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Se presentó este miércoles el polémico proyecto hotelero y comercial Aldea Nizuc, en la tercera sección de la Zona Hotelera de Cancún, dentro de un predio que forma parte del Área Natural Manglares de Nichupté, pero que gracias a recovecos legales logró obtener las autorizaciones de Impacto Ambiental,titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
Carlos Kamkhaji, presidente y fundador de Pulso Inmobiliario y presidente de Aldea Nizuc, reconoció en conferencia de prensa que el predio, donde ya se construye Aldea Nizuc, se encuentra dentro un Área Natural Protegida, “pero excluido” de las limitantes ambientales que habrían impedido el relleno de vegetación forestal colindante con una enorme zona de humedales y manglares, como el que tuvo que hacerse para desplantar todo el complejo.
La primera etapa de este complejo incluye una de cinco torres de 16, centro comercial, un centro de espectáculos, así como un centro de bienestar o wellness, todo ello apenas a 70 metros de la Laguna Nichupté.
De hecho, dentro de las 10 hectáreas que abarcará la Aldea Nizuc, se encuentra una zona de alrededor 3 mil metros cuadrados de manglar que, según el fundador de Pulso Inmobiliario, será conservada intacta, pues además se trata de una especie amenazada y protegida por el artículo 60 Ter de la Ley General de Vida Silvestre.
El proyecto ya comenzó a comercializarse, al menos las 42 unidades en tiempo compartido o fraccional que forman parte de la primera torre ya en construcción, con precios que van desde los 1.6 hasta los 2.6 millones de pesos, con derecho a poderlas ocupar desde 4 hasta 12 semanas al año.
Araceli Domínguez, presidenta de Grupo Ecologista del Mayab, recordó que ella misma promovió diversos recursos contra la autorización de impacto ambiental entregada en 2006 a este polémico desarrollo ubicado dentro de una reserva natural, por los riesgos que supone para este hábitat, independientemente de las argucias legales para lograr que las 10 hectáreas que conforman todo el proyecto quedaran fuera de la poligonal que abarca Manglares de Nichupté.
La activista asegura que fue a través de modificaciones a los programas urbanos de desarrollo (PDU), aprobadas por distintas administraciones municipales, que se logró que dicho terreno quedase fuera de la reserva natural, sin considerar el impacto que tendrá en el frágil entorno tanto por el tema de drenaje y tratamiento de aguas negras, así como por la saturación de las vialidades de la zona hotelera de Cancún, saturada desde hace más de 10 años.
“Cada que entra un nuevo presidente municipal, cambian los PDU, en función de los intereses económicos y políticos, entonces así no se puede garantizar que esta ciudad sea mejor de ninguna manera”, expuso la activista.
Añadió que lo que nadie toma en cuenta es que conforme crece y crece la oferta hotelera en la zona hotelera de Cancún, no se le ha invertido un sólo peso desde hace más de 10 años a la construcción de una nueva planta de tratamiento de aguas negras, pues las tres que ya existen en Cancún se encuentran más allá del límite de su capacidad.
Recordó que el impacto en la capacidad no sólo de las plantas de tratamiento, sino en el drenaje tanto sanitario como pluvial se encuentra rebasado, y a ello debe sumársele que están por entrar en operación otros grandes monstruos hoteleros como lo son el Grand Island de 3 mil cuartos, también en la tercera etapa de la zona hotelera, así como un nuevo hotel de la familia Chapur, con otras mil 800 habitaciones.
“No hay respaldo urbano para esta infraestructura hotelera, es como el desdoblamiento de los efectos secundarios de un hotel; pues mientras se construye un nuevo centro de hospedaje, se desdobla si impacto en la ciudad, por vivienda, drenaje, agua y todos los servicios urbanos”, añadió la presidenta de Gema.
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HS