Alrededor de 90 personas privadas de la libertad, fueron trasladadas del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Cancún a la cárcel ubicada en la capital del estado; según la Secretaría Municipal de Seguridad Ciudadana (SSC), esta medida fue con la finalidad de despresurizar la carga que hay en los demás penales en la entidad.
Sin embargo, familiares de los internos aseguraron que el reacomodo se debió a una venganza por parte del subdirector del penal Sergio Alcalá Ancona, quien fue señalado anteriormente de cometer abusos y torturas.
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Filtran supuesto video desde el Cereso de Cancún sobre presuntas agresiones sexuales a las internas
El operativo comenzó alrededor de las 22:00 horas del pasado martes, en el que participaron elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la Fuerza Táctica Jaguar, la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) y la Guardia Nacional, acción que se extendió hasta las dos de la madrugada, ya que, al parecer, previo al traslado se llevó a cabo una revisión en todas las áreas del penal.
A los pocos minutos, cuando el convoy había arribado, familiares de algunos internos acudieron al penal, ya que aseguraron que les avisaron los abogados lo que estaba ocurriendo en el lugar, refiriendo que se trataba de un traslado ilegal, pues no todos están sentenciados y continúan con un proceso penal.
Asimismo, señalaron que el subdirector Sergio Alcalá Ancona tomó esta medida como venganza, derivado de la filtración de cartas y vídeos donde varias internas lo señalan que las privan de sus objetos personales a cambio de favores sexuales.
De acuerdo con los testimonios, Alcalá Ancona, ha puesto tiendas al interior de la cárcel y prohíbe que las familias ingresen ciertas cantidades de alimento los días de visita, esto con la finalidad que consuman sus productos cuyos costos se elevan hasta tres veces más que en los supermercados.
Aseguran que por la misma razón les han reducido la comida y se las dan agusanada, esto para que se vean obligados a comprarle a él, mencionaron las esposas; asimismo, el agua se las venden y al ser rellenadas con cloro, la mayoría de los reclusos está enfermo del estómago.
Mientras al interior se llevaba el operativo, la gente afuera expuso los presuntos abusos por parte del subdirector, diciendo que les ha reducido el horario de visita y tampoco puede recibir medicamentos ni atención médica.
Trascendió que también provoca peleas entre los presos y derivado de ellas hace dos semanas hubo apuñalados, hecho que se manejó de manera interna, y si alguna esposa o familiar trata de solicitar ayuda con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) o buscan amparos ante la Fiscalía General del Estado (FGE), los internos sufren de descargas eléctricas y otros castigos.
Este tipo de supuestas torturas ocurren también en el área femenil, incluso víctimas de Alcalá Ancona, quienes ya pagaron su deuda con la sociedad, recordaron las cartas filtradas hace unos meses, donde internas solicitaban ayuda por los supuestos abusos que cometía el funcionario contra ellas.
Al igual que con los hombres, ellas también han sido privadas de alimentos, ropa interior y otros objetos personales.
Lamentablemente, aseguran que el precio que les toca pagar a ellas es sexual, sólo así tienen derecho a toallas femeninas, comida, ropa y agua, sin que alguna autoridad competente haya intervenido.