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Huracán Milton categoría 5 EN VIVO: Un pescador, la primera víctima de este poderoso fenómeno
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Por José Pinto
13 de Jun de 2024
7 min
Escrito por José Pinto
“Ponchis” es el apodo de Edgar Jiménez Lugo, un adolescente estadounidense de ascendencia mexicana que se hizo famoso en el 2010 por su participación en actividades criminales en México. A los 14 años fue detenido por el Ejército bajo la acusación de ser un sicario al servicio del cártel del Pacífico Sur, algo a lo que el adolescente llamaba “su trabajo”.
Este caso llamó la atención nacional e internacional debido a su juventud y a la naturaleza violenta de los crímenes que se le atribuían, incluyendo asesinatos y decapitaciones. Fue juzgado y condenado a tres años en un centro de detención juvenil, la pena máxima permitida para un menor en México.
Después de cumplir su condena en 2013, el niño fue deportado a Estados Unidos, ya que tenía esa ciudadanía. Lo último que se informó es que estaba bajo un programa de rehabilitación y reinserción para menores en ese país.
Sin duda, su caso marcó un parteaguas en la manera en que los cárteles de drogas reclutan a menores en todo el país. Algunos incluso, con el tiempo, terminan como sicarios y siguen la ruta del “Ponchis”, que sólo tiene dos caminos: la cárcel o la tumba.
Así como este joven, muchos niños que son abandonados, descuidados por sus padres o tutores y que sufren de violencia familiar o abuso terminan en las calles trabajando o enganchados en el oscuro mundo del crimen organizado.
Ayer se conmemoró el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil y si bien son los menos quienes acceden a ese mundo criminal, la realidad es que cualquier niño que trabaja en las calles y abandona la escuela es una víctima potencial de los delincuentes.
La incorporación de niños y adolescentes a los grupos de la delincuencia organizada es un fenómeno que va en aumento en el país. Según el estudio “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos en México” de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), entre mil 490 y 2 mil 577 niños y adolescentes estaban en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos en Quintana Roo durante el 2020.
De acuerdo con estudios realizados por la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), cuatro de cada 10 niños que viven en situación de calle caen en las adicciones y son presa de la delincuencia. Además, las estadísticas señalan que la esperanza de vida se reduce a 22 o 25 años debido al daño físico a su salud.
México enfrenta una situación compleja debido a la enorme desigualdad social y presenta un grave déficit de información en materia de menores que trabajan o son obligados a trabajar. Las autoridades desconocen cuántos se encuentran en esas condiciones y Cancún no es la excepción. Esta situación deriva en delitos como la trata de personas, la explotación infantil o la corrupción de menores.
En Quintana Roo, se estima que podría haber alrededor de 18 mil menores en situación de calle, muchos de los cuales son explotados por familiares o grupos criminales, obligándolos a trabajar o mendigar.
Estas cifras fueron proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su censo más reciente, pero la cifra real seguramente es mucho mayor. La tasa de ocupación no permitida fue del 6.4 por ciento, ocupando el lugar 12 entre las Entidades con menor porcentaje, pero igual sigue siendo preocupante.
Según el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), en su informe sobre la estrategia de atención y protección integral a la niñez y adolescencia en situación de calle 2022-2024, “los datos de población en situación de calle son limitados, ya que el Inegi implementa sus programas de estadística (censos y encuestas) a través de unidades de observación como son viviendas particulares.
En este sentido, la recolección de información respecto de la población en situación de calle es muy compleja y se utiliza un mismo método para identificar a niños trabajadores y niños callejeros. Es decir, no existe una definición clara ni homologada para esta población”, señaló el informe.
Por su parte, la Secretaria Ejecutiva del Sistema de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) de Quintana Roo, Norma Gabriela Salazar Rivera, presentó en noviembre pasado el Sistema de Información Georreferenciada, un esquema que permite identificar zonas de riesgo para personas menores de edad.
Explicó que este proyecto surgió con el objetivo de contar con un sistema georreferenciado de información, con datos estadísticos e indicadores sobre la población de niñas, niños y adolescentes en riesgo de violencia en el Estado.
Por otro lado, la Jefa del Programa Prevención y Atención del Trabajo en Niñas, Niños y Adolescentes del DIF Benito Juárez, Wilma Esther Lamilla Moen, indicó que como medidas de prevención recorren las calles de la ciudad con frecuencia, en algunas ocasiones de manera coordinada con otras instituciones relacionadas con el tema, como el Grupo Especial de Atención a la Violencia Intrafamiliar (Geavi).
Hasta el momento, se cuenta con un padrón de 217 familias que reciben constante apoyo familiar. Además, en lo que va del año 2024 se han detectado un total de 12 niñas, 28 niños, 2 adolescentes mujeres y 7 adolescentes hombres (un total de 49, cinco más que el año pasado) que desempeñan algún tipo de trabajo.
