
Luego de un año de haber sido catalogada como la peor cárcel del país, las cosas no han cambiado y el Cereso de Cancún continúa con ese título, otorgado por el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, realizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
No basta con las declaraciones brindadas por parte del secretario de Seguridad Ciudadana, Contralmirante Julio César Gómez Torres, aceptando las irregularidades en el interior del penal y las denuncias de las familias de los reclusos, ahora el Centro Penitenciario Estatal No. 2 de Cancún continúa siendo la peor cárcel calificada, según encuestas nacionales.

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De acuerdo con la información oficial establecida en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, el Cereso de Cancún terminó con un puntaje reprobatorio de 3.3; además, se supone que tiene una capacidad para resguardar a 885 personas (815 hombres y 70 mujeres), pero según el último estudio, luego de los traslados de reos a la ciudad de Chetumal, quedó con una población de mil 899 personas (mil 755 hombres y 144 mujeres).
Entre los principales problemas que presenta, además del mal estado de las celdas, son las deficientes condiciones materiales y de higiene en todas las áreas.

Otro problema, que recae en las múltiples denuncias de los familiares y es reflejado en el estudio nacional, es la falta de capacitación del personal carcelario, el ejercicio de funciones de autoridad por parte de los internos, la comisión de delitos, la inadecuada clasificación de la población, nulas actividades que ayuden para su posible reinserción social e insuficiencia en la atención para personas con necesidades específicas.
Todo esto deja en claro las condiciones en las que tienen que vivir los reclusos, además de las condiciones que deben enfrentar las familias al visitar dicho lugar.

Con todo y esto, no es suficiente para sumar al expediente los diferentes tipos de maltrato, agresiones y torturas que denunciaron los familiares de los internos ante los medios y la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo).
Para los familiares son motivos suficientes, confirmando que no van a permitir ningún tipo de atropellamiento de sus derechos como visita, y menos agresiones de cualquier índole a los reclusos, señalando que “ya están pagando una condena, no tienen por qué sufrir más”.

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Este estudio no sólo califica de este modo a la penitenciaría de Cancún; de igual manera, deja ver la total falta de atención por parte del Gobierno del Estado, ya que este descenso de calificación se registró en todas las cárceles que hay en la entidad, evidenciando la ingobernabilidad de las autoridades de la entidad.
El Centro de Reinserción Social (Cereso) de Cancún obtuvo una calificación de 3.33, lo que representa un importante descenso, pues en 2022 aprobó de panzazo con 6.23, y la CNDH advirtió las deficiencias en los servicios de salud, la inadecuada separación entre hombres y mujeres, y el hacinamiento, entre otros señalamientos.

El penal en Chetumal obtuvo un 4.56, que es una calificación muy baja en comparación con el 7.05 que logró alcanzar en 2022, y en este penal, de acuerdo con el reporte, tienen que atenderse las condiciones materiales y de higiene de instalaciones para alojar a las personas privadas de la libertad, apuntando que son insuficientes las instalaciones necesarias para el funcionamiento del centro de encarcelamiento.
En el caso de la cárcel de Cozumel, también bajó, ya que de estar con un 8.19 en 2022, el año pasado consiguió un 5.85, ahí la CNDH sugirió atender las deficiencias en la atención a personas adultas mayores y a personas con discapacidad, además de la falta de capacitación al personal de custodia, entre otras.
Respecto al de Playa del Carmen, tuvo 5.64 de calificación, lo que implica una disminución, pues en 2022 consiguió 7.27, por lo que debe atenderse el hacinamiento, la sobrepoblación y son insuficientes los programas para la prevención y atención de incidentes violentos.