millones de visitantes. 

Se trata de una subestructura cuadrangular, vestigio de un gran templo monumental que fue encontrado con siete figuras de barro con forma humana en su interior. 

Durante los equinoccios, el Templo del Sol hace alarde de su nombre y se ilumina con la fuerza del sol sobre el horizonte, quedando el astro rey en el centro exacto de la puerta, ofreciendo un espectáculo imponente de destellos y sombras sobre su fachada. 

Como sucede con otros monumentos arquitectónicos de la antigüedad, el Templo del Sol nos deja pensando en los conocimientos tan elevados que debió poseer la cultura maya para precisar y fusionar el fenómeno natural del equinoccio con su arquitectura, generando en el espectador una sensación de misticismo y deleite.

Esta visión se repite año con año con asombrosa exactitud, dejando claro que la cultura maya tuvo completo control sobre conocimientos astronómicos que les permitió aprovechar los ciclos del sol como base de su riqueza y planeación.

A partir del 22 de septiembre, Dzibilchaltún reabrirá sólo algunos de sus atractivos y con las precauciones del 30% de su capacidad y manteniendo las reglas de sanidad entre los visitantes.

Por Redacción Digital Por Esto!
MF