El Geavi, en lo que va del año, ha tenido 26 intervenciones en cuanto al trabajo infantil, mientras que en todo el 2023 tuvo sólo 17 intervenciones, lo que confirma un crecimiento alarmante.
Según el estudio realizado entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2023, se detectaron 127 menores laborando en las calles, pero únicamente en cinco de los 11 municipios. En Benito Juárez: 44 menores laborando en las calles. En Solidaridad eran 45 menores dedicados más que nada al ambulantaje en la vía pública.
En Cozumel, se detectaron 20 menores que principalmente vendían flores a turistas. En Felipe Carrillo Puerto, 13 menores vendían dulces o plantas, pedían limosna o cargaban bolsas. Y en Chetumal, se detectaron cinco menores cuya labor es el ambulantaje y limpieza de parabrisas.
La Directora General del Sistema DIF Benito Juárez, Marisol Sendo Rodríguez, resaltó la importancia de brindar información a docentes, personal administrativo, madres y padres de familia para crear conciencia sobre una vida libre de trabajo en edad temprana y dar a conocer las consecuencias que se generan al llevar a cabo actividades fuera de la edad de los menores y adolescentes.
Advirtió que el trabajo infantil puede inducir a que los niños sean víctimas de adicciones y delincuencia, abandonen sus estudios y presenten cuadros de desnutrición, depresión y baja autoestima.
Carlos Arturo Álvarez Escalera, delegado de la Procuraduría para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Benito Juárez, explicó a Por Esto! que su labor fundamental para evitar que haya más niños en situación de calle es brindar asesorías en materia familiar y penal. También intervienen cuando hay reportes de violencia, abandono o cuando se vulneran los derechos de los menores. Reconoció que la situación es compleja, pues tienen varios adolescentes en la Casa de Asistencia Temporal (CAT).
Señaló que al ser una ciudad de población flotante, el censo de menores migrantes varía, y esta situación es cada vez más frecuente debido al grave fenómeno social de la migración, ya que es un lugar de tránsito. Para abordar esto, trabajan en coordinación con el Instituto Nacional de Migración (INM).
Por su parte, Alfredo Hatchet, responsable del tratamiento y rehabilitación en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Cancún, mencionó que la principal problemática de los jóvenes que atienden por adicciones es la depresión y la ansiedad causadas por diversas razones como el desinterés de los padres.
Respecto a la migración, recordó que hace dos años llegó mucha población de Venezuela, coincidiendo con el éxodo masivo. También atendieron a jóvenes de Cuba, Haití y República Dominicana, en la mayoría de los casos, atendiendo al núcleo familiar completo.
Cancún se ha convertido en un sitio ideal para el arribo de migrantes, principalmente de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Cuba o Colombia, entre otros. Es una de las ciudades con más solicitudes de refugio, pero actualmente no existe un censo certero de los niños migrantes que llegan de otros estados o países.
Quintana Roo se ubica como una entidad con alta atracción migratoria. En lo que va del año, sólo se ha detectado a un menor migrante, quien no estaba solo ni trabajando, sino que estaba con su padre y fue canalizado al INM.
El año pasado fueron detectados 63 migrantes entre niños y padres, en su mayoría centroamericanos, algunos de ellos trabajaban vendiendo dulces en la zona de El Crucero y vivían en asentamientos irregulares.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con base en la más reciente Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes estaban en situación de trabajo infantil.
De ellos, el 48.6 por ciento (1.8 millones) se desempeñaba en ocupaciones no permitidas; el 42.9 por ciento por ciento (1.6 millones), en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, y el 8.5 por ciento (318 mil), en ambos tipos de actividades.
Tres de cada 10 niñas, niños y adolescentes que trabajan no asistían a la escuela. El porcentaje aumentó entre los niños, con un 32.0 por ciento que no lo hacía, mientras que entre las niñas, el 27.0 por ciento estaba en esta condición.
Según el abogado penalista Miguel Ángel Kim Martínez, los tipos de explotación infantil, como el laboral, se deben a la falta de oportunidades para los padres, pero el asunto es multifactorial y el entorno social es fundamental.
Explicó que, aunque el artículo 4 de la Constitución los protege, hace falta más acción por parte de las autoridades para crear mejores oportunidades, ya que sin duda, los niños son vulnerables a caer en manos de la delincuencia organizada.
En muchas ocasiones, los menores son atraídos por miembros de la delincuencia con la promesa de ofrecerles trabajo, sin saber que éste implica vender drogas o reclutar a más jóvenes para el crimen organizado. La necesidad, el hambre y el abandono hacen que estos jóvenes caigan en las garras de células criminales.
GC
